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Se estima que en nuestro país hay al menos 1,400,000 personas con discapacidad y que el 10% de las pcd que hay en nuestro país tienen discapacidad auditiva; o sea, aproximadamente 140,000 personas sordas.
“Para las personas sordas, el acceso a la lengua de señas es clave para romper las barreras de comunicación y poder participar en la sociedad como cualquier otra persona”, dijo Lea Labaki, investigadora junior de derechos de las personas con discapacidad para Human Rights Watch.
Se dice que si las personas sordas estuvieran reunidas en un solo lugar, formarían la cuarta nación más grande ¡del mundo! Solo en España, en 2014, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Consejo Nacional de Población indicó que de los el 6% de del país, unos siete millones de personas poseen diversidad funcional auditiva, por lo que no son una minoría, sino una población que merece ser entendida por todos. Quizá por eso no es una locura afirmar que, si todos supiéramos lengua de señas, haríamos de la Tierra un planeta más inclusivo en materia de comunicación, servicios y educación.
Enseñar, conocer y entenderse con soltura en lengua de señas es fundamental para la inclusión, pues sin ella, las personas con discapacidad auditiva pierden el acceso a la información y a la interacción diaria con amigos o seres queridos. Pero el conocimiento de esta es limitado, y las barreras, muy altas para quienes tan solo ir al médico supone una carrera de obstáculos. Por suerte, existen muchas iniciativas para garantizar la inclusión: programas de formación para funcionarios y docentes, cursos gratuitos a jóvenes, incluso aplicaciones móviles para practicar de forma individual.