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Consume con responsabilidad: reduce, reutiliza, recicla y recupera

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Izaskun Uzcanga
Santo Domingo

La educación para el desarrollo sostenible (EDS) es un proceso de formación continua de una ciudadanía informada e implicada, que disponga de herramientas creativas para la resolución de los problemas, una cultura científica y social, y el compromiso de protagonizar actuaciones responsables, tanto individuales como colectivas. Estas actuaciones ayudarán a garantizar un futuro sostenible considerando todos los ejes de la sostenibilidad: social, ambiental y económica.

El objetivo de educar bajo esta perspectiva de desarrollo sostenible busca ayudar a los niños y jóvenes a evaluar críticamente el consumo de cosas, determinar sus necesidades y sus deseos y reconocer su rol en la sociedad mediante el análisis del ciclo de vida de diferentes objetos.

En la educación para el Desarrollo Sostenible, el conocimiento debe llevar a la acción

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La educación para el desarrollo sostenible tiene el potencial necesario como herramienta para construir unos puentes más sólidos entre las escuelas y las comunidades. Aunque la expresión «educación para la sostenibilidad» se ha ido construyendo a partir de la educación ambiental, actualmente se nutre también de distintos movimientos como: la educación global, la educación económica, la educación para el desarrollo, la educación multicultural, la educación para la conservación, la educación al aire libre, la educación sobre el cambio climático y otras. La educación para el desarrollo sostenible es por tanto amplia y abarca distintos enfoques.

El reto que se nos presenta es el de fomentar y apoyar programas amplios, cuyas personas destinatarias asuman el compromiso de mantener comunidades sostenibles desde el punto de vista social, ambiental y económico. Hasta la fecha, el trabajo ha sido realizado en gran medida, por la educación ambiental. En el futuro, este trabajo debería centrarse en la educación global, en cuyo marco el desarrollo sostenible constituye un componente esencial.

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La Tierra es nuestro hogar. Dependemos de ella para nuestra existencia de muchas maneras. Sus recursos nos alimentan y nos proporcionan los materiales para mantener nuestra forma de vida. Incluso los pequeños cambios en los sistemas de la Tierra han tenido influencias importantes en las sociedades humanas y en el curso de la civilización. Comprender estos sistemas y cómo interactúan con nosotros es vital para nuestra supervivencia.

¡Revisando nuestros residuos!

Cada vez más, vemos que los residuos que producimos los seres humanos están hechos de plástico: empaques de alimentos, utensilios de aseo e incluso textiles, están hechos de plástico y sus derivados.

Un buen porcentaje de estos residuos terminan en los ríos y en los océanos. Seguramente han visto imágenes y videos de animales marinos que han muerto por comer plástico o que han sido atrapados en los residuos que flotan en nuestros océanos.

Comprender los impactos de este material en los ecosistemas marinos es una tarea que realizan biólogos e ingenieros ambientales.

Estos, con ayuda de otras disciplinas como la mecánica y el análisis de datos, pueden monitorear el plástico en el planeta y pensar en soluciones para limpiar nuestros mares. Por ejemplo, una fuente de contaminación por microplásticos son los productos cosméticos y de aseo, muchos productos de aseo contienen micro perlas que son partículas de menos de 1 mm de diámetro. Estas partículas están hechas de polietileno o de otros plásticos. Estas perlas se usan en cremas exfoliantes, dentífricos y productos de salud.

También es importante destacar que no todos los desechos se pueden reciclar y no se les manipula de la misma manera y en muchos lugares se usan diferentes zafacones para los diferentes tipos de residuos.  Separar a mano los diferentes residuos reciclables puede ser tedioso, en muchas casas no hay espacio para tener 4 zafacones diferentes y al final resulta muy complejo reciclar. Sin embargo, y aunque al final el traslado de estos residuos los haga el mismo camión, el trabajo de separación, una vez que llega al vertedero, es más fácil si hacemos una clasificación de estos desperdicios en nuestros hogares.  En nuestro país existen muy pocas plantas para la separación de los residuos, y este es un trabajo que queda en manos de los llamados “buzos”, quienes son personas que recuperan cosas de valor que pueden ser recicladas o reutilizadas.

A menudo usamos materiales que contaminan y que podrían ser reemplazados. El diseño industrial y la química de alimentos son carreras que cooperan en desafíos como el de cambiar los empaques.  Es importante entender aspectos sobre los materiales, pero también sobre las propiedades de los alimentos y además crear productos que sean atractivos y que ayuden a vender los productos. Una combinación de ciencia, tecnología, artes y mercadeo está detrás de muchos de los empaques de alimentos que consumimos.

Las personas usamos cientos de objetos hechos de plástico en nuestras vidas diarias y este material no se descompone naturalmente.  Una buena cantidad del plástico que inunda nuestro planeta viene de los empaques de alimentos. En los últimos años hemos aumentado considerablemente el empaquetado de la comida para mejorar su calidad, facilitar su transporte y hacerla más atractiva.

El plástico es el material más usado para empaquetar los alimentos, pero, ¿puede este material ser reemplazado por otras formas más amigables con el ambiente? Ingenieros, diseñadores y otros profesionales investigan todos los días para ofrecer alternativas ecológicas a los empaques de los alimentos.

El papel de los científicos es comprender cómo se descomponen los diferentes materiales. Los microbiólogos estudian los hongos y bacterias que descomponen los residuos, incluso algunos no orgánicos como derivados del petróleo. Los microorganismos tienen capacidades metabólicas excepcionales que nos pueden ayudar a limpiar el planeta.

Una vez los desechos de la escuela son recogidos, estos van a diferentes centros de acopio. Algunos van a plantas de reciclaje, otros a rellenos sanitarios, otros son dejados en botaderos al aire libre.

¿Qué les pasa a los residuos cuando se dejan al aire libre? ¿Cambian todos de la misma manera?

Los materiales se descomponen debido a los factores naturales; los microorganismos, el agua, el viento, entre otros, van descomponiendo el material hasta que las materias primas vuelven a la naturaleza. Sin embargo, este proceso puede ser muy largo para algunos materiales.

Desde la antigüedad, los seres humanos han observado que los suelos sanos y fértiles suelen tener muchas lombrices, pero solo hasta comienzos del siglo pasado, se empezaron a usar estos animales como una tecnología para el mejoramiento de la calidad del suelo.

La lombricultura es una tecnología que se usa ampliamente para mejorar la calidad del suelo y para disponer adecuadamente los desechos orgánicos. Un animal en particular trabaja muy duro para reciclar los nutrientes y ofrecer a las plantas un suelo fértil. Por supuesto, estamos hablando de las lombrices de tierra. Muchos cultivos usan ahora la lombricultura para obtener estos beneficios. Por un lado resuelven el problema del manejo de residuos vegetales y por el otro obtienen abonos orgánicos (humus) que alimentan sus cultivos y bajan los costos de comprar fertilizantes químicos.

La ingeniería agrícola se ocupa de llevar las mejores tecnologías y prácticas para mejorar la producción en el campo, incluyendo la producción de humus o de gas para otros procesos a partir de desechos. Las plantas necesitan suelo fértil para crecer y muchos de esos nutrientes vienen del proceso que hacen pequeños animales del suelo.

Como ves, nuestros hábitos de consumo nos conectan con el mundo y con otras personas, por ejemplo, mediante las cosas que compramos, tenemos y desechamos. A veces pensamos que comprar o pedir algo es una situación que solo nos afecta a nosotros y a nuestra familia, pero que incluso, actos pequeños como comprar un dulce o un juguete puede tener un gran impacto, sobre todo si pensamos que en el mundo viven miles de millones de personas que también compran y desechan cosas. Podemos cambiar nuestros hábitos, consumiendo menos cosas, siendo conscientes de lo que compramos y reusando algunos objetos.

Podemos llevar a cabo algunas acciones, por ejemplo, formar un club ambiental en tu institución educativa o hacer anualmente campañas para reducir el uso de recursos. El desarrollo sostenible es una necesidad de todos, y solo si nos hacemos conscientes desde jóvenes que nuestras acciones tienen impactos más allá de lo inmediato podremos actuar para garantizar un futuro mejor. El consumo es nuestra forma de actuación más sencilla pero también más frecuente.

Cada vez que compramos o desechamos algo nos conectamos con el mundo y de la misma manera, cada vez que elegimos consumir de forma más responsable ayudamos a nuestro planeta.

Fuente: Guía de Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible Fundación Propagas

Fuente: Informe Anual Fundación Propagas 2019-2020

Fuente: Libro Concurso Literario Letra Natural. Fundación Propagas.

Fuente: https://www.elmundoecologico.es/wp-content/uploads/2021/01/cuanto-tiempo-tardan-en-desaparecer-los-residuos-1920×2765.jpg

 

 

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