De la práctica educativa docente se espera mucho, ya que en el maestro ha recaído la responsabilidad de formar a los ciudadanos que la sociedad demanda, pero la práctica educativa es una acción muy compleja por diversas situaciones; dentro de las cuales destacaría la diversidad en las características de nuestros alumnos, los distintos modos de aprender, las diversas tareas que tiene que realizar el docente durante un día de clases, la influencia contextual, las situaciones impredecibles y, por supuesto, la forma de enseñar del maestro.
Es muy importante analizar las prácticas educativas que acontecen en nuestras aulas considerando la reflexión sobre la práctica como una herramienta de cambio en nuestras concepciones, en nuestras prácticas rutinarias, y nuestra forma de actuar y desenvolvernos en el aula al desarrollar los procesos de enseñanza. Conociéndose esto como una reflexión en la acción “Reflexion in Action” (Schon, 1987).
Una estrategia de análisis es la reflexión sobre la práctica, que es un proceso que el maestro debe usar constantemente para darse cuenta de lo que sucede en el aula y para autoevaluar su desempeño, con la finalidad de identificar áreas de oportunidades que se puedan mejorar con intervenciones oportunas, mediante la detección de situaciones problemáticas, las cuales repercuten en el desarrollo de competencias en sus alumnos.
Nuevas estrategias
Es importante destacar la indiscutible relevancia de las estrategias de enseñanza que el maestro emplea en su grupo. Aunque en ocasiones es necesario que el docente cambie sus percepciones sobre la enseñanza para realizar de manera eficaz su labor como facilitador, para ello debe comprender y reflexionar lo que hace en el aula. Este proceso es complejo, de hecho Pozo (2006, p. 428) comenta que “lo más difícil del cambio no es tanto poner en marcha nuevas prácticas, sino modificar las ya existentes.”. Dentro de los instrumentos que Pozo (2006, p. 429) sugiere para el apoyo del análisis de la práctica está “la escritura de diarios, el análisis de casos, la grabación y posteriormente la revisión de situaciones reales de práctica”.
Autores como Donald Schˆn (1992) invitan al maestro a la reflexión permanente de su práctica “práctico-reflexivo”, ya que este nuevo papel permite al docente desarrollar una mejor comprensión del “conocimiento en la acción”, convirtiéndolo en un investigador en el contexto práctico y no teórico, considerando la práctica como una clase de investigación.
Es elemental reconsiderar la importancia acerca del término “práctica reflexiva”, y para ello es necesario hacer una diferencia entre lo que es pensar y reflexionar. El ser humano piensa constantemente y no por ello es un practicante reflexivo, sino que la reflexión va más allá considerando cierto distanciamiento para replantear, o sea, reconsiderar nueva y detenidamente la práctica reflexiva.
La formación del profesor
Esta tiene que orientarse a ir personalizando en un esquema del pensamiento propio, un saber reflexivo y crítico, pues ni se resuelve la enseñanza con solo mirarla, ni se convierte en práctica racional innovadora si no se supera el nivel del pensamiento vulgar, las creencias personales o el conocimiento tácito. La reflexión sobre la acción se renueva constantemente, dando paso a la reflexión de su propia acción y sobre los sistemas de acción colectiva.
En ocasiones el maestro piensa que el reflexionar sobre la práctica se hace de manera individual, y en cambio, para que tenga un mejor resultado debería ser en colectivo, ya que se contrastarían las ideas con las de alguien más, generándose un intercambio de opiniones muy enriquecedor. En general, reflexionar es pensar, pero en educación, es hacer elecciones y tomar decisiones sobre la mejora de nuestros procesos de enseñanza.