El suicidio es muy poco frecuente antes de la pubertad y es principalmente un problema asociado a la adolescencia, en particular entre los 15 y los 19 años de edad, y a la vida adulta. No obstante, el suicidio también se da en preadolescentes, y este problema potencial no debe ser subestimado.
En Estados Unidos, el suicidio es la segunda causa de muerte en niños de 10 a 24 años y la novena causa de muerte en niños de 5 a 11 años. Se producen unas 2000 muertes al año por esta causa. El suicidio ha tenido un impacto particularmente grande en la comunidad de ascendencia africana, ya que la tasa casi se duplicó en niños de primaria de ascendencia africana entre 1993 y 2012. Y aún debe tenerse en cuenta que probablemente un cierto número de las muertes atribuidas a accidentes, como los de vehículos y armas de fuego, sean en realidad suicidios.
Son muchos más los jóvenes que intentan el suicidio que los que lo logran. Recientemente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades proporcionaron información sobre las tendencias crecientes del suicidio en varios grupos y periodos de tiempo:
En las adolescentes (de 10 a 14 años), la tasa global de suicidios aumentó del 0,5% en 1999 al 2% en 2019.
En los varones adolescentes (de 10 a 14 años), la tasa global de suicidios aumentó del 1,9% en 1999 al 3,1% en 2019.
Otros hallazgos adicionales resaltan las estadísticas relacionadas con el suicidio en estudiantes de secundaria en Estados Unidos en 2015:
Entre 2001 y 2015, aumentaron en todos los grupos de edad las visitas al servicio de urgencias por lesiones autoinfligidas, pensamientos suicidas o intentos de suicidio.
En 2011, se observó por primera vez el fuerte aumento de los intentos de suicidio, incluso mientras el número real de suicidios se mantenía estable.
Entre los años 2006 y 2015, hubo más de 40 000 suicidios en personas con una edad comprendida entre 10 y 19 años. Durante ese mismo período, 118 000 niños y adolescentes de ese mismo grupo de edad necesitaron tratamiento médico para tratar los intentos de suicidio.
Muchos factores pueden contribuir al aumento de los intentos de suicidio entre niños y adolescentes, entre ellos el aumento de la depresión adolescente (especialmente en las niñas), el aumento de las recetas de opiáceos para los padres, la exposición al aumento de las tasas de suicidio entre los adultos en su círculo, las relaciones conflictivas con los padres y el estrés académico.
Generalidades del tema
Las señales comunes de advertencia del suicidio incluyen:
- Hacer afirmaciones suicidas.
- Estar preocupado con la muerte al conversar, escribir o dibujar.
- Regalar pertenencias.
- Distanciarse de amigos y familiares.
- Tener comportamiento agresivo u hostil.
Es extremadamente importante que usted tome en serio todas las amenazas de suicidio y busque tratamiento inmediato para su hijo o adolescente. Si eres un niño o un adolescente y tienes estos sentimientos, habla con tus padres, un amigo adulto o con tu médico inmediatamente para conseguir ayuda.
Otras señales de advertencia pueden incluir:
- Descuidar el aspecto personal.
- Escaparse del hogar.
- Comportamiento arriesgado, como conducir en forma imprudente o ser promiscuo sexualmente.
- Un cambio en la personalidad (por ejemplo, pasar de ser alegre a ser callado).
Pensamientos suicidas e intentos de suicidio
Ciertos problemas aumentan las probabilidades de pensamientos suicidas en niños y adolescentes. Otros problemas pueden provocar un intento de suicidio.
- Los problemas que aumentan las probabilidades de pensamientos suicidas incluyen tener:
- Depresión u otros problemas de salud mental, como trastorno bipolar (enfermedad maníaco-depresiva) o esquizofrenia.
- Uno de los padres con depresión o problemas de consumo de alcohol o drogas.
- Un intento de suicidio anterior.
- Un amigo, compañero, familiar o héroe (como una figura deportiva o un músico) que recientemente haya intentado suicidarse o se haya suicidado.
- Una vida familiar conflictiva o donde exista el maltrato.
- Antecedentes de abuso sexual.
- Antecedentes de ser víctima de intimidación (“bullying”).
- Los problemas que pueden provocar un intento de suicidio en niños y adolescentes incluyen:
- Posesión o adquisición de armas, pastillas u otros medios para hacerse daño a sí mismo.
- Problemas de consumo de drogas o alcohol.
- Presenciar el suicidio de un familiar.
- Problemas en la escuela, como tener malas notas, comportamiento conflictivo o ausencias frecuentes.
- Pérdida de uno de los padres o de un familiar cercano debido a la muerte o a un divorcio.
- Problemas legales o disciplinarios.
- Estrés causado por cambios físicos relacionados con la pubertad, enfermedad crónica y/o infecciones de transmisión sexual.
- Distanciarse de otros y no comunicar sus pensamientos.
- Dudas sobre la orientación sexual.
Depresión
Las señales de depresión, la cual puede conducir a una conducta suicida, incluyen:
- Sentirse triste, vacío o propenso al llanto casi todos los días.
- Pérdida de interés en actividades que se disfrutaban en el pasado.
- Cambios en los hábitos de alimentación y del sueño.
- Dificultad para pensar y concentrarse.
- Quejas de aburrimiento constante.
- Quejas de dolores de cabeza, de estómago o fatiga sin tener problemas físicos.
- Expresiones de culpa o no permitir que nadie lo elogie o premie.
La Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU. (U.S. Food and Drug Administration o FDA, por sus siglas en inglés) ha emitido una advertencia sobre los medicamentos antidepresivos y el riesgo de suicidio. Hable con su médico acerca de estos posibles efectos secundarios y las señales de advertencia del suicidio.
Tome en serio cualquier mención de suicidio. Si alguien que usted conoce amenaza con suicidarse, consiga ayuda de inmediato. Para saber más, vea Pensamientos o amenazas suicidas.