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6 ejemplos prácticos de crianza respetuosa para aplicar con tus hijos

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Si ya conoces la crianza respetuosa, pero no sabes cómo ponerla en práctica con tus hijos, los siguientes ejemplos ilustrativos te ayudarán a lograrlo.

La concepción de la infancia a nivel social y el modo de tratar a los infantes en los hogares y en las escuelas se ha transformado en los últimos tiempos. Cada vez más padres y madres escogen estilos educativos conscientes, que buscan proteger los derechos infantiles, potenciar el desarrollo de los niños y procurar su felicidad. Sin embargo, aterrizar estos conceptos y teorías en el día a día no siempre es sencillo. Por esto, queremos mostrarte algunos ejemplos prácticos de crianza respetuosa.

Si estás leyendo estas líneas probablemente seas un progenitor comprometido con el bienestar de tus hijos. No obstante, a pesar de ello, puede que en muchos momentos cotidianos no sepas cómo reaccionar, pierdas los nervios y termines actuando como siempre te juraste que no lo harías.

Calma, nadie nace sabiendo criar a un niño, se trata de un proceso de aprendizaje constante. Aun así, esperamos que los siguientes ejemplos prácticos de crianza respetuosa aporten algo de claridad a tu camino.

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¿Qué es la crianza respetuosa?

En primer lugar, conviene conocer a qué nos referimos cuando hablamos de crianza respetuosa. Este es un estilo educativo que promueve el amor incondicional, la empatía, la comprensión y el respeto como bases del ejercicio de la paternidad. El niño es el centro de la educación y es concebido como un individuo de pleno derecho, al que nos dirigimos desde una posición de igualdad y con un estilo democrático.

Los principios de la crianza respetuosa se basan en la teoría del apego de John Bowlby, Según la misma, los cuidadores han de ser sensibles a las necesidades infantiles y responder a ellas de forma consistente a fin de establecer un vínculo afectivo sólido con el infante.

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Así, resulta fundamental que los niños tengan una voz y una opinión que sean escuchadas, que sus sentimientos sean validados y comprendidos y que reciban el mismo respeto e importancia que el resto de los miembros de la familia.

Ejemplos prácticos de crianza respetuosa

Para aplicar una crianza respetuosa, los progenitores han de integrar estos principios y convertirlos en un estilo de vida. No se trata concretamente de cómo actúan sino de la visión que tienen hacia sus hijos. No obstante, observar algunos ejemplos puede ayudar a afianzar este estilo educativo.

1. Validar las emociones

Este es un paso fundamental que muchas veces nos saltamos por ir con las prisas propias de la vida adulta. Sentimos que, con tanto por hacer, no tenemos tiempo para “contemplaciones”; sin embargo, las emociones de los niños importan.

Por ejemplo, si tenéis que iros del parque para hacer recados y tu hijo se resiste, tómate un momento para escuchar cómo se siente, validarlo y hacerle saber que lo comprendes.

“Sé que quieres seguir jugando y que tener que irte te pone triste, ¿verdad?; lo entiendo, a mí tampoco me gusta que algo termine cuando me lo estoy pasando bien. Pero tenemos que ir al supermercado. ¿Qué te parece si de camino en el coche ponemos tu canción favorita?”.

Esto no hará que la rabia o la frustración de tu hijo desaparezcan (de hecho, si llora o sigue enfadado durante un rato, permítele que lo exprese); sin embargo, sí le hará saber que sus sentimientos son vistos y tenidos en cuenta.

2. Informar de lo que va a ocurrir

Para los niños es importante saber lo que viene en cada momento, pues esto les permite prepararse y adaptarse a la situación. Así, procura avisarle con antelación de los eventos.

Por ejemplo, si a tu hijo no le gusta el pescado, podéis elaborar un calendario visual que le permita saber qué día de la semana toca comerlo. Además, puedes recordárselo un poco antes en un tono positivo: “esta noche cenamos pescado, ¿recuerdas? ¿Te gustaría ayudarme a prepararlo?”.

3. Implicar en la toma de decisiones

Si quieres que tu pequeño cumpla con alguna medida, no hay nada más efectivo que involucrarlo en el proceso de toma de decisiones. Por ejemplo, si quieres comenzar a asignarle responsabilidades en el hogar, podéis hacer una reunión familiar y apuntar en una pizarra cuáles son las tareas propias de cada uno.

Todos podéis exponer qué os gustaría más hacer y qué menos, quién pensáis que realizaría mejor cada tarea; y así, entre todos, aceptar un acuerdo. Al haber sido partícipe de la decisión (en lugar de recibir una imposición) estará más involucrado en el cumplimiento.

4. Dar libertad para escoger

La crianza respetuosa prima la consideración hacia las opiniones del niño, el refuerzo de su autonomía y la participación activa en las decisiones que se toman en el día a día. Así, en lugar de tratar de imponerte y obtener obediencia, plantea varias opciones y “sitúa la pelota en su tejado”.

Por ejemplo, si a la hora de dormir tu hijo no quiere ponerse el pijama, puedes plantearle lo siguiente: “es hora de acostarse. Puedes jugar con tus juguetes cinco minutos más o podemos ir ya a ponerte el pijama y leer un cuento en la cama antes de dormir”.

En todo momento das por hecho que el niño irá a acostarse, pero le permites escoger cómo realizar esta transición. Al tener opción y opinión, al sentir que es su elección, será mucho más sencillo que la cumpla.

5. Educar en positivo

Decir “no” es necesario en ciertos momentos puntuales para evitar peligros inminentes; por ejemplo, si el niño corre por la calle y va a cruzar una carretera. Pero en otros muchos momentos es posible redirigir el comportamiento sin utilizar esta palabra. Proponer alternativas en positivo resulta mucho más fructífero.

Así, en lugar de decir: “no grites”, “no andes descalzo” o “no mires la televisión tan de cerca” puede reformularse como: “habla más bajito”, “ponte tus zapatillas” o “aléjate un poquito de la pantalla, por favor”. Este pequeño matiz evita la necesidad de rebelarse y genera un clima más agradable.

6. Permitir que lleguen a sus propias conclusiones

Cuando un menor hace algo mal, el primer impulso de los progenitores es corregirle criticando su forma de actuar e imponiendo el modo correcto de hacerlo. Sin embargo, si permitimos que el niño llegue a la conclusión por sí mismo la interacción será mucho más positiva y efectiva.

Por ejemplo, en lugar de decir: “tienes todo por el medio, recoge tus juguetes”, puedes preguntar: “con tantas cosas en la alfombra no podemos jugar a gusto, ¿qué crees que podríamos hacer?”. O, en otro caso, si ha pegado a su hermano, podemos ayudarle a reflexionar: “¿cómo crees que se ha sentido tu hermanito?, ¿qué podemos hacer para que se sienta mejor?”.

Madre hablando con su hija

La crianza respetuosa busca criar seres humanos sanos y felices

En definitiva, con estos ejemplos prácticos de crianza respetuosa se busca acompañar, motivar e incentivar en lugar de imponer. Recurre al humor, el juego y la comprensión en lugar de los gritos y las críticas y, sobre todo, pone al mismo nivel las necesidades infantiles que las adultas. Por ello, es importante tener presente que el objetivo no es lograr niños obedientes y serviciales, sino criar seres humanos sanos y felices.

Sí, es cierto que en un inicio requiere una inversión de tiempo, paciencia y perseverancia más alta por parte de los padres que otros estilos de crianza punitivos y autoritarios. Sin embargo, es un esfuerzo que reporta magníficos resultados, pues estamos educando en el más amplio sentido de la palabra, ayudando a integrar valores y a forjar una sólida autoestima. Como consecuencia, nuestros niños crecerán con una mejor regulación emocional y una mayor disposición a cooperar.

 

 

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