Desarrollo. Las experiencias y actividades para compartir en familia fortalecen el lazo entre padres e hijos y ayudan a dotar a los chicos de herramientas para afrontar la vida, dice experta.
Tener padres emocionalmente ausentes impacta el desarrollo de la personalidad de los jóvenes de forma más negativa que la presión que estos puedan recibir a través de las redes sociales.
La consideración la hace la psicóloga y promotora de crianza positiva Natalia Nin, quien exhorta a los padres a generar espacios de conexión con sus hijos a través de experiencias familiares y actividades en las que puedan compartir, y no solo establecer normas o asignar tareas.
Esta conexión entre padres e hijos, de acuerdo con Nin, resulta “sumamente importante” para dotar a los chicos de herramientas que los ayuden a afrontar la vida.
La psicoterapeuta aclara que no se debe minimizar el impacto del acoso y la presión social a la que están sometidos los jóvenes en el mundo virtual. Por el contrario, dice que padres y tutores deben conocer esas herramientas para crear más cercanía con sus hijos.
Al hacerlo, podrán tener “temas en común para conversar, supervisión dentro de sus redes, conocer el lenguaje que manejan dentro de ellos, conocer los peligros que se manejan y sobre todo dotarles de lo que necesitan para que el mundo digital no los absorba de la otra parte del mundo real en donde conviven”.
El desconocimiento del manejo de las redes o los juegos en los que los chicos invierten gran parte del tiempo podría traer conflictos, asegura la profesional de la conducta: “Al minimizar su importancia e impacto, nos desautorizamos y nos quitamos validez frente a nuestros hijos a la hora de aconsejar y corregir”.
Conexión
Sí, los menores necesitan normas y límites. Es sano conocer las reglas de la casa y las consecuencias de romperlas, pero Nin insiste en que la conexión entre padres e hijos marca la verdadera diferencia en el desarrollo de estos últimos.
“Es a través de ella (la conexión) que podemos influir sobre nuestros hijos y parientes, que ya no siguen normas por seguirlas, (sino que) necesitan conocer su porqué, su significado, internalizarlo y compararlo con sus escalas de valores”, argumenta.
Este lazo cobra hoy mayor importancia. El uso excesivo de los dispositivos electrónicos durante la pandemia ha traído como consecuencia una gran población juvenil con adicción a la tecnología.
Esta adicción genera baja tolerancia a la frustración, reacciones impulsivas e irritables, pocas habilidades para gestionar las emocionales, búsqueda constante de sensaciones nuevas y necesidad de gratificación inmediata con poco esfuerzo.
Hay también más jóvenes con problemas de autoestima, sin consciencia de su propósito de vida, con una alta necesidad de ser aceptados a través de las redes, que viven en aislamiento, sufren insomnio, nomofobia, descuidan las tareas diarias y carecen de herramientas de comunicación e interacción social fuera de las redes.
Presas de la depresión, la ansiedad y el miedo, muchos jóvenes buscan apoyo en la tecnología, cuando lo que requieren en este período de pérdida de rumbo son adultos sanos que los ayuden a sentirse seguros, amados y aceptados.
Por eso, Nin enfatiza la necesidad de aprovechar el momento para estrechar las relaciones con los hijos y darles tiempo de calidad.
Este es, según la psicóloga, el momento de demostrar a los niños y adolescentes “que estamos disponibles, que estamos abiertos a escucharlos sin juzgar, a acogerlos y abrazarlos, a buscar herramientas juntos y a superar lo que se necesite”.
Fuente: Listín Diario