La Mesopotamia es una región del Asia Occidental ubicada entre los ríos Tigris y Eufrates, así como en sus terrenos circundantes. En esta región surgió durante la Edad Antigua la llamada civilización mesopotámica. Gracias a esa cultura, allí se inició la Revolución Neolítica, es decir, el desarrollo de la agricultura y la ganadería hace alrededor de 12.000 años.
Los mesopotámicos sirvieron de modelo e inspiración al resto del mundo y popularizaron invenciones fundamentales para la civilización humana como la rueda, el cultivo de cereales, el desarrollo de la escritura cursiva, las matemáticas y la astronomía.
La Antigua Mesopotamia es una referencia importante en el estudio de la Antigüedad humana, pues de ella provienen relatos como el mito de Gilgamesh, episodios bíblicos como en diluvio universal, o el primer conjunto de leyes conocido: el Código Hammurabi.
Los distintos pueblos mesopotámicos prosperaron culturalmente y fueron en su época uno de los grandes polos civilizatorios de Eurasia, aunque siglos después fueron poco más que territorio de disputa de los grandes imperios de la Antigüedad tardía, como el Imperio Romano y el Imperio Persa.
Ubicación de la Mesopotamia
La región mesopotámica se halla en el Oriente Próximo, extendiéndose en gran parte de los territorios actuales de Irak y de Siria, y en menor medida en las cercanías de sus fronteras con Kuwait, Irán y Turquía.
Abarca un territorio compuesto de cuatro unidades regionales: las mesetas de la alta Mesopotamia, las llanuras de la Mesopotamia inferior, las montañas y cordilleras, y las estepas o regiones desérticas.
Ríos principales de la Mesopotamia
Como hemos dicho, los ríos principales de la región y a los que se debió el surgimiento y la prosperidad de los pueblos mesopotámicos son:
- Tigris. Tiene 1.850 km de longitud y es el que tiene mayor pendiente. Su desnivel de nacimiento a desembocadura es de 1.150 metros. Tiene afluentes a lo largo de su parte izquierda, como el Armenia y el de los Zagros.
- Éufrates. Se extiende a lo largo de 2.800 km. Su desnivel es de 4.500 metros. Sin embargo, su pendiente es más suave en la mayor parte de su recorrido. Sus afluentes son el Tauro, el Balih y el Habur, que cruzan el antiguo territorio mesopotámico y poseen distintos caudales: el Habur es navegable casi todo el año, mientras que el Balih puede llegar a secarse.
Ambos ríos sufren inundaciones frecuentes, aunque no demasiado benéficas, a diferencia de las del Nilo (que son vitales para la fertilización de los terrenos egipcios aledaños). Además, estas inundaciones suelen llegar en mal tiempo y tener resultados destructivos.
Pueblos de la Mesopotamia
La región mesopotámica se dividía antiguamente en las naciones de Asiria (al norte) y Babilonia o Caldea (al sur). Esta última, además, comprendía los pueblos de Acadia (parte alta) y Sumeria (parte baja).
Asirios, acadios y sumerios gobernaron la región desde alrededor del 3100 a. C. hasta 539 a.C. Se estima la escritura fue inventada al comienzo de este período. La caída de Babilonia, que significó el fin de su podería, se debió a la conquista por el Imperio Arqueménida o Primer Imperio Persa.
- Cultura sumeria. Fue la primera nación mesopotámica, que fundó las ciudades míticas de Uruk, Lagas, Kis, Ur y Eridu, con una economía basada en la agricultura de regadío. Fueron los inventores de la escritura cuneiforme y se gobernaron mediante reyes absolutos que eran vicarios de los dioses en la Tierra.
- Cultura acadia. Los acadios fueron el resultado de las invasiones de los pueblos semitas de la Península arábiga, que perseguían la prosperidad de los sumerios. Entre ellos llegaron árabes, hebreos y sirios, que se establecieron hacia el norte de Sumeria y eventualmente prosperaron lo suficiente para invadirla y fundar el Imperio Acadio.
- Cultura babilónica. La ciudad de Babilonia engendró eventualmente su propia cultura, en dos grandes períodos históricos: el primero bajo el reinado del rey Hammurabi, en lo que se conoce como el Imperio Paleobabilónico, célebre por resistir a los ataques de los pueblos nómadas y prosperar enormemente en sus obras civiles, culturales y militares. La segunda etapa se conoce como el renacimiento babilónico y es posterior a la dominación asiria, cuando una nueva tribu semita refundó el poderío babilónico: los caldeos. Bajo el mandato de su rey más célebre, Nabucodonosor II, fundaron un imperio que se extendió hasta las costas del Mediterráneo.
- Cultura asiria. Los asirios se establecieron hacia el norte de Babilonia luego de caído el imperio de Hammurabi, y pronto fueron lo suficientemente fuertes como para establecer su propia monarquía, con ciudades importantes como Assur y Nínive, que cayeron bajo el ataque de la alianza entre babilónicos y medos en 612 a. C.
Religión mesopotámica
Los pueblos babilónicos eran sumamente religiosos, y casi todos los elementos de su sociedad se comprendían a partir de la voluntad divina. Su concepción del mundo era limitada a los alrededores de la región: el mundo estaba limitado por las montañas y una inmensidad de agua, y a cada dios le correspondían ciertos reinos o dominios.
Los dioses eran inmortales y eternos, capaces de crear la realidad con la mera palabra. Por otro lado, abundaban las narraciones de muertes y renacimientos. Algunos de los principales dioses mesopotámicos eran An (dios del cielo), Enlil (dios del viento), Enki (dios del agua) y Ninhursag (diosa de la tierra).
Sin embargo, cada cultura construyó su propio panteón de divinidades y su propia versión de la religión que compartían. La fecundidad cultural de la región se debía a la constante llegada de pueblos nómadas deseosos de asentarse y compartir las riquezas mesopotámicas.
Historia de la Mesopotamia
La historia de Mesopotamia va desde la prehistoria y el asentamiento de los primeros nómadas en la región, hasta la conquista del Oriente Próximo por los persas.
- Orígenes. Las primeras comunidades agrícolas mesopotámicas surgieron alrededor del 7.000 a. C., desarrollando una agricultura simple, que luego fue mejorada por los agricultores sumerios valiéndose del Tigris y del Éufrates para el riego, no dependiendo así de las lluvias. De este modo nacieron los primeros asentamientos permanentes de la región: Buqras, Umm Dabaghiyah y Yarim Tappeh, así como las primeras culturas menores mesopotámicas: la Hassuna-Samarra (5.600-5.000 a. C.) y la Halaf (5.600-4.000 a. C.).
- Período El Obeid (5500-4000 a. C.). La fundación de los primeros asentamientos de edificaciones de barro cocido, llamada el-Obeid, y de los primeros zigurats, edificios de veneración religiosa que serían luego característicos de la civilización mesopotámica. El más antiguo de estos templos sería Eridu, al sur de Sumeria.
- Período de Uruk (4.000-2.900 a. C.). Este período inicia con el surgimiento de la primera ciudad de la historia: Uruk, junto con los primeros registros escritos cuneiformes y la aparición del metal (cobre, estaño, bronce), y de la rueda, que revolucionó el transporte para siempre. Esta es la época de nacimiento de la vida urbana.
- Período Dinástico Arcaico (2.900-2.350 a. C.). Inicia con el surgimiento de las primeras ciudades-estado, que compitieron con Uruk en importancia, como Ur y Kish, alcanzando poblaciones de entre diez y cincuenta mil habitantes. Se trata de un período de expansión de las técnicas agrícolas y del modo de vida sumerio al resto de la región fértil mesopotámica, hasta llegar a Siria. La construcción de los primeros palacios y las primeras murallas en torno a las ciudades sólo pueden indicar que fue también un período de constantes guerras y disputas políticas, en el que las ciudades de Uruk, Ur, Kish, Lagash y Umma se disputaron la supremacía sucesivamente.
- Imperio acadio (2.350-2.160 a. C.). Este fue el nombre de la dinastía semítica que se instaló en sumeria y conquistó las ciudades bajo el mandato del rey Sargón I de Acadia. Durante su reinado, Mesopotamia construyó redes de intercambio con las civilizaciones del Valle del Indo, Egipto y Anatolia.
- Período de los gutis (2.150-2.100 a. C.). El Imperio acadio sucumbió durante el reinado del rey Ur-Utu, fruto de tensiones internas y de las invasiones de los pueblos nómadas gutis y lullubis, provenientes de la cordillera de Zagros. Los gutis gobernaron brevemente, haciendo de Lagash su centro político, gobernado por un hombre de nombre Gudea, quien no aceptó el título de rey y llevó a cabo un gobierno pacífico y de crecimiento.
- III Dinastía de Ur (2110-2000 a. C.). Eventualmente los gutis fueron expulsados por el rey de Uruk, Utu-Hegal, quien sería a su vez destronado por Ur-Nammu, gobernador de Ur, quien reunificaría el territorio y presenciaría un renacimiento sumerio. Esta dinastía culminaría debido a un proceso de desintegración política que entre 2000 y 1800 a. C. condujo a la disolución de la dinastía de Ur, en parte debido a las invasiones de los Amurru o Amoritas provenientes del oeste.
- Imperio paleobabilónico (1800-1590 a. C.). Los Amurru fundaron nuevas dinastías mesopotámicas, y el Imperio paleobabilónico surgió de la mezcolanza. Su sexto rey, Hammurabi, fue célebre por su gobierno floreciente en artes y ciencias, así como conquistas militares; a punto tal que la región dejó de llamarse Sumeria o Acadia para empezar a ser Babilonia. La lengua sumeria sobrevivió en los registros escritos, pero no era hablada ya en la época, y nuevos dioses amoritas se sumaron al panteón mesopotámico.
- Período de segregación (1590-1000 a. C.). La muerte de Hammurabi condujo al debilitamiento de Babilonia y a las invasiones de los pueblos casitas, de orígenes enigmáticos. Estos invasores fundaron nuevas dinastías, fundando así la Babilonia casita (1590-1160 a. C.), a medida que se integraron con la cultura local. A ellos siguieron nuevos recién llegados indoeuropeos, que fundaron reinos periféricos en Mesopotamia, como los Hititas, Hurritas, Peselet. También surgieron gradualmente los asirios, de quienes se desconoce el origen, y cuyos territorios quedaron inicialmente bajo dominio babilónico.
- Imperio neoasirio (1000-650 a. C.). Luego del año 900 a. C., los Asirios expulsaron a los arameos de la región y cobraron el dominio de las rutas comerciales mesopotámicas, bajo el mandato del primer rey neoasirio: Salmanaser III, quien los condujo a expandir su dominio sobre Mesopotamia entera, Siria y Palestina. A esta expansión prosiguió un período de enorme conflictividad política y pugnas internas y externas, que conducirá a la Guerra con Judá y la decadencia asiria. Así resurgió la cultura babilónica, bajo la conducción del rebelde caldeo Nabopolasar. Los asirios fueron barridos del mapa político, su lengua borrada y su imperio dividido entre los medos y los caldeos.
- Imperio neobabilónico (612-539 a. C.). Los babilonios resurgieron en la región y florecieron bajo el mandato del hijo de Nabopolasar, el célebre Nabucodonosor II, quien conquistó el reino de Judá y destruyó Jerusalén. Sin embargo, después fue destronado y reemplazado por el rey Nabonido, considerado un rey enloquecido que no supo hacer frente a la conquista de Babilonia por Ciro el Grande, emperador persa, en 539 a. C. Bajo el dominio persa se puso fin a la civilización mesopotámica.