Simple y sencillamente la actividad constructiva no sería posible sin conocimientos previos que permitan entender, asimilar e interpretar la información nueva para luego, por medio de ella, reestructurarse y transformarse hacia nuevos posible
Las estrategias que preferentemente deberán emplearse al inicio de cualquier secuencia didáctica, o bien antes de que los aprendices inicien cualquier tipo de actividad de indagación, discusión o integración sobre el material de aprendizaje propiamente dicho, sea por vía individual o colaborativa. Para hacer un buen uso de ellas se debe tomar en cuenta (Cooper, 1990):
• Identificar previamente los conceptos centrales que van a aprender los alumnos.
• Tener presente qué es lo que se espera que aprendan.
• Explorar los conocimientos previos pertinentes de los alumnos para decidirse por activarlos (cuando existan evidencias) o por generarlos (cuando los alumnos poseen escasos conocimientos previos o que no los tienen).
Actividad focal introductoria
Por actividad focal introductoria entendemos aquellas estrategias que buscan atraer la atención de los alumnos, activar los conocimientos previos o incluso crear una apropiada situación motivacional de inicio. Los tipos de actividad focal introductoria más efectivos que pueden utilizarse son aquellos que presentan situaciones sorprendentes, incongruentes o discrepantes con los conocimientos previos de los alumnos. Un ejemplo de actividad focal introductoria que puede plantearse antes de tratar el tema de materiales conductores o aislantes.
Las funciones centrales de esta estrategia serían las siguientes:
• Plantear situaciones que activan los conocimientos previos de los alumnos, la estrategia se acompaña de participaciones de los alumnos para exponer razones, hipótesis, opiniones, explicaciones, etc.
• Servir como focos de atención o como referentes para discusiones posteriores en la secuencia didáctica.
• Influir de manera poderosa en la atención y motivación de los alumnos.
Discusiones guiadas.
En este caso se trata de una estrategia que requiere de una cierta planificación previa cuidadosa, aunque no lo parezca.
Cooper (1990) define la “discusión” como “un procedimiento interactivo a partir del cual profesor y alumnos hablan de un tema determinado.
Los puntos centrales que deben considerarse en la planeación y aplicación de una discusión son los siguientes (Wray y Lewis,2000):
• Tener claros los objetivos de la discusión y hacia dónde se quiere conducir el aprendizaje de los nuevos contenidos que se abordarán posteriormente.
• Introducir la temática central del nuevo contenido de aprendizaje y solicitar a los alumnos que expongan lo que saben de ésta.
• Para la discusión, se recomienda elaborar preguntas abiertas que requieran más de una respuesta afirmativa o negativa.
• No sólo se debe conducir a la discusión sino también participar en ella-
• Manejar la discusión como un diálogo informal en un clima de respeto y apertura.
• No dejar que la discusiones demore demasiado ni que se disperse; ésta debe ser breve, bien dirigida y participativa.
• Los conocimientos previos pertinentes, pueden anotarse en el pizarrón, en un acetato o en una diapositiva.
• Cerrar la discusión y elaborar un resumen donde se consigne lo más importante y que hagan comentarios finales.
Actividad generadora de información previa.
Es una estrategia que permite a los alumnos activar, reflexionar y compartir los conocimientos previos sobre un tema determinado a través de una lluvia de ideas o tormenta de ideas.
(Wray y Lewis, 2000). Cooper (1990) propone las siguientes actividades:
Introduzca la temática central de interés.
Solicite a los alumnos que anoten todas o un número determinado de ideas que conozcan sobre dicha temática. Si los alumnos ya saben elaborar mapas conceptuales o algún tipo de representación gráfica conocida, puede solicitarse que elaboren uno con las ideas de la lista. Marque un tiempo limitado para la realización de la tarea.
Pida a cada alumno o al grupo, que lean o presenten sus listas.
Discuta la información recabada, señale la información errónea; hay que poner atención en las llamadas concepciones alternativas que los alumnos poseen (Pozo, 1994).
Recupere las ideas y origine una discusión breve relacionada con la información nueva que se va a aprender. Puede concluir la actividad marcando el objetivo del episodio instruccional a seguir o hacer que los alumnos lo descubran con su ayuda.
Tanto la discusión guiada como la actividad generadora de información previa deben ser breves.
Objetivos o intenciones como estrategias de enseñanza
Los objetivos o intenciones educativas son enunciado que describen con claridad las actividades que se orienten conseguir en el aprendizaje de los alumnos al finalizar una experiencia, sesión, episodio o ciclo escolar de manera acertada Coll y Bolea (1990) señalan que cualquier situación educativa se caracteriza por tener cierta intencionalidad.
Desde la perspectiva del docente, los objetivos tienen un papel central en las actividades de planificación, organización y evaluación, pero en esa ocasión vamos a situarnos en cómo los objetivos pueden actuar como auténticas estrategias de enseñanza.
Es necesario formular los objetivos si queremos usarlos como estrategias de enseñanza, de modo tal que estén orientados hacia los alumnos y que sean comprensibles para ellos, es pertinente puntualizar que deben ser elaborados en forma directa y clara utilizando una adecuada redacción y vocabulario apropiados al alumno, es necesario dejar claro en su enunciación las actividades, los contenidos y/o resultados esperados.
Las actividades que se expresen en los objetivos deberán ser aquellas que persigan el logro de aprendizajes significativos.
Actividades como explicar, justificar, aplicar, extrapolar, discutir, analizar, valorar críticamente, etc., un tema cualquiera, permiten poner en evidencia aprendizajes con comprensión.
Las funciones de los objetivos como estrategias de enseñanza son los siguientes:
Usarlos como marcos o como elementos orientadores del proceso de aprendizaje, además hay una contextualización conjunta entre profesor y alumnos.
A partir de ellos, generar expectativas apropiadas en los alumnos y hacer que lo se va a aprender y evaluar adquiera sentido.
Permitir que los alumnos formen criterios sobre lo que se espera de ellos durante y al térmZino de una clase, secuencia didáctica o curso.
Mejorar considerablemente el aprendizaje intencional. El aprendizaje es más exitoso si el aprendiz es consciente de la finalidad de las actividades pedagógicas.
Proponemos las siguientes recomendaciones para el uso de los objetivos como estrategias de enseñanza:
• Cerciórese de que son formulados con claridad, señalando la actividad, los contenidos y/o los criterios de evaluación.
• Comente con los alumnos los objetivos antes de iniciar cualquier actividad de enseñanza-aprendizaje.
• Exprese el sentido del planteamiento (por qué y para qué) de los objetivos.
Cuando se trata de una clase, el objetivo puede ser un enunciado verbalmente o de forma escrita. No enuncie demasiados objetivos, porque los alumnos pueden perderse o desear evitarlos antes de aproximarse a ellos. Es mejor mencionar uno o dos objetivos bien formulados y globalizadores sobre los aspectos cruciales de la situación de enseñanza.
Fuente: rosberzunza.blogspot.com.co