Adquirir nuevos saberes se convierte en una tarea compleja sin el uso de conocimientos previos. De hecho, desde algunas teorías en educación, los conocimientos nuevos no son más que el resultado de la relación de saberes previos sumados al análisis, la asimilación, la interpretación y la transformación de nueva información.
¿Qué son los conocimientos previos?
Podríamos definir como conocimiento previo a toda aquella información que se tiene almacenada en la memoria debido a las experiencias pasadas que hemos tenido. Este concepto fue introducido por la teoría del aprendizaje significativo (David Ausubel). Desde la pedagogía este término cobra muchísima importancia ya que medir de forma adecuada estos conocimientos, permite condicionar lo que es necesario planear en el proceso de enseñanza – aprendizaje.
¿Qué hacer con los conocimientos previos?
Lo primero que recomendamos realizar dentro de cualquier proceso de enseñanza – aprendizaje es la medición de los saberes previos, esto permite marcar el punto de partida de cualquier proceso de formación. Para Ausbel, “la base del aprendizaje significativo se encuentra en la relación de información o materiales nuevos y las ideas ya existentes en la estructura cognitiva del estudiante o sujeto, para esto el logro es obtener un significado y no una técnica de memoria.”
En ese sentido la enseñanza por competencias cobra gran sentido, puesto que los estudiantes pueden establecer relaciones de significado a partir de diferentes contextos, de ese modo el foco no estará en la memoria, sino en la capacidad de establecer relaciones que posteriormente le permitan al estudiante encontrar nuevos significados.
A continuación te relacionamos algunas actividades generadoras de información previa:
• Aplicar cuestionarios tanto de preguntas abiertas como de preguntas cerradas, especialmente antes de comenzar las sesiones de clases o de definir el plan de aula. Con los resultados obtenidos de esta aplicación se pueden realizar los cambios necesarios en el plan o la construcción de uno nuevo, por ejemplo: si soy un docente de matemáticas de tercer grado y al aplicar una prueba diagnóstica o de saberes previos, veo que mis estudiantes responden acertadamente a las preguntas donde deben realizar operaciones de multiplicación de números de 2 cifras, puedo comenzar mi planeación proponiendo actividades con ejercicios de multiplicación de números de 3 cifras. Esto permite que evidentemente haya un avance en el proceso de formación, y que los estudiantes no se desmotivan al considerar que están repitiendo contenidos que ya desarrollaron.
• Invitar a mesas de trabajo para ejecutar lluvia de ideas, es otra idea de activación de conocimientos previos bastante adecuada. Este tipo de actividades permite la exploración libre de ideas o interpretaciones iniciales respecto a un tema. El docente puede tomar nota de esto, ya sea de forma escrita o grabando la sesión, y a partir de ello puede realizar una evaluación que le permita una posterior planeación.
• Discusiones guiadas: Se trata de simular situaciones reales donde los estudiantes deben tomar decisiones o resolver problemas. A partir de la observación de los estudiantes en los contextos propuestos, el docentes puede identificar que herramientas usan para enfrentar la situación, que significado le dan, con qué elementos la relacionan y de qué manera la abordan. Esto implica de forma obligatoria el desarrollo de diferentes habilidades y competencias, por ende le da al docente un punto de partida bastante amplio, no solo desde lo actitudinal, sino también desde lo actitudinal.
Teniendo en cuenta el punto de partida que generan las actividades que activan los conocimientos previos y posterior a su medición, es posible elaborar planes de clase con enfoques realistas y contextualizados. Este plan delimita el objetivo o las intenciones de enseñanza, vamos a hablar un poco de esto, ya que un buen objetivo permite generar expectativas adecuadas de parte de los estudiantes.
Objetivos o intenciones como estrategias de enseñanza
Cuando queremos usar los objetivos como estrategias de enseñanza, debemos orientarlos hacia los estudiantes, esto quiere decir que deben ser comprensibles para ellos, deben ser puntuales, directos y estar redactados de forma simple, de forma tal que los estudiantes los comprendan al cien por ciento, evitando un vocabulario que pueda ser complejo para estos. Cuando se elaboran los objetivos se debe incluir en ellos las actividades, los contenidos y los resultados que se esperan.
Ahora bien, de manera práctica los objetivos cumplen las siguientes funciones:
• Son los elementos que orientan el proceso de aprendizaje, y marcan la relación entre las acciones que llevará a cabo el estudiante y las que llevará a cabo el profesor.
• Generan las expectativas en los estudiantes, por ello es importante redactarlos de forma sencilla, ya que estos propician su motivación.
• Permiten que el estudiante comprenda la secuencia didáctica, aquí es importante tener en cuenta que de acuerdo a los expertos, el aprendizaje es más exitoso si el estudiante es consciente de la finalidad que tienen todas las actividades que deberá desarrollar.
Para finalizar vale la pena tener en cuenta que en el proceso inicial del desarrollo de los objetivos es pertinente invitar a los estudiantes a que participen por lo menos en una parte de su diseño, de este modo sentirán que su opinión es tenida en cuenta.
Fuente: rosberzunza.blogspot.com.co