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Nació en Santa Cruz del Seybo, el veintiséis o el veintisiete de junio de 1786, hija de Antonio Díez, natural de la villa de Osorno, en la provincia de Palencia, España, y de Rufina Jiménez Benítez, de Santa Cruz del Seybo.
Se casó hacia 1800 con Juan José Duarte, posiblemente en Mayagüez, Puerto Rico, según supone el notable historiador Vetilio Alfau Durán. Tuvo tres hermanos: Antonio, Mariano y José Acupérnico, y ocho hijos: Vicente Celestino, Juan Pablo, Filomena, Rosa, María Francisca, Manuel, Ana María y Sandalia. Murió en Caracas el treinta y uno de diciembre de 1858.
De ella dice Alfau Durán: “El hecho solo de haber dado a la Patria y ¿por qué no? a la América, un hombre de la altura moral y política de Juan Pablo Duarte, le da pleno derecho a doña Manuela Díez a ocupar un puesto distinguido en el grupo selecto de las mujeres de la Independencia. Pero hay que consignar, en honra de la verdad histórica, que a causa del apostolado de su hijo, cual otra dolorosa, sacrificó su patrimonio, derramó lágrimas amargas, sufrió persecuciones sin cuento hasta ser arrojada para siempre, en unión de sus hijos huérfanos, a llorar su viudez y a terminar su vida en una tierra extraña, en cuyo suelo se confundieron en lamentable y doloroso olvido sus huesos venerables…”.
En La Madre de Duarte, un poema de Ramón Emilio Jiménez, éste expresa: “Manuela Díez Jiménez ¡quién ayer te dijera / que tu ser había sido por Dios predestinado / para que de él naciera el héroe inmaculado / que dio a la democracia del mundo otra bandera! / Fuiste para el Patriota como una sementera, / alma de redención, carne de apostolado, / y como barro puro que encierra oro preciado, / oro de libertad tan noble entraña era…”.
La calle Manuela Díez se extiende desde la Albert Thomas, en María Auxiliadora, hasta la Hermanos Pinzón, en Villa Consuelo.
TEXTO Angela Peña