Entender los numerosos retos a los que se enfrenta nuestro mundo tras el inicio de la COP26 no es fácil. Es difícil entender la crisis del agua cuando algunos países se están inundando. Es difícil apreciar la desaparición del hielo del Ártico cuando las noticias de invierno están llenas de historias de fenómenos meteorológicos extremos.
Pero es esta inestabilidad del clima, causada por el lento calentamiento de nuestro mundo, la que está perpetuando estos extremos. Las consecuencias pueden devastar economías, infraestructuras y la estabilidad política, una situación que el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, describió en 2011 como un “brebaje impío”. En el mismo discurso, Ban calificó el cambio climático como la “cuestión definitoria de nuestro tiempo”. Las pruebas que lo demuestran se reducen simplemente a los hechos.
Más gases de efecto invernadero que en los últimos 4,5 millones de años
Los mastodontes y los mamuts lanudos habitaban la Tierra la última vez que la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera alcanzó los niveles actuales, de 417 partes por millón, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos. Los científicos afirman que los niveles de CO2, que como gas de efecto invernadero atrapa el calor y provoca el calentamiento global, son ahora comparables a los de la era del Plioceno, hace entre 4,1 y 4,5 millones de años, cuando el nivel del mar era unos 24 metros más alto que el actual y la temperatura media era casi 4 grados Celsius (°C) más cálida.
La Tierra ha visto 20,000 años de cambio concentrados en 170
Desde 1850, las actividades humanas han aumentado en un 48% las concentraciones de CO2. Antes, fueron necesarios 20.000 años para aumentar en esta magnitud los niveles de forma natural, desde el Último Máximo Glacial, cuando la capa de hielo de las Laurentidas cubría el tercio norte de Norteamérica hasta el sur de la ciudad de Nueva York, hasta 1850.
Julio de 2021 fue el más más caluroso registrado en la historia
La primera posición es la peor que se puede ocupar en esta competición, ya que julio de 2021 se ganó el puesto de mes más caluroso jamás registrado desde que se iniciaron los registros hace 142 años, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. En todo el mundo, la temperatura combinada de la superficie terrestre y oceánica fue de 0,93°C por encima de la media del siglo XX de 15,8°C.
El hielo marino se derrite y pasa de ser blanco a convertirse en charcos turquesa frente a la isla de Baffin, Nunavut, Canadá. Entre 1979 y 2018, la proporción de hielo marino de cinco años o más en el Ártico se ha reducido del 30% al 2%.
Plantar árboles no es suficiente
Aunque se trata, sin duda, de una actividad noble y regeneradora, depender de ella para absorber suficientes emisiones de carbono y lograr el “cero neto” en 2050 requeriría 1.600 millones de hectáreas de nuevos bosques. Eso es cinco veces el tamaño de la India, o más que todas las tierras de cultivo del mundo, según Oxfam.
Las lluvias en el Reino Unido están aumentando…
El Reino Unido está sufriendo más fenómenos meteorológicos extremos a medida que cambia el clima. Sólo durante este verano, en el Gran Londres ha llovido un 48% más que en la media a largo plazo de la ciudad, y se han registrado aumentos de escala similar en Hampshire (un 49% más), Surrey (un 54% más) y West Sussex (un 52% más). El año pasado fue el quinto más lluvioso del Reino Unido desde 1862, con un 116% de la media de 1981-2010 y un 122% de la media de lluvias de 1961-1990, según el International Journal of Climatology.
…y también las olas de calor
La Oficina Meteorológica emitió el primer aviso ámbar de calor en su historia para el Reino Unido en julio de 2021, e Irlanda del Norte batió su récord histórico de temperatura el 21 de julio, cuando el mercurio se disparó hasta los 31,3°C en Castlederg.
La primavera está llegando antes
La naturaleza está luchando por mantener el ritmo con las primaveras tempranas y los otoños tardíos provocados por el aumento de las temperaturas. La fecha de la “primera hoja” del roble pedunculado en el Reino Unido se adelantó 10 días en 2020 respecto a la media de 2000-09, según el International Journal of Climatology.
El lago Poopo (Bolivia), seco y con costra de sal. Las tierras mal regadas, la tala de árboles o la evaporación pueden provocar la desertificación. La superficie de la Tierra que se está volviendo árida crece cada año.
La Antártida pierde un Everest de hielo al año
La Antártida está perdiendo 151.000 millones de toneladas de hielo al año, lo que equivale aproximadamente al peso de la roca que conforma el Monte Everest, según el satélite Grace Follow-On de la NASA.
Los hogares de 200 millones de personas estarán por debajo del nivel del mar en 70 años
200 millones de personas en el mundo, más de tres veces la población del Reino Unido, vivirán por debajo del nivel del mar a finales de este siglo si los niveles siguen subiendo, según Nature Communications. El nivel del mar ha subido 178 mm desde 1900 y aumenta 3,4 mm al año. En 2020 se alcanzaron cotas récord por noveno año consecutivo, unos 91,3 mm más que la media de 1993, año en que se iniciaron los registros de los altímetros por satélite. El nivel del mar aumenta porque el calor almacenado en el océano hace que el agua se expanda, mientras que el derretimiento de las capas de hielo y los glaciares aumenta el volumen de agua. China, Bangladesh y la India son especialmente vulnerables a la subida del nivel del mar, a las tormentas costeras y a las inundaciones, al igual que los Países Bajos y partes del Reino Unido.
Los desiertos están creciendo
Cada año se pierden más de 12 millones de hectáreas a causa de la desertificación, la degradación del suelo y la sequía, según la ONU, una superficie equivalente a toda la tierra cultivable de Alemania.
Los incendios son cada vez más frecuentes, y peores
Los incendios forestales, desde Australia hasta California y Grecia, se prolongan durante más tiempo y se extienden más lejos que nunca, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que estima que las llamas devastaron aproximadamente 120 000 kilómetros cuadrados millones de hectáreas de tierra entre 2018 y 2020, casi como Andalucía y Extremadura juntas.
Un millón de especies en riesgo
Un número escalofriante de otros habitantes de la Tierra, incluido el 40% de todos los anfibios conocidos por la ciencia (unas 3.200 especies), está amenazado por el impacto humano, según la ONU. El cambio climático, la contaminación, la deforestación, la sobrepesca, el desarrollo y las especies invasoras están poniendo en peligro la biodiversidad.
Un incendio hace estragos por la noche en la selva tropical de Brasil, cerca de Maranhao.
La producción de plástico está acelerando
Se prevé que la producción y el uso de plástico se duplique en los próximos 20 años y se cuadruplique a principios de la década de 2050, según advierte la Fundación Heinrich Böll, a pesar de que los gases de efecto invernadero, como el CO2 y el metano, se liberan en cada etapa del ciclo de vida del plástico, desde la extracción y el refinado del petróleo hasta el proceso de fabricación y la eliminación e incineración al final de su vida útil. La ONU calcula que cada año se utilizan 17 millones de barriles de petróleo para fabricar plástico y 13 millones de toneladas de plástico se filtran al océano.
75 millones de niños sufren inseguridad alimentaria
Al menos 155 millones de personas, más del triple que las que viven en España, se vieron abocadas a la inseguridad alimentaria aguda en 2020 debido a las condiciones meteorológicas extremas, así como a los conflictos y las crisis económicas, según afirma el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Entre los que la sufren hay más de 75 millones de niños menores de cinco años que presentan síntomas de retraso en el crecimiento. “Los fenómenos meteorológicos extremos seguirán exacerbando la inseguridad alimentaria aguda en las economías frágiles”, afirma el PMA.
Las muertes por olas de calor están aumentando, y mucho
Las temperaturas abrasadoras están resultando fatales, y The Lancet informa que durante los últimos 20 años ha habido un aumento del 53-7% en la mortalidad relacionada con el calor en personas mayores de 65 años. A nivel mundial, este fenómeno causó la muerte prematura de 296.000 personas solo en 2018, lo suficiente para llenar tres veces todos los asientos del Camp Nou.
El concepto de puntos de inflexión da miedo
De lo que no se dan cuenta muchos acerca del actual calentamiento de la Tierra es que, una vez superado un determinado umbral, la física toma el control. Esto es así, al menos, en el caso de las capas de hielo, que, una vez que alcanzan un ritmo de fusión, ya no pueden sostener su masa. Conocido como el balance de masa superficial (BMS), pasar este punto de inflexión significa que la capa de hielo ya no puede sostener su colosal masa basada en la cantidad que se repone por las precipitaciones, y comienza un declive imparable y acelerado que los humanos son incapaces de detener. Con una fuerte mitigación -limitando el aumento de la temperatura global a, idealmente, 1,5 grados C, los niveles acordados por las naciones que administran el Acuerdo de París- las capas de hielo seguirán perdiendo masa, pero no pasarán este punto de inflexión crítico. Sin esta mitigación, en un escenario de altas emisiones, los científicos no están seguros de cuándo puede alcanzarse ese punto de inflexión. Pero si nos basamos en el último siglo, la cosa no pinta bien.
El color del hielo importa
No es suficiente con tener inviernos fríos para reponer los niveles de hielo. El hielo blanco -el de larga duración, el de varios años- refleja la luz solar, ayudando a evitar el calentamiento. El hielo delgado, negro y estacional no lo hace con la misma eficacia. Por eso, la disminución del hielo marino del Ártico es especialmente alarmante. Según el IPCC, entre 1979 y 2018, la cantidad de hielo marino de cinco años o más se redujo del 30% al 2%.
Un huracán azota la costa de Florida (Estados Unidos). Los científicos creen que los huracanes se están volviendo cada vez más intensos y se mueven más lentamente debido al cambio climático, lo que aumenta su impacto en los asentamientos humanos.
El cambio climático está provocando acontecimientos meteorológicos extremos
Varios estudios realizados entre 2015 y 2020 han mostrado las “huellas” del cambio climático en 76 inundaciones, sequías, tormentas y anomalías de temperatura, además del aumento drástico del riesgo de incendios forestales en 114 países.
Las enfermedades peligrosas están extendiéndose
El cambio climático está acelerando la propagación de enfermedades infecciosas, como el dengue y la malaria, creando en más regiones condiciones donde las infecciones pueden prosperar. En 2018, el dengue se había expandido hasta un 15% en comparación con el punto de referencia de la década de 1950, según los expertos médicos de The Lancet.
Toda la Tierra se enfrenta al calentamiento
Ningún lugar del planeta se libra del impacto del cambio climático. En 2020, se registraron temperaturas récord en Bielorrusia, Bélgica, España, Estonia, Finlandia, Francia, Kazajistán, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Polonia, Suecia, Suiza y Ucrania, así como en Japón, México, Rusia y las islas Seychelles, mientras que la ciudad de Blenheim (Nueva Zelanda) registró un récord de 64 días de sequía, según los Centros Nacionales de Información Ambiental.
En la Antártida se registraron temperaturas de camiseta en 2020. El Ártico fue sofocante
En la víspera del día que marcaba la mitad del verano de 2020 se registró la temperatura más alta de la historia dentro del Círculo Polar Ártico: unos disparatados 38°C en Verkhoyansk (Rusia). Se ha registrado un calentamiento similar en el otro extremo de la Tierra: la estación Esperanza en la Antártida alcanzó 18,3°C el 6 de febrero de 2020, la temperatura más alta jamás registrada en el continente.
Una ballena jorobada y su cría frente a Vava’u, Reino de Tonga.
Las estadísticas de la erosión costera son asombrosas
Desde el deshielo del permafrost responsable del derrumbe de acantilados en Alaska, hasta la subida de los mares y la reducción del flujo de sedimentos en el Misisipi, causantes de que en la costa de Luisiana cada hora se pierda una superficie de tierra del tamaño de un campo de fútbol, la combinación del calentamiento del clima, las tormentas extremas, la subida del nivel del mar y las actividades humanas nos está quitando literalmente la tierra que tenemos debajo.
Los pudientes no son muy ecológicos
Entre 1990 y 2015, el 1% más rico de la población mundial fue responsable de más del doble de emisiones de carbono que el 50% más pobre de la humanidad, según calcula Oxfam. Se estima que la huella de carbono media del 1% más rico del mundo podría ser hasta 175 veces mayor que la de alguien perteneciente al 10% más pobre.
La Gran Barrera de Coral ha sufrido un apocalípsis
Se estima que la Gran Barrera de Coral de Australia ha perdido la mitad de sus corales desde la década de 1990, ya que el aumento sostenido de las temperaturas oceánicas los ha blanqueado y convertido en poco atractivos para sus organismos colonizadores. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), basta con un aumento de 1 a 2 °C en la temperatura del agua para que el impacto sea devastador. Los arrecifes cubren menos del 0,1% del fondo oceánico, pero albergan más de una cuarta parte de todas las especies de peces marinos.
Un tercio de los hábitats más preciados está en riesgo
Los ecosistemas vulnerables están amenazados por el cambio climático, con la UICN alertando de que 83 de los 252 sitios naturales del Patrimonio Mundial están en peligro, entre ellos el Área de Conservación del Pantanal de Brasil y las Áreas Protegidas de la Región Floral del Cabo de Sudáfrica.
Los coches eléctricos tienen un coste oculto
Puede que los coches eléctricos emitan cero emisiones por el tubo de escape, pero su proceso de fabricación sigue dejando una considerable huella de carbono. El SUV eléctrico de un fabricante tiene que recorrer entre 47.000 km y 146.000 km -dependiendo de si se recarga con energía eólica o con una mezcla de “energía global” que incluye electricidad generada a partir de combustibles fósiles- antes de que sus emisiones de gases de efecto invernadero sean menores que las del modelo de gasolina. Los desplazamientos a pie, en bicicleta o en transporte público compartido son opciones más ecológicas.
Las renovables están en alza
A pesar del aumento de la demanda de carbón y gas, las energías renovables proporcionarán más de la mitad del aumento de la demanda de electricidad en 2021. La generación de energía renovable en 2021 crecerá más de un 8%, el mayor crecimiento anual registrado. El precio de la energía que generan también está bajando, ya que la energía producida a partir de fuentes renovables cuesta mucho menos que las alternativas de combustibles fósiles, y el coste de la puesta en marcha de nuevas plantas solares, terrestres y eólicas marinas se reducirá, respectivamente, un 16%, un 13% y un 9% en 2020.
Algunas especies están regresando
Las ballenas -incluidas las azules y las jorobadas-, que durante mucho tiempo han sido las víctimas de la extinción provocada por el hombre, han visto cómo se recuperaban sus poblaciones, con un número récord de ejemplares en zonas en las que históricamente estaban agotadas. Con el aumento de las zonas oceánicas gestionadas de forma sostenible y el crecimiento de las áreas marinas protegidas (AMP) existe la esperanza de que nuestra relación con el “sistema de apoyo a la vida” de la Tierra se convierta menos en una batalla de desgaste y más en una simbiosis.
La tecnología ofrece respuestas
El ingenio demostrado cuando se anunciaron los finalistas del primer Premio Earthshot a principios de este año es una prueba de que, cuando se aplica -ya sea con fines lucrativos o filantrópicos-, los seres humanos son lo suficientemente ingeniosos como para ayudar a revertir algunos de los daños que nuestra especie ha causado. Ya sea creando cepas robustas de coral, tratando las aguas residuales o eliminando la necesidad de quemar toneladas de carbón vegetal al día con un simple artilugio alimentado por energía solar, los seres humanos podrían ser tan buenos salvando el medio ambiente como impactándolo.
El mundo se está despertando
Una encuesta realizada en 2020 por el Boston Consultancy Group reveló que, de 3.000 participantes de ocho países, el 70% era más consciente ahora que antes del COVID-19 “de que la actividad humana amenaza el clima y que la degradación del medio ambiente, a su vez, amenaza a los seres humanos”. El aumento del activismo climático entre los jóvenes -que se considera uno de los mayores movimientos mundiales de la historia- demuestra una creciente conciencia de la amenaza que se cierne sobre el futuro. Este fenómeno, unido al descenso de las emisiones debido a los cierres y a la toma de conciencia del impacto de nuestras propias actividades, aparte de la aparición de la pandemia en primer lugar, se traduce en un posible aumento del número de personas inspiradas para hacer más.
Fuente: National Geographic