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El 4 de julio de 1861, fueron fusilados en el cementerio de San Juan de la Maguana, el prócer Francisco del Rosario Sánchez y un grupo de patriotas que lo acompañaron en una incursión al país en junio de 1861, para luchar contra la Anexión de la República Dominicana a España.
Francisco del Rosario Sánchez, había sido herido el día anterior al caer en una emboscada en el Cercado.
El 3 de julio de 1861, un Consejo de Guerra, encabezado por el general Domingo Lazala, condenó a muerte al prócer Francisco del Rosario Sánchez y al grupo de patriotas que lo acompañó. Además de Sánchez fueron condenados a la pena capital Juan Erazo, Benigno del Castillo, Francisco (Cefiro) Martínez, José Antonio Figueroa, Juan Dragón, León García, Segundo Alcántara, José Corporán, Pedro Zorrilla, José de Jesús Paredes y Juan Gregorio Rincón.
También fueron condenados a muerte Rudecindo de León, Manuel Baldemora, Epifanio Jiménez, Romualdo (Tani) Montero, Domingo Piñeyro y Félix Mota. Francisco del Rosario Sánchez había entrado al país por el valle de San Juan de la Maguana, en junio de 1861, para luchar contra la anexión de la República a España.
El general José María Cabral, quien formaba parte del plan de Sánchez, logró huir y se refugió en la vecina República de Haití.
La sentencia del tribunal militar fue ejecutada el día 4 de julio de 1861, cuando Sánchez y sus compañeros fueron fusilados en El Cercado.
Desde que se enteró de los planes del Presidente Pedro Santana para anexar el país a España, Francisco del Rosario Sánchez inició un movimiento con el propósito de impedirlo. Luego dejó su exilio en Saint Thomas y llegó a Haití, para desde allí entrar al territorio nacional.
El 20 de enero de 1861, el prócer dirigió una proclama al pueblo dominicano, en la que denunció:
“El déspota Pedro Santana, el enemigo de nuestras libertades, el plagiario de todos los tiranos, el escándalo de la civilización, quiere eternizar su nombre y sellar para siempre nuestro baldón, con un crimen casi nuevo en la historia. Este crimen es la muerte de la patria. La República está vendida al extranjero y el pabellón de la cruz, muy presto, no tremolará más sobre vuestros alcázares”.
Asimismo, Francisco del Rosario Sánchez anotó:
“He creído cumplir con un deber sagrado, poniéndome al frente de la reacción que impida la ejecución de tan criminales proyectos y debéis concebir, desde luego, que en este movimiento revolucionario, ningún riesgo corren la independencia ni vuestras libertades cuando lo organiza el instrumento de que se valió la providencia para enarbolar la primera bandera dominicana”.
En la proclama Sánchez llamó la atención de los dominicanos:
“He pisado el territorio de la República entrando por Haití, porque no podía entrar por otra parte, exigiéndolo así, además, la buena combinación, y porque estoy persuadido, que esta República, con quien ayer cuando era imperio, combatíamos por nuestra nacionalidad, está hoy tan empeñada como nosotros porque la conservemos merced a la política de un gabinete republicano, sabio y justo”.
“Más, si la maledicencia buscare pretextos para mancillar mi conducta, responderéis a cualquier cargo, diciendo en alta voz, aunque sin jactancia, que Yo Soy la Bandera Dominicana”.
Sánchez llegó a Haití en abril de 1861 y logró reclutar a dominicanos exiliados y obtener recursos para formar una fuerza expedicionaria de 500 hombres”.
Tan pronto se produjo la Anexión de la República a España, el 18 de marzo de 1861, surgieron protestas en distintas comunidades del país.
El 2 de mayo José Contreras con y un grupo de ciudadanos de Moca, tomaron el cuartel militar de la comunidad, pero luego fueron detenidos y fusilados por las fuerzas militares del Gobierno anexionista.
Los actos de represión no lograron acabar con el movimiento que culminó con el grito de Capotillo, con el que se proclamó la Restauración de la República, el 16 de agosto de 1863.
El 10 de julio de 1865 se inició la salida de los remanentes militares españoles que permanecían en el país.
Francisco del Rosario Sánchez se distinguió por su valor y patriotismo. Su sacrificio más que una nota desalentadora, se convirtió en una causa para luchar sin tregua contra la Anexión.
Fuente: historiadominicanaengráficas