Organizar una clase no es fácil y todo profesor/a lo sabe: requiere de planificación, de estudio, de tácticas novedosas que puedan atraer al alumnado…Al igual que un escritor, un profesor desea absorber también y tener fija y pendiente a su audiencia, que no es otra que el alumnado, y para ello es necesario crear un ambiente de drama y tensión o de giros inesperados como en la literatura.
Del mismo modo, un maestro o profesor, al igual que un buen escritor o un cineasta, tiene que saber cómo comenzará su historia y cómo terminará, con la diferencia y la complicación añadida de que un profesor debe crear esas historias todos los días.
Y esa es la verdadera clave de una buena planificación, el dar con los comienzos y los finales adecuados, porque si no se consigue involucrar a los estudiantes desde un principio, es posible que dicha colaboración y atención ya no se pueda recuperar. Si a eso se suma un final improvisado, se corre el riesgo de fallar en la planificación echando el trabajo y los objetivos a perder.
Por eso, los 8 minutos que más importan en una clase corresponden al inicio y al final de la misma. Si una lección o actividad en clase no comienza con fuerza, el interés de los estudiantes se desvanecerá pronto y el profesor tendrá que hacer un trabajo doble y mucho más pesado para procurar no perder esa atención tan necesaria. Y es que, si dicha atención no se logra, tampoco podrán alcanzarse los objetivos planeados de comprensión y de trabajo.
Maneras de hacer que esos 8 minutos sean mágicos
- Comenzar la clase con buenas noticias
Las aulas en las que se habla abiertamente de sucesos o noticias y problemas cotidianos, que debate y formula preguntas críticas de interés, o que celebra las cosas bonitas de la vida, construye el clima de comodidad necesario para que los estudiantes se impliquen, compartan ideas y participen en discusiones honestas y abiertas. Comenzar con buenas noticias el día es una forma muy sencilla y asequible de llegar a los estudiantes.
- Establecer disciplinas cruzadas
Lanza una pelota de fútbol durante la clase antes de enseñar las disciplinas de la física, toca una canción que haga alusión o recuerde a tu tema de mitología, mide los ángulos de una pintura de Picasso en la clase de matemáticas…¡Existen posibilidades casi infinitas! La integración de otras disciplinas enseña a los estudiantes que las ideas y los conceptos no están solos, sino que existen dentro de una red más amplia de conocimiento. Comenzar con otra disciplina o con otra actividad relacionada de alguna forma, puede abrir también los sentidos a un aprendizaje más profundo.
- Trabajar y planear con ayuda de YouTube
Cien horas de video son subidas cada minuto en esta red social, y en ella hay algo para cada grado, materia y enfoque que necesitemos. El empleo como apoyo de redes como YouTube no solo hace que el aprendizaje sea visible y moderno, sino que también permite que los maestros establezcan conexiones que no serían posibles de otra forma, acercando de paso el conocimiento a los intereses y medios habituales de los más jóvenes.
- Reflexiones en 5 minutos
Los estudiantes necesitan estudiar y escribir mucho para aprender y para superarse a sí mismos, pero existen otro tipo de mecanismos más dinámicos para conseguir esas mismas metas. Por ejemplo, si planteamos una duda o una pregunta relacionada con algo de la materia, de una forma más actual e interesante, los estudiantes sentirán el reto de descubrir la respuesta y puede que se sientan motivados también a ir más allá e investigar lo necesario. Una forma de lograrlo es comenzar cada día con una pregunta a la cual los alumnos deban dedicar en torno a unos cinco minutos para responder. Este ritual potenciará la reflexión y el aprendizaje de una forma menos agresiva y más interesante que una lección completa.
Otros trucos para dar un buen final a una clase
- Subir de nivel
No es un secreto que a los niños les encantan los videojuegos, en parte debido a la recompensa constante de alcanzar nuevos niveles y obtener una clasificación más alta. Esto crea una sensación de logro, de competencia y valor. Y los videojuegos, en este sentido, ofrecen una importante táctica para los maestros, que pueden jugar con esta necesidad de superación y desarrollar niveles de competencia basados en estándares concretos. Por ejemplo, al final de una lección pide a los estudiantes que planifiquen su propio progreso y se dividan el trabajo en metas, poniendo nombres típicos de sus videojuegos favoritos a dichas fases. Basar una planificación en niveles y relacionarlos con juegos populares, puede ser la motivación ideal para lograr que hasta los estudiantes más reacios superen sus logros.
- El poder del post-it
Otra forma de crear un clima positivo en el aula, más allá del comienzo de las “buenas noticias”, es terminar con notas de interés pero más relacionadas con el conjunto de los alumnos y de la clase. Por ejemplo, puedes pedir a los alumnos que escriban cosas que hayan aprendido de otra persona en la clase o que les gusten en una nota post-it, que pegarán en la pizarra según vayan saliendo. Al comienzo del día siguiente se leerán estas notas en voz alta, creándose un clima muy positivo para comenzar de nuevo. Esta idea reafirma que un aula es una comunidad de aprendices y fomenta la participación de todos mejorando el ambiente de comunidad y de compañerismo, porque… ¿quién no quiere comenzar el día con buenas palabras y mensajes?
- Otras redes sociales en el aula
El espíritu de colaboración y conexión del mundo digital se puede replicar en el aula física. Muchos profesionales de la educación ya han escrito sobre las formas positivas del uso de Twitter, Pinterest e Instagram en el aula. En los últimos cuatro minutos, puedes desafiar a los estudiantes a redactar un tweet creativo o a encontrar una imagen que se identifique también de forma original y creativa con la temática a estudiar o los objetivos que deban alcanzarse en Instagram o Pinterest.
Y tú, ¿cómo empiezas y terminas cada día tus clases?
Fuente: blog.bosquedefantasias.com