¿De qué depende el éxito de tu tarea en el aula como educador? ¿Qué hace que tus estudiantes aprendan más o se comporten de la manera esperada?
Son numerosos los investigadores que se han interesado por averiguar qué componentes de la acción educativa tienen más incidencia en el aprendizaje. Más allá de otros factores importantes (liderazgo, teorías, políticas educativas, etc.), está demostrado que el éxito depende fundamentalmente de lo que se hace día a día en el aula, y la eficacia del docente se mide en función de su capacidad para motivar, los niveles de interacción, la formulación de preguntas, la creación de una atmósfera positiva, las expectativas o los desafíos que plantea en su clase.
En el núcleo de todos estos factores está la habilidad para comunicarse eficazmente. Efectivamente, de la manera de comunicarse de un docente, no solo en el día a día, sino minuto a minuto y segundo a segundo, depende lo que los estudiantes van a aprender y recordar, y también su comportamiento en el aula.
Uso del lenguaje por parte del docente
En este artículo, el primero de una serie en el que iremos ofreciendo otras ideas para mejorar la comunicación en contextos escolares, trataremos de un componente fundamental de la interacción con los estudiantes en el aula: el uso del lenguaje por parte del docente. Y es que, según ha quedado demostrado, lo que dices y cómo lo dices tiene un impacto decisivo en los resultados que obtienes.
Mejorar la comunicación en el aula puede ser tan sencillo como comenzar por introducir pequeños cambios que harán una gran diferencia, en lugar de grandes cambios que producirán diferencias muy pequeñas. A menudo, la única diferencia entre dos docentes que imparten la misma lección, de la misma manera, pero que obtienen distintos resultados (uno, positivos, y el otro, negativos) es la manera en la que utilizan el lenguaje para explicar, dar instrucciones, presentar temas o estimular el aprendizaje y el buen comportamiento.
Muchos de los patrones de lenguaje influyente a los que nos referiremos en este artículo se han usado con éxito en el ámbito de la Programación Neurolingüística (PNL) o la terapia. Adoptarlos puede ayudarte a:
- Comenzar las lecciones más eficazmente, asegurándote de que lo que dices está de acuerdo con la manera en que quieres que se hagan las cosas.
- Incrementar las probabilidades de obtener lo que pretendes al dar instrucciones.
- Asegurarte de que dices lo que quieres decir y evitar sugerir, involuntariamente, lo contrario.
He aquí algunas ideas y ejemplos:
Significados ocultos y presuposiciones
¿Alguna vez has sugerido una tarea a un estudiante o grupos de estudiantes que, sin duda, podían realizarla sin dificultad y, sin embargo, los resultados no fueron los esperados?
Cada vez que decimos algo, nos comunicamos a dos niveles. Podemos distinguir entre la superficie del significado y el significado oculto (o presuposición). Los estudiantes responden a menudo a este último. Veamos un ejemplo:
- Si tú dices: Cuando hayas aprendido esto, serás capaz de realizar tu propio proyecto, estás sugiriendo que el estudiante tendrá éxito en su tarea.
- Observa la diferencia con la siguiente afirmación: Si eres capaz de hacer esto, es posible que puedas realizar tu propio proyecto.
El uso del “cuando” y el “serás capaz” en el primer ejemplo, sitúa al alumno en una forma de pensar positiva, que denota posibilidad, mientras el segundo ejemplo pone en duda la capacidad de lograr algo y sugiere que los resultados pueden llegar a ser negativos.
¿Puedes pensar en situaciones similares en el aula? ¿Qué podrías proponerte, a partir de ahora, para cambiar la manera de dirigirte a los estudiantes en situaciones similares?
Doble ciego
¿Te has dado cuenta de lo directivo que puedes llegar a ser en el aula y las pocas oportunidades para elegir que tienen tus estudiantes? Vale, puedes pensar que es importante que realicen algunas tareas, pero quizá no lo sea tanto el orden en que las hagan.
El doble ciego, otro tipo de significado oculto, puede ser usado para ofrecer a los estudiantes la posibilidad de decidir. A las personas les gusta tener la opción de elegir y los niños y los jóvenes no son diferentes en este sentido. Al usar dobles ciegos, cualquier sea la opción elegida llevará a resultados similares a los deseados, algo así como “el orden de los factores no altera el producto”. Sin embargo, habrás dado la oportunidad de que cada uno decida por dónde empezar y cómo realizar las tareas. Veamos un ejemplo:
- Isabel, Juan, Raúl y Fátima: ¿os gustaría comenzar por dibujar el mapa o por el cuestionario?
- Podéis discutirlo en parejas o en grupo.
- Al leer el ejemplo, os daréis cuenta de lo que ya sabéis y puede que comencéis a establecer relaciones.
- Revisad el resultado de vuestro trabajo durante el tiempo que os parezca oportuno hasta obtener una versión que os parezca adecuada para presentar en clase.
¿Cuándo y cómo podrías usar dobles ciegos en el aula? ¿Puedes pensar en algunos ejemplos?
No pienses en un elefante rosa
¿Qué sucede cuando intentas no pensar en algo? Por ejemplo, si yo te digo: – “No pienses en un elefante rosa”. ¿En qué acabas de pensar? No importa lo mucho que lo intentes, no puedes evitar pensar en eso.
Es frecuente que, en el aula, algunos docentes hablen de lo que no desean que se haga, en lugar de lo que sí quieren que se lleve a cabo. ¿Te suenan estas frases?
- No habléis más
- No tires cosas al suelo
- No llegues tarde
- No olvides hacer los deberes
Dado que la memoria a corto plazo y nuestra capacidad de atención son limitadas (de hecho, solo podemos retener entre cinco y nueve (o, como lo sugirió el psicólogo George Miller en 1956, siete más o menos dos) ítems cada vez, es mejor hacer un buen uso del espacio limitado de conciencia de nuestros estudiantes, diciéndoles lo que queremos que hagan en lugar de lo que no queremos.
Cambia la forma de expresar tus reglas
Para terminar, te sugerimos tomarte unos minutos para pensar en algunas de las reglas típicas que usas con tus alumnos. ¿Cómo podrías reformular las palabras de la columna izquierda para expresar lo que quieres, en lugar de lo que no quieres conseguir?
Regla | ¿Cómo dirías más eficazmente lo que quieres conseguir? |
No corras | |
No comas en clase | |
No hables fuerte mientras hacemos esta tarea | |
No seas mal educado | |
No pelees con tus compañeros |
Sin duda, hay otras muchas ideas para mejorar nuestra comunicación en el aula. En siguientes artículos hablaremos de algunas de ellas. Sin embargo, si tras la lectura de éste has llegado a ser más consciente de la importancia de las palabras que usas para comunicarte con tus estudiantes, seguramente estarás atento en otras muchas ocasiones y podrás mejorar la manera de dirigirte a ellas y ellos para obtener mejores resultados. Recuerda: ¡Lo que dices importa, y mucho! Andrea Giráldez Hayes es directora de Growth Coaching Iberoamérica, profesora titular de universidad, consultora y facilitadora de procesos de formación en coaching, PNL y habilidades para la vida en contextos educativos.
Fuente: educaciontrespuntocero.com