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Ludosofía o cómo utilizar el juego para aprender a pensar

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La Filosofía es una materia con la que los estudiantes fomentan el pensamiento crítico, una capacidad que les sirve para aprender a decidir y actuar libremente. Lourdes Cardenal es docente de esta asignatura en un instituto de Badajoz y en este artículo explica cómo utilizar el Aprendizaje Basado en Juegos en Filosofía y las ventajas de aplicar esta metodología en el aula.

 

La Filosofía suele ser considerada como una materia en la que los estudiantes deben memorizar y comprender los pensamientos e ideas de los distintos filósofos. Sin embargo, la Filosofía, además de estar compuesta por estas ideas, conceptos y teorías también es la asignatura que busca que nuestro alumnado sea capaz de preguntarse críticamente sobre determinadas cuestiones. Algo en lo que el ABJ (Aprendizaje Basado en Juegos) puede ser de utilidad.

Pero para poder abordar preguntas como: “¿Es el método científico adecuado?” “¿a dónde nos lleva la técnica?” “¿debo actuar egoístamente?” “¿cuál es la naturaleza de los números?” o “¿qué régimen político es el más adecuado?”, entre otras reflexiones, debemos haber incorporado antes a nuestros procesos cognitivos las capacidades de relacionar, deducir, argumentar, pensar críticamente, pensar lateralmente o pensar cuidadosa y éticamente, entre otras.

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De este modo, la misión última de la materia de Filosofía no es que el alumnado posea conocimientos sobre la historia del pensamiento (que también) sino que adquieran las destrezas que les permitirán conformarse como sujetos responsables y con capacidad crítica para pensar, decidir y actuar de manera autónoma, siendo así dueños de sus propias vidas y libres para mejorar y colaborar en el progreso social y personal.

La enseñanza del pensamiento crítico a través del ABJ

Ahora bien, ¿cómo mostrar estas destrezas que fomentan el pensamiento crítico y autónomo? No se puede enseñar a comparar a través de una clase magistral de comparación sino mediante el ejercicio de ésta -nos basamos aquí en las teorías de John Dewey sobre el ‘Aprender haciendo’, el aprendizaje sociocultural de Lev Vigotsky, el aprendizaje por descubrimiento de Jerome Bruner, o las más actuales teorías sobre creación de conceptos, procesos cognitivos y aprendizaje vivencial de Lakoff y Johnson-.

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Así, y partiendo siempre de comparaciones sencillas pero vivenciadas, los alumnos irán subiendo poco a poco el nivel de abstracción e irán aprendiendo significativamente a comparar. Del mismo modo ocurre con la argumentación, la relación o el pensamiento cuidadoso. Todos ellos deben adquirirse a través de su ejercicio y su uso, y sólo así se incorporarán como estrategias de pensamiento y recursos para la vida diaria.

Puesto que el método academicista no es el adecuado para lograr el ejercicio y asimilación de las habilidades de pensamiento de orden superior habremos de recurrir a las metodologías activas, y es entre ellas donde encontramos un gran aliado: el Aprendizaje Basado en Juegos.

Este método de aprendizaje nos permitirá trabajar numerosas habilidades de pensamiento, pero también nos va a ofrecer la posibilidad, eligiendo los juegos adecuados, de repasar o asimilar significativamente los contenidos impartidos.

El juego como aliado filosófico

Es una excelente vía para provocar la experimentación controlada, la vivencia simulada y el desarrollo, además de despertar caminos de pensamiento nuevos para nuestros estudiantes como la argumentación, la deducción, la creatividad o la capacidad relacional.

Entre los cientos de juegos disponibles en el mercado, hay algunos que merecen ser tomados en cuenta por su capacidad para potenciar las destrezas que conducirán al alumnado al objetivo último: la construcción de sujetos responsables, críticos y autónomos. Los seleccionados poseen mecánicas sencillas, simplificando así la labor de ser explicados por el docente y comprendidos por los estudiantes: de este modo, sobra tiempo para trabajar otros contenidos en la sesión.

Por habilidades y nivel de profundidad

Según las habilidades que nos permiten desarrollar y el nivel de profundidad con el que estas se trabajan obtenemos el siguiente listado:

Juegos para aprender a argumentar y deducir:

  • Nivel I: ‘Alex Colt’, ‘Saboteur’, ‘Hombres lobo’

Amzon

  • Nivel II: ‘El espía que se perdió’, ‘Mindmaze’, ‘Black Stories’, ‘Insider’

Amazon

  • Nivel III: ‘Decrypto’, ‘Incómodos invitados’, ‘Cuentacuentos’, ‘La resistencia’

Amazon

Juegos para trabajar el pensamiento alternativo, la capacidad relacional y la creatividad:

  • Nivel I: ‘Dixit’, ‘Faraway’, ‘Conecta 2’

Amazon

  • Nivel II: ‘Musa’, ‘When I dream’, ‘Grande y peludo’

Amazon

  • Nivel III: ‘Mysterium’, ‘Shadows’, ‘Decrypto’

AmazonDe los juegos anteriormente nombrados hay algunos que además de trabajar destrezas nos permitirán, realizando pequeñas adaptaciones, adquirir y repasar contenidos. Así, creando nuestras propias tarjetas podemos trabajar términos filosóficos con alguno de ellos -como Decrypto e Insider-. Acotando las temáticas sobre las que girará la partida podemos usar ‘Conecta 2’, ‘Grande y peludo’ o ‘Dixit y ‘Musa’.

Definición de conceptos y recursos propios

Si lo que queremos es centrarnos en que los estudiantes definan conceptos, los usen, los comprendan y los asimilen de manera significativa podemos optar por recurrir a los siguientes juegos (introduciendo en ellos los términos que queremos trabajar):

  • ‘Portero Baldomero’
  • ‘Tags’
  • ‘Imagine’
  • ‘Story Cubes’
  • ‘Concept’
  • ‘Trapwords’

Por supuesto, en numerosas ocasiones no encontraremos ningún juego que se adapte al contenido que queremos trabajar, en ese caso no debemos tener miedo a crear nuestros propios recursos o a aprovechar los que otros compañeros han ido diseñando. En el caso de la materia de Filosofía, algunos materiales de los que podéis hacer uso libremente son los siguientes:

Y es que, la filosofía, en tanto que amor a la sabiduría, debe buscar sembrar la pasión por pensar y aprender, y el juego puede ser el resorte que haga nacer en los estudiantes el gusto por la reflexión, la motivación por el trabajo y el esfuerzo mental. También, la alegría y el placer de saberse ‘ganadores de la partida’ por lo que han aprendido y por cómo han discurrido. La ludosofía, o la sabiduría a través del juego, es así el camino que lleva a la filosofía o el amor al saber.

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