Luego de casi dos meses de intensa búsqueda son localizados, en la noche del día anterior, cuatro de los miembros del denominado grupo “Los Palmeros” (“Comandos de la Resistencia”), que supuestamente habían perpetrado el robo del Royal Bank of Canada de la sucursal de Naco el 8 de noviembre de 1971, en una casa situada en el kilómetro 14½ de la autopista la autopista de Las Américas.
Inmediatamente fueron desplegadas fuerzas conjuntas del Ejército y la Policía Nacional, comandadas por el Contralmirante Marina de Guerra Ramón Emilio Jiménez, Secretario de las FF.AA.; y los generales Neit Nivar Seijas, Jefe de la Policía Nacional; y Salvador Lluberes Montás (Chinino), las cuales cercan la vivienda en el transcurso de la noche.
El día 12 de enero del año de 1972 se iniciaron los acontecimientos casi bélicos que se desarrollaron en las proximidades del Km. 14 de la autopista de Las Américas, cuando las fuerzas de seguridad del régimen del doctor Joaquín Balaguer ubicaron a los jóvenes revolucionarios del grupo “Comandos de la Resistencia” o Los Palmeros.
Los denominados Palmeros eran jóvenes rebeldes que se oponían al régimen autocrático y despótico que mantenía en el país el doctor Joaquín Balaguer y su camarilla militar.
Su jefe militar era el coronel Francis Caamaño, quien para ese entonces residía en Cuba donde él y sus seguidores aprovechaban las facilidades que les ofrecía el régimen comunista de Fidel Castro Ruz.
En el país, los líderes de los Palmeros eran los jóvenes Miguel Cocco (Jefe Político) y Amaury Germán Aristy (Jefe Militar).
Virgilio Perdomo Pérez, Amaury Germán Aristy, Bienvenido Leal Prandy ( La Chuta) y Ulises Cerón Polanco, fueron localizados por fuerzas militares en una casa que les servía de refugio en donde fueron atacados en la madrugada del miércoles 12 de enero de 1972 sin ninguna mediación previa por parte de las fuerzas militares balagueristas que lograron eliminar dos de ellos, otros dos se refugiaron en una cueva cercana desde donde combatieron resueltamente a los militares y policías atacantes.
Demostrando un valor indoblegable y con más estrellas en la frente que las de todos los generales que los enfrentaron, los jóvenes Palmeros combatieron denodadamente durante varias horas a las fuerzas militares y policiales, dirigidas por los oficiales: Contralmirante Marina de Guerra Ramón Emilio Jiménez (a) Milo, y por los generales E.N. Neit Rafael Nivar Seijas, Jefe de la P.N., y Salvador (Chinino) Lluberes Montás, quienes usaron contra los valientes combatientes, mal armados, cerca de 5,000 hombres, y armamento pesado, incluso armas de artillería pesada, barcos, lanchas, y aviones.
Las bajas del Ejército Nacional fueron ocho: seis rasos y dos oficiales; el primer teniente José Germán Brito Rodríguez y el capitán Virgilio Félix Almánzar.
Otro miembro del grupo, Plinio Matos Moquete fue perseguido tenazmente pero pudo mantenerse oculto en la periferia verde de la ciudad, o en refugios urbanos, haciendo la vida de un solitario guerrillero.
Un año después de la muerte de Amaury y sus compañeros se produjo el desembarco de Caamaño y sus seguidores por playa Caracoles de Azua, iniciando su frustrada guerrilla.
En su libro “El Fiero”, el fallecido guerrillero Hanlet Herman explica que Amaury Germán Aristy y su grupo se llamaban “Los Palmeros” debido a que el lugar donde se entrenaron, en Pinar del Río, Cuba, hay muchas palmas. Fue una forma de diferenciarse de las demás milicias revolucionarias que operaban para la fecha. Estaba integrado por Germán Aristy, Ulises Arquímedes Cerón Polanco, Virgilio Eugenio Perdomo Pérez y Bienvenido Leal Prandy (La Chuta).
El plan del líder de la Revolución de Abril, Francisco Alberto Caamaño, fue formar dos frentes guerrilleros contra el gobierno de Joaquín Balaguer. Uno, dirigido por Germán Aristy, lucharía en la ciudad. El otro, comandado por el propio Caamaño, operaría en las montañas.
A esos fines, es que clandestinamente llegan al país Los Palmeros, mientras Caamaño permanece en Cuba. Debían hacer una serie de arreglos, contactos para el regreso de Caamaño al país.
Pero, el 12 de enero de 1972 fueron descubiertos y en una cueva del kilómetro 14 de la autopista Las Américas hubo una épica batalla.
Cuatro jóvenes mantuvieron en vilo, en suspenso (había mucho miedo) a fuerzas combinadas del Ejército, Fuerza Aérea y la Policía, bajo la supervisión del gobierno de Estados Unidos.
Hubo que traer desde la base militar norteamericana en Puerto Rico un avión de reconocimiento para ubicar, fotografiar la cueva donde estaban los rebeldes.
Nadie podía entrar al lugar. El que lo intentaba recibía un fiero ataque. Tras varias horas sin que la poderosa artillería militar tuviese éxito, se presentó allí el jefe de la Policía, Neit Nivar Seijas, y gritó: “¡Cooño! ¿Y es que aquí no hay hombre?”
Indica Virgilio Almánzar, hoy defensor de los Derechos Humanos, que ante esa arenga, su padre que llevaba su mismo nombre, se envalentonó e intentó entrar a la cueva.
Lamentablemente, murieron los cuatro guerrilleros y ocho militares, incluyendo el padre de Almánzar, quien, paradójicamente, se convirtió en militante revolucionario.
Fuentes: Francisco Berroa y ggnoticias.com