Este modelado inicial lo llevamos a cabo con un grupo de estudiantes cuyas creencias sobre lo que significa leer fluidamente se reducían a leer deprisa. Y no es que la escuela sea la responsable única de impulsar estas creencias en los estudiantes, no. La realidad es que el propio marco metodológico de la investigación educativa que durante el último siglo ha imperado en el ámbito universitario, ha definido y medido operativamente la fluidez lectora como el número de palabras por minuto que un niño es capaz de leer. Las consecuencias las vivimos aún hoy a diario en los centros escolares, con planteamientos didácticos basados en esa creencia de que leer fluidamente es leer cada vez con más velocidad.
En consecuencia, y para seguir en este blog un proceso lineal de desarrollo de la fluidez lectora, una vez reflexionado sobre el modelado de la conducta lectora fluida entendemos que es el momento ahora de aportar diseños de aprendizaje de la fluidez lectora con alumnado de primeros cursos de Educación Primaria (1º y 2º) y con aquellos que presentan dificultades de fluidez lectora. Para ello, en esta nueva entrada nos proponemos justificar teóricamente diseños prácticos de trabajo, a través del manejo de una estrategia de enseñanza-aprendizaje de la fluidez lectora que viene en denominarse “lectura asistida”.
Fundamentos de la “lectura asistida”
La lectura asistida es una estrategia al servicio del docente para la mejora inicial de la fluidez lectora. Rasinski (2011), utiliza una analogía para definir esta estrategia:
”La lectura asistida es una aproximación metodológica a la fluidez lectora que puede equipararse a aprender a montar en bicicleta, cuando el padre o la madre de un niño la sostienen para que éste dé sus primeros pasos conduciendola y asegurándose de que no se cae. Tras algún tiempo montándola con éxito con ese apoyo, el niño va a ser capaz de hacerlo paulatinamente sólo, sin ayuda, e incluso montar otra bicicleta diferente. Lo que ha aprendido montando una bicicleta, lo transfiere a otras bicicletas” (p. 102).
Para Rasinski, esa analogía con la lectura viene a señalar la importancia de que, en los primeros momentos de su aprendizaje, cuando ya el niño domina el código alfabético de conversión grafema/fonema, es necesario que el docente programe prácticas asistidas de la fluidez lectora, bien con su asistencia directa o con la de otro lector experto, para así poder caminar junto a él en el reconocimiento rápido de palabras, en su travesía hacia una lectura fluida y expresiva.
Modalidades de lectura asistida
El procedimiento turno de lectura, es el más utilizado en las aulas. Sin embargo, su eficacia y funcionalidad para el desarrollo de la fluidez lectora es escasa de acuerdo con los datos de la investigación. Su práctica suele ser poco significativa para el lector menos experto, por el propio contexto y los materiales que generalmente suelen usarse.
Cuando se lee con este procedimiento, todos los alumnos tienen el mismo texto para leerlo simultáneamente. La idea que subyace a su uso es que se espera que los lectores menos fluidos reciban el favor de este tipo de lectura asistida oyendo leer a otros compañeros más expertos del grupo. Sin embargo, la práctica nos demuestra que el docente se limita a establecer un “turno de lectura” en el aula, y los lectores poco eficaces suelen esperar ansiosos a leer la porción del texto que les toca, sin atender a la lectura previa que ha llevado a cabo por otros alumnos más competentes. Los datos que aportan algunas investigaciones nos muestran la escasa ganancia, en términos de fluidez y comprensión lectora del alumnado de los cursos iniciales de Educación Primaria, cuando se utiliza este procedimiento en comparación con otros como la lectura en pareja (Stahl, 2004).
La lectura compartida, o lectura en pareja se caracteriza por que un lector experto (profesor, padre, otro compañero, un alumno de cursos más altos) comparten la lectura con otro menos experto, de acuerdo con el siguiente protocolo:
-El alumno elige el texto a leer.
-Comienzan el lector experto leyendo el texto.
-Posteriormente leen juntos, ajustando el lector experto el ritmo de su voz a la del alumno, para permitirle que acompase su lectura a dicho ritmo. El alumno debe acompañarse de su dedo para seguir visualmente las palabras del texto que va leyendo al ritmo acompasado del profesor.
-Para facilitar la toma del control por parte del alumno de la tarea, ambos convienen que cuando éste se sienta seguro, con una señal al profesor (usualmente levantando la mano, o con una pequeña indicación con su codo) le advierta de que pare de leer, y así él pueda seguir leyendo.
-El alumno sigue leyendo, mientras que el docente puede por momentos acompasar en silencio, o con voz tenue, su lectura.
-Si en un momento concreto el alumno se encuentra con una parte del texto difícil de leer, el lector experto toma la iniciativa y lee, para posteriormente dejarle de nuevo leyendo.
Durante el proceso, cuando surjan algunas palabras de dificil comprensión, el lector experto deberá parar la lectura, o seguir leyendo para, al final, compartir la comprensión del texto reflexionando sobre el significado de dichas palabras.
El uso de este procedimiento con lectores iniciales aporta mejoras significativas en el nivel de fluidez lectora, reconocimiento de palabras y comprensión del texto. Así, por ejemplo, Stahl & Heubach (2006) concluyen que aquellos alumnos de 1º y 2º de Educación Primaria, a los que se les permite incluso elegir su compañero de lectura, incrementan significativamente su competencia en este aprendizaje. Las parejas de un alumno con bajo nivel de fluidez con otro de nivel similar, o aquellas otras en las que ambos poseían una buena lectura fluida, fueron las menos efectivas en establecer interacciones de control sobre la lectura en pareja que desarrollaron. Otra de sus conclusiones importantes a considerar en la práctica del aula, es la de que las parejas que mejor funcionaron fueron aquellas en las que un lector de cursos más altos se emparejó con alumnos de cursos más bajos.
La tercera opción de lectura fluida utilizando nuevas tecnologías, ofrece distintas alternativas muy útiles al docente. En la práctica de lectura fluida previamente grabada (audio-textos), inicialmente el alumno lee un pasaje, a la vez que simultáneamente escucha la grabación realizada por un lector experto. Posteriormente, cuando considera que es capaz de leerlo mejor, anula el sonido y realiza una lectura independiente. Generalmente este tipo de textos grabados en distintos soportes (CD, podcasts, TV, iPad, etc), han cuidado el ritmo de lectura del texto y sus aspectos prosódicos y expresivos, por lo que son un instrumento muy eficaz para desarrollar la fluidez lectora.
Aunque este procedimiento es algo menos flexible, en cuanto que a veces no permite la asistencia que el profesor puede dar al alumno en determinados momentos de la lectura, en términos del ajuste del ritmo lector y la ayuda específica que se suele dar en la lectura en pareja, la investigación concluye que la práctica regular de audio-lecturas en el aula con lectores iniciales (20-25 minutos diarios), genera una mejora significativa, no sólo en la fluidez, sino también en la comprensión lectora (Pluck, 1995).
Para finalizar con esta entrada, a continuación relaciono y recomiendo algunas de las webs o blogs, en donde se pueden encontrar ejemplos de materiales y prácticas para la mejora de la fluidez lectora utilizando las nuevas tecnologías:
-Banco de textos: Ideado con la finalidad de compartir con todos los docentes, esta excelente página creada por el profesor Sergio Abad, está encaminado al desarrollo de materiales para la mejora de la comprensión lectora, la afición a la lectura y la mejora de la fluidez al leer, trabajando sus aspectos prosódicos y expresivos. Muchos de esos textos son grabados en sus casas por los propios alumnos, y leídos al día siguiente en clase. El autor de estos materiales motiva a que el alumnado elija e incluya un fondo musical que acompañe al texto, para asociarlo a la expresividad de la lectura.
http://recursosdidacticos.es/textos/idea.php
Éstos son dos ejemplos de este Banco de textos:
http://recursosdidacticos.es/textos/listado_audios.php?id=165
http://recursosdidacticos.es/textos/listado_audios.php?id=280
Terminamos afirmando que si la fluidez lectora no se enseña convenientemente ya desde el primer curso de Educación Primaria, ¿podemos esperar que nuestros adolescentes que realizan las pruebas PISA muestren un nivel de lectura fluida y comprensiva adecuada? Nos tememos que muchos de los lectores que transitan por los cursos intermedios de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, manifiestan también dificultades evidentes de fluidez lectora, tanto en el componente de velocidad, como en el que tienen con la prosodia y expresividad al leer, que sería necesario atajar cuanto antes.
Se podría concluir, por tanto, que en la actualidad el desarrollo de la fluidez lectora no es sólo el objetivo a trabajar con el alumnado de cursos bajos, sino también con el de cursos más altos de la enseñanza obligatoria.
Fuente: comprension-lectora.org