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Qué hacer si mi hijo responde mal en clase a sus profesores?

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Cuando hay problemas en el colegio, derivados de que un hijo responde mal a sus profesores, la solución más práctica vendrá del diálogo y el refuerzo positivo. Una vez más, hay que recordar que la amenaza y el castigo no constituyen un buen camino educativo.

 

‘Mi hijo responde mal en clase a sus profesores’, es una afirmación que se escucha con frecuencia de parte de muchos padres. ¿Cuál es el modo correcto de actuar para corregir esta situación?

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Muchos padres se desesperan, se culpan entre sí y se acusan de ser demasiado permisivos y tolerantes. Otros entienden que el problema es la escuela y los profesores. Y también los hay que castigan al hijo, gritan y amenazan; realmente estos métodos no conducen a nada positivo, ni en este ni en ningún otro conflicto.

La calma, el sentido común y la paciencia son los tres ingredientes fundamentales a la hora de abordar este problema. Los padres deben acompañar al niño y al adolescente en cada etapa de su desarrollo. Reconocer que un hijo responde mal en clase a sus profesores es el primer paso para una educación correspondiente.

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¿Por qué mi hijo responde mal en clase a sus profesores?

Hay edades en las que los niños o adolescentes no saben canalizar sus enojos y frustraciones y reaccionan como pueden. Son explosivos, sanguíneos, espontáneos; necesitan sentirse seguros y dueños de la situación, pues están reafirmando su personalidad.

Los jóvenes intentan desprenderse emocionalmente de los adultos y se sienten dueños de la verdad; ya no son complacientes y todo lo discuten.

Con ello, surgen las malas contestaciones que, en cierto sentido, sustituyen a las rabietas de cuando eran más pequeños. Ellos ejecutan esta actitud casi sin pensar, impulsivamente.

 

¿Qué saber si un hijo responde mal en clase a sus profesores?

Si mi hijo responde mal en clase a sus profesores, como padre debo entender que esa reacción es una manifestación de lo que está sintiendo. No es un comportamiento voluntario, no lo hace para molestar intencionalmente ni al profesor ni a los padres.

Aunque algunos castigos pueden contribuir a la moderación de este tipo de conductas, no son la mejor solución. Lo que los niños y adolescentes necesitan de los adultos es una ayuda inteligente y no una reacción violenta.

Para lograr corregir esta actitud que tanto molesta a profesores y a padres, es necesario tiempo. Se trata de ayudar al niño o adolescente a pensar inteligentemente antes de actuar. Es un camino que requiere paciencia y persistencia, y sobre todo, mucha tolerancia y amor.

“La calma, el sentido común y la paciencia son los tres ingredientes fundamentales a la hora de abordar este problema”

¿Cómo proceder en estas situaciones?

Todos los padres desean que sus hijos sean críticos y que desarrollen comportamientos que serán imprescindibles en la vida adulta. Por tanto, el objetivo no es transformar al niño o adolescente en una persona sumisa que no expresa sus pensamientos o emociones.

 

Fuente: eresmama.com

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