Enfrentarse por primera vez al mapa en las lecciones de geografía y orientación en el cole supone un verdadero suplicio para algunos pequeños. Lo cierto es que en un mundo tan digitalizado como el de hoy, en el que estamos cada vez más acostumbrados a preguntar directamente a una máquina cuándo y qué debemos hacer, qué ruta seguir, aprender a leer un mapa de cero y a orientarse con él resulta muy complicado. Pero hay trucos que pueden hacer más fácil ese aprendizaje. ¡Aquí van algunos!
El mapa no es un extraño
Lo ideal es que los pequeños estés habituados a tratar con mapas e incluso con atlas. Sea a través de algún juego para el ordenador o una aplicación, hay múltiples formas de hacerlos descubrir e interesarte por la ubicación de diferentes países, capitales y ciudades.
Pero, sin duda, la mejor forma de naturalizar para el niño el uso de mapas es que vean a sus mayores hacerlo también: tira de ellos cuando vayas de viaje y explícale la ruta que vais a seguir y todo lo que esté a su alcance.
No está demás intentar que sean ellos mismos los que logren orientarse, a modo de juego familiar. ¡Apaga el GPS de una vez, no sabes todo lo que tú también puedes aprender!
Aprendizaje según la edad
Hay diversos aspectos de la orientación y la lectura de mapas que los niños pueden ir aprendiendo a medida que avanzan en edad, a lo largo de un proceso paulatino.
Lo ideal es que hasta los seis años, los pequeños aprendan mediante juegos y explicaciones los términos direccionales y de ubicación más cotidianos, como lejos y cerca, derecha e izquierda…
Hasta los ocho años, el pequeño podrá aprender a leer y comprender mapas sencillos relacionados con lugares reales y próximos a él, conociendo dónde están el norte y el sur y sabiendo apreciar sobre el plano los principales accidentes y relieves geográficos.
Desde los ocho años en adelante, podemos comenzar a planificar las rutas de vacaciones o de una excursión con nuestro hijo y la ayuda de un mapa. Deja que participe activamente en el proceso y ayúdale a orientar el plano según los puntos cardinales y las direcciones a seguir. En este momento, el joven podrá empezar a comprender la dimensión de las escalas.
Así se lee un mapa físico
En el siguiente vídeo explica cómo debemos leer un mapa físico según la cantidad de signos reconocibles que nos muestra. Los colores verde, amarillo y marrón, en los que aparece representado el terreno, nos indicarán la altitud del relieve, por ese orden, en sentido creciente. En el caso del mar, el tono del azul determina la profundidad del fondo en la zona elegida.
Los tonos más claros representan siempre las zonas menos altas en relieve o menos profundas en el mar. Pero para conocer datos concretos poseemos la leyenda, siempre recogida en una de las esquinas de la representación. Normalmente, representa los baremos de escala dentro de los que se encuentran los puntos elegidos.
Además, usando las coordenadas marcadas al borde, podremos descifrar la localización exacta de nuestro punto de referencia.
Así se lee un mapa político
Un mapa político sirve para conocer los nombres de países, regiones y ciudades, pero también para entender su ubicación, las distancias… Para diferenciarlos, usamos tipos de letras, tamaño de tipografía y colores, básicamente.
Además, de nuevo podemos jugar con las coordenadas escritas en los bordes para situar geográficamente cada punto que deseemos.
Saber leer e interpretar mapas de forma efectiva es una cualidad muy útil. Su aprendizaje requiere tiempo y paciencia, pero puede convertirse también una actividad muy divertida con la que pasar muy buenos ratos en familia. ¡Lánzate a una búsqueda del tesoro con los peques de la casa y deja que aprendan a desenvolverse por sí mismos!