Estas preocupaciones son comprensibles pero injustificadas. Aunque los científicos no tienen muchos datos todavía sobre cómo afecta el desarrollo de los niños el uso de mascarillas durante una pandemia, hay muchos motivos para creer que no causa daño alguno. Los niños en culturas en las que los cuidadores y educadores llevan la cabeza tapada y ocultan la boca y la nariz desarrollan sus habilidades tal como lo hacen los niños de otras culturas. Incluso los niños con ceguera congénita —que no pueden ver los rostros en absoluto— aprenden a hablar, leer y a convivir con los demás.
De hecho, existen buenas razones para creer que usar cubrebocas en la escuela podría mejorar ciertas habilidades sociales y cognitivas, que ayudan a fortalecer capacidades como el autocontrol y la atención. Esto no quiere decir que sea preferible usar mascarillas a no hacerlo, dentro de lo que cabe. El cubrebocas es poco práctico, incómodo y molesto. Pero mientras sean necesarios, debemos aprovechar el hecho de que ofrecen oportunidades distintivas de aprendizaje y crecimiento.
La doctora Danovitch es psicóloga investigadora que estudia el desarrollo cognitivo y social de los niños
Fuente: The New York Times