Ser docente del nivel inicial es ser una “mamá gallina”. Es atender a las necesidades colectivas e individuales de esas personitas que se te confían durante un año escolar completo y de las cuales te haces parte porque debes velar por su bienestar físico, emocional e intelectual.
Mayelin Laureano es maestra de educación inicial y descubrió su vocación siendo muy niña cuando ayudaba a sus hermanos más pequeños a hacer las tareas. Fue en ese proceso de orientación y explicación donde descubrió que tenía talento para enseñar.
Al comprender que la docencia era su pasión no se quedó de manos cruzadas: “Cuando estaba cursando el bachillerato fui a un colegio para que me permitieran trabajar, allí fue mi primera experiencia como ayudante en inicial. La docente me asesoró muy bien, ahora me doy cuenta que fue una experiencia muy bonita que me dejó un excelente aprendizaje”.
La educación inicial requiere necesariamente de momentos lúdicos. Si el niño no siente esa energía en el ambiente puede que se niegue a agarrar el lápiz o a leer cuando llegue ese momento. Las canciones y las historias forman parte del día a día en la educación inicial. No se concibe una clase sin un cuento dramatizado, un audiovisual o una canción. Esos son los momentos que dan color, que inyectan vida a nuestra planificación.
Es por ello que cuando Mayelin entra al aula de clases lo primero que hace es iniciar el día con una oración, a continuación pregunta a los niños si tienen alguna experiencia que compartir con sus demás compañeros, después les pregunta sobre el estado del tiempo y la fecha, luego canta varias canciones que vayan acorde con la clase que tiene preparada para el día, continua leyendo una historia o un cuento corto y en seguida inicia la clase del día.
De su profesión considera que lo más importante es darle amor y atención a los niños “porque en algunas ocasiones los niños llegan llorando o con sueño y si le prestamos atención nos damos cuenta que le pasa algo y ellos muchas veces quieren que le escuchemos y le prestemos atención”.
Pensar que ser maestro de educación inicial es tarea fácil no es justo. Es una experiencia muy interesante, pero no por ello podríamos decir que es fácil. Los niños pequeños un día aman la escuela y otro día no quieren pisar el aula, por eso el maestro de educación inicial tiene que reinventarse constantemente, tiene que buscar mil y una estrategias para hacer de su clase un momento enriquecedor, pero divertido.
La comunicación con los padres en este nivel es indispensable para lograr que el niño se sienta seguro. Cuando la maestra menciona a papi y a mami en el aula, el niño reconoce al maestro como una persona en la que puede confiar.