Existe una compleja relación entre sociedad y escuela ya que la sociedad es el resultado de la escuela que hemos permitido tener y la escuela es lo que la sociedad ha querido que sea.
Como ya sabemos la sociedad está constituida por un conjunto de personas que habitan un territorio, que hablan un mismo idioma y tienen una misma cultura. En la institución educativa es donde se fomenta la educación, que es el motor que impulsa el desarrollo de toda sociedad. Desde el sistema educativo dominicano se han hecho ingentes esfuerzos para mejorar la calidad educativa, sin embargo los resultados los veremos a largo y mediano plazo y que se reflejarán en cambios significativos para nuestra sociedad.
Esto quiere decir que no puede existir una buena sociedad, sino existe una buena educación. La sociedad y la educación forman el carácter de la persona. El buen funcionamiento de una institución educativa depende de aquello que la sociedad quiera conceder y admitir en el momento más importante, según sus ideales y posibilidades de acción.
Las instituciones educativas juegan un papel preponderante en la sociedad, el cual se encuentra determinado por las condiciones particulares del contexto histórico- socio-cultural donde se encuentra cada institución educativa. La escuela debe y puede hacer nuevos compromisos con la sociedad. El contrato fundacional debe repensarse por los continuos cambios de la sociedad, es el momento de redefinir, los roles, tareas, derechos y obligaciones que deben asumirse dentro de la escuela, además debe democratizarse el saber, más aún en la era de las TIC, es por esto que el contrato fundacional debe redefinirse.
El papel de la escuela debe encaminarse a democratizar el saber, transmitiendo a tiempo el desarrollo científico y tecnológico, garantizando recursos para mantener el patrimonio cultural de los pueblos, creando un modelo de gestión en el que la sociedad pueda participar, por tanto, se debe fomentar la participación activa de la sociedad al proceso educativo, formando comunidades de aprendizaje, acercando la familia a la escuela, incrementando el sentido de pertenencia al centro educativo.
Es por tanto, que se debe empezar por integrar la familia a la escuela, pero esta integración debe ser en base a una participación activa de los padres al aprendizaje de sus hijos. Se tiene la errónea concepción de que la escuela es la única institución que enseña, sin embargo los estudiantes demuestran en las aulas más aprendizajes empíricos de lo que aprenden en los centros educativos. Los estudiantes llegan a los centros educativos con valores y conocimientos que son extraídos de las experiencias familiares y sociales.
En conclusión, puedo decir que es necesaria una relación eficaz con la sociedad, para de esta forma buscar solución conjunta a las problemáticas que enfrentan las instituciones educativas.
Fuente: https://www.eoi.es/