Por el tramo de la calle Mercedes que se llamó del Truco, al caminar con mi hijo Alexis vuela mi imaginación hacia fines del siglo XVII cuando, en una de las casas, se reencontró una esclava con su hijo mulato que se fue pobre y regresó rico.
Habiendo conseguido su libertad ‘luego de bien criado’ por doña Francisca Pimentel, Gregorio, el hijo de su esclava Paula, partió con los franceses, convirtiéndose en un gran señor. Trece años después llegó a Santo Domingo ‘en son de paz’ con el gobernador francés (de la parte oeste de la isla) y se dirigió a la calle del Truco donde vivía su madre.
En la acera, sin reconocerlo, ella le habló del hijo de quien tuvo ‘noticias que lo mataron’ y cómo ‘salió de su cautiverio’ gracias a cincuenta pesos que le prestó el mercader Juan Fulgencio. El hijo se fue sin identificarse para volver al otro día con sus pajes y le dijo: ‘¿Es posible mi señora Paula que sea tan infeliz su hijo Gregorio que no le haya conocido la madre que lo parió?’ Puesto de rodillas le pidió la bendición, lo que provocó su desmayo al saber que el señor al que creía francés era el hijo que daba por muerto.
En los días que pasó en el país Gregorio le compró casa y esclava. A Fulgencio pagó con ‘ámbar finísimo y le regaló muchas curiosidades’. Este relato lo reseña María Ugarte en Estampas Coloniales, en base a lo escrito por Luis Joseph Peguero en Historias de la Conquista de la Isla Española.
Continuamos hasta la esquina con 19 de marzo, donde está la primera Iglesia Evangélica Dominicana. En su librería Julio Postigo, pastor evangélico y pionero de las ferias del libro en República Dominicana, prestaba libros a los refugiados españoles. Por su bondad pude de niña leer muchos cuentos sin comprarlos.
El templo, diseo del arquitecto Trueba, data de 1922. ‘Sobresale la torre de base cuadrada que aloja un reloj público, techada a cuatro aguas con tejas de barro, el elemento más impactante dentro de su conjunto. (Datos: Guía de Arquitectura Santo Domingo)
En este andar busco la casa 204. ‘Allí vivió Lilís’, digo a Alexis. ‘Recuerdo haber leído que se la regalaron, pero no por gusto’, dice. A fines del siglo XIX José María Gautier, ministro del presidente Ulises Heureaux (Lilís) remodelaba la casa para vivir en ella. Lilís, al verla, exclamó ‘¿Con qué casa presidencial?’ A lo que respondió Gautier ‘Es para usted, señor Presidente’. Fuese así o no la conversación, le regaló la mansión. Hoy aloja la Academia de las Ciencias.
Balcón
La fachada del edificio, que conserva la portada colonial, tiene como elemento preponderante ’el balcón corrido característico del último cuarto del siglo XIX, con su baranda de hierro forjado con profusa decoración, techumbre de planchas metálicas, columnas esbeltas de metal y piso de madera’. (Datos: Guía de Arquitectura Santo Domingo).