El Reino Unido es territorio de experimentación de las teorías educativas más avanzadas. Si Alexander S. Neill intentó inculcar democracia y libertad día a día a los niños que ingresaban en Summerhill School, el alemán Kurt Hahn quiso promover el espíritu de aventura, la responsabilidad personal y el respeto a la diversidad en el Atlantic College, el primero (1962) de una red de instituciones educativas por todo el mundo que forman la United World Colleges (UWC). La princesa Leonor cursará sus dos años de bachillerato internacional en el castillo medieval de St. Donat, en el valle galés de Glamorgan, a unos 26 kilómetros de la ciudad de Cardiff. La construcción data del siglo XII, y fue ampliamente remodelada y ampliada después de que la comprara en 1925 el magnate estadounidense de los medios, William Randolph Hearst. “El sitio que Dios habría construido si hubiera tenido dinero”, describió el lugar el dramaturgo George Bernard Shaw.
Acoge el colegio unos 350 alumnos de 90 nacionalidades, y según asegura la institución, tres cuartas partes de ellos reciben becas y ayudas de benefactores privados. El ingreso prima los méritos y capacidades de los aspirantes de todo el mundo. El precio por adolescente es de unos 76.000 euros por los dos años que cursan. “El Hogwarts para jipis”, definió hace poco más de tres años el colegio el diario The Times, en referencia al edificio medieval donde el personaje Harry Potter aprendía su magia. Su estatuto fundacional proclama el objetivo de “hacer de la educación una fuerza capaz de unir a los pueblos, las naciones y las culturas en beneficio de la paz y de un futuro sostenible”.
Es el centro predilecto de algunas realezas, millonarios californianos e intelectuales bohemios, por su empeño en fomentar la responsabilidad individual de los alumnos, su capacidad de descubrir, experimentar, colaborar y servir a los demás. Cada adolescente comparte habitación con otros tres, normalmente de países distintos. Bajo la vigilancia discreta de tutores, el internado no tiene nada que ver con la leyenda de duchas frías y disciplina estricta de los tradicionales “boarding schools” (internados) británicos. Un 5% de los alumnos de UWC son refugiados procedentes de zonas conflictivas como Palestina, Yemen, Irak o Afganistán. La actual presidenta de la institución es la reina Noor de Jordania, quien sustituyó en el puesto a Nelson Mandela.
“Ayudamos a nuestros alumnos a descubrir la posibilidad real de cambiar las cosas (…) a través de una actitud valiente, ejemplo personal y liderazgo altruista. Respaldamos a los adolescentes para que alcancen su pleno potencial intelectual, moral, estético, emocional, social, espiritual y físico”, proclaman los modelos y principios de la red escolar.
Además de estudiar diversas materias que engloban ciencias, arte y humanidades, la princesa Leonor deberá completar tres tareas concretas para obtener su diploma de bachillerato internacional: redactar un ensayo de no más de 4.000 palabras sobre algún asunto de especial interés al que dedicará dos años de investigación; completar un curso de Teoría del Conocimiento, que enseña a los alumnos a entender “cómo saben lo que aseguran saber”; y un taller de “creatividad, actividad y servicio” que le permita adquirir habilidades sociales y de servicio a la comunidad y un mayor contacto con la naturaleza.
Fuente: Elpais.com