Nathalia Romero
Santo Domingo
“Guarda tu celular. Deja de chatear. Deja de usar la cámara como espejo. Deja de mirar Instagram y Whatsapp. Por favor, presta atención a la clase”, eran los mandatos con los que Valerie, maestra de ciencias sociales, se dirigía todos los días a sus alumnos. Hace unos años, ese tipo de acciones era impensable, pero en la era del teléfono inteligente se ha vuelto una costumbre en casi todas las escuelas y colegios.
Un estudio publicado en la revista Educational Psychology, demuestra que el solo hecho de tener celulares en el salón de clase puede ser perjudicial para el rendimiento académico de un estudiante, afectando no solo lo que aprende sino lo que retiene en su memoria.
Cambio en la dinámica escolar
“Pero ya el panorama es distinto”, manifiesta Valerie. Desde hace más de un mes, la implementación de un estuche en el colegio ha cambiado todo.
Su nombre es Yondr, y está siendo usado alrededor del mundo en cientos de salones de clases y colegios, en espectáculos, en ámbitos familiares y en eventos especiales de toda clase. El objetivo de su creación ha sido crear espacios donde las personas puedan hablar y relacionarse con su entorno.
Este consiste en un estuche simple y fácil de usar que guarda los celulares y requiere de un mecanismo para abrirlo.
Cambio en los estudiantes
“Hablamos más entre nosotros, nos enfocamos más en la clase. Antes, aunque teníamos prohibido sacar el celular en el aula, vivíamos en un estado permanente de ansiedad. Incluso nos sentimos más seguros porque se ha reducido el acoso y el cyberbullying”, expresa Carlos, estudiante de sexto de secundaria en el colegio The Community for Learning.
Asimismo, Lisa Soto de sexto de secundaria, dice que ha mejorado su timidez y la forma en la que se comunica con sus compañeros. “Ahora socializo más y vivo la vida real”.
Carla Meyrink, directora del referido centro, explica que cuando los estudiantes llegan al colegio colocan el celular en el estuche Yondr, el cual es luego cerrado. Los estudiantes mantienen posesión de sus celulares, pero no los pueden usar hasta que los estuches sean abiertos al final del día. En caso de que un maestro necesite que los estudiantes utilicen los celulares con fines educativos, los celulares son desbloqueados para que puedan realizar la actividad.
Meyrink expresa que a pesar de la inicial negativa de algunos a solo un mes de la presencia de Yondr en el centro, el rendimiento de los estudiantes en el aspecto académico y de relaciones interpersonales han dado un giro de 180 grados.
“Ahora se involucran más en las actividades y trabajos del salón de clase, tienen menos acceso a redes sociales en momentos inadecuados, por lo tanto tienen menos probabilidades de distraerse y posponer sus asignaciones”, asegura.