¿Por qué es tan importante una resolución respetuosa de conflictos?
Porque si creemos que una crianza respetuosa es posible, queremos actuar en esa línea con todo lo que va surgiendo en el día a día con nuestros hijos, y la resolución de conflictos es un tema clave. Comentándolo con otros padres, teníamos en claro que la intervención del adulto debía ser respetuosa con las individualidades y debía poder brindarle herramientas a los niños para que ellos mismos lo resolviesen. Parecía imposible que existiera una solución a esto…pero la hay. Recientemente una madre amiga de una escuela de educación libre nos habló de unos vídeos en los que se ocultaba una propuesta respetuosa para manejos de conflictos. Los vimos, tomamos nota y lo pusimos en práctica…y ¡funciona!!
Así es. Existe una manera respetuosa de intervenir en un conflicto sin que el adulto tenga que resolverlo, y dando espacio a que cada niño exprese su sentir respecto al conflicto y que pueda ofrecer una solución al mismo. La respuesta está en estos dos videos que podrán ver a continuación, y como me apetece que conozcan estos proyectos educativos, no les adelantaré el método sino que dejaré que en medio de la belleza de estas escuelas encuentren ustedes mismos la respuesta.
El primero de ellos es de la Escuela viva – Comunidad Buda situada en la provincia de Córdoba, en Argentina. Y el segundo video pertenece a la escuela Inkiri de Piracanga (en Bahía, Brasil). No se pierdan las miradas de esos niños, el ambiente, la libertad, los no-juguetes…la vida que se cuela en cada rincón. Agradezco a los acompañantes de cada proyecto por abrir sus puertas y transmitirnos sus conocimientos para que más niños puedan sentirse seguros de sí mismos, contenidos y escuchados ante un problema con el otro. Como adulta, agradezco a Ana y a Eva que hicieron posible que esta información llegara hasta aquí.
Escuela VIVA – Comunidad Buda:
Comparto con ustedes un artículo escrito por Conchita Barruete Martínez para el Heraldo de Aragón sobre la educación emocional para familias. Se trata de 9 consejos que nos ayudan a reflexionar sobre nuestro rol como padres a la hora de fomentar la creatividad de nuestros hijos.
Los padres atesoran en su interior toda esa sabiduría necesaria para posibilitar que sus hijos desarrollen sus actos creadores. Realmente, todos los recursos que necesitan para educar ya los poseen, están en su interior, solo hay que descubrirlos y ponerlos en funcionamiento.
- No interferir con nuestras expectativas. Los padres podemos facilitar que nuestros hijos descubran sus capacidades innatas, su tesoro, su talento personal, evitando programarles e interferir con nuestras expectativas sobre ellos.
- Acompañar y escuchar. Si nuestra actitud, como adultos, es de acompañamiento y escucha de sus necesidades, facilitaremos que se conecte con su deseo y necesidad de crear. Nuestra actitud no tiene que ver tanto con: « ¿Qué tengo que hacer como madre o padre? » como con: «Cómo tengo que estar», para que ellos puedan crear libremente.
- Observar y permitir. Los niños necesitan expresar y desarrollar sus necesidades creativas y emocionales libremente y de forma natural. Observándoles y permitiéndoles su acción creadora mejoraremos la comunicación emocional con ellos.
- Descubrir nuestros propios potenciales. Si adoptamos, tanto mental como emocionalmente, la actitud de aprender de ellos, pueden ofrecernos la posibilidad de reencontrarnos con la experiencia de probar, jugar y descubrir nuestros propios potenciales. Compartir sus intereses y adaptarnos a su ritmo mejorará la empatía y nos proporcionará la oportunidad de compartir emociones.
- ¿Limitamos sus iniciativas? Debemos observar si limitamos sus iniciativas creadoras y cómo lo hacemos. Hay que ver si cuando él quiere hacer una actividad creativa, a nosotros no nos parece un buen momento. Si nos percatamos de esto, podremos reservar un tiempo y lugar para el momento creativo, comunicárselo y cumplirlo: « ¿Qué te parece si comemos y luego te pones a ello? ». Podemos expresarle nuestra necesidad para que la tenga en cuenta y se responsabilice de la situación: «Lo que propones me parece bien. Solo necesito que, al terminar, todo quede limpio y ordenado».
- Mejor, no intervenir demasiado. Si no intervenimos en exceso en su proceso creativo promoveremos el desarrollo de sus capacidades innatas. Por el contrario, si intervenimos muy activamente, podemos llegar a frenarlo. Inicialmente puede parecer que responde bien a los estímulos, pero puede tratarse de un niño ‘sobre adaptado’, con gran necesidad de complacer a sus padres. En ese caso, la creatividad puede perder terreno frente a la auto exigencia; es decir, que el niño se preocupe en exceso por hacerlo bien y se desconecte de su necesidad de crear sin juicio, como a él le gusta y le hace disfrutar.
- ¿Qué necesitas? Hay que escuchar con interés y proporcionar- le lo que necesite para llevar a cabo su creación, estableciendo unas normas básicas de cuidado de uno mismo y del espacio, que le proporcionen seguridad a él y a nosotros.
- Compartir el momento. Es muy importante crear a su lado. Que nos vean crear lo que queremos, como algo natural.
- El resultado no importa. El proceso es más importante que el resultado. Cuando el niño realiza una obra o actuación y pregunta: « ¿Te gusta? », pidiendo una aprobación, debemos poner el énfasis en lo divertido de la acción, del proceso, más que en la perfección del resultado. La respuesta debe ir en esta dirección: «Me encanta verte crear y disfrutar. Y a ti, ¿te gusta lo que has hecho?». Al devolverle la pregunta, le estamos diciendo que, realmente, al que le tiene que gustar lo que ha hecho es a él mismo, no a nosotros. De esta forma, potenciamos la autoestima y confianza en sus propias posibilidades y gustos creadores.
Asociación Aragonesa de Psicopedagogía