En este curso escolar hemos leído ‘Finis Mundi’ de Laura Gallego y, como trabajo de evaluación, propuse a mi clase un trabajo en el que transformamos la trama y personajes en protagonistas de un perfil en la red social.
Es innegable que los jóvenes (y no tan jóvenes) han sucumbido a las redes sociales. Por todo esto, decidí aprovechar el filón y plantear una actividad con fines educativos para fomentar la lectura usando Instagram. Ya se sabe: si no puedes con el enemigo, únete a él. Por eso, nada más comenzar la lectura Finis Mundi, de la escritora Laura Gallego, les dije a mis alumnos que el trabajo de evaluación sería un poco distinto. Ante las miradas atónitas, les anuncié que convertirían al protagonista del libro en un influencer de la época.
La vida a través de Instagram
Con una cuenta ficticia de Instagram, deberían hacerse pasar por él y contar su día a día a lo largo del viaje que emprende en el libro. Sería indispensable que la cuenta fuera privada y para usos únicamente académicos. Aproveché, de esta manera, para comentar la importancia de salvaguardar la privacidad en las redes.
Volviendo a la actividad, los posts debían contener las ciudades por las que transita el personaje principal, los paisajes que describe, las nuevas amistades con las que se cruza, las reflexiones que surgen a lo largo de la historia…
De manera cronológica, tenían que utilizar fragmentos de la novela como pie de foto para describir las imágenes del viaje. Les pedí que concretaran las páginas donde aparecían los textos para así facilitar el seguimiento, y les sugerí que utilizaran algún hashtag para darle más credibilidad al asunto.
Les recomendé que fueran publicando a medida que avanzaban los capítulos del libro. De este modo, vivirían el proceso de lectura usando Instagram como no lo habían hecho antes.
¡También con historias destacadas!
Algunos, incluso, crearon historias destacadas para detallar mejor ‘sus’ aventuras.
En total, la cuenta debería tener unas veinte publicaciones, cifra más que suficiente para establecer una idea clara del argumento. No suelo pedirles deberes porque considero que tienen derecho a desconectar y a disponer de un espacio propio para tareas lúdicas. De todas formas, siempre les digo que la lectura del libro obligatorio y el trabajo correspondiente se hacen en casa.
Es posible que en algunos entornos resulte complicado llevar a cabo dicha actividad. Así que se puede realizar una variante sin utilizar propiamente Instagram. Con una simple alusión a la plataforma y con plantillas de las publicaciones, también se pueden obtener buenos resultados.
En cuanto a la práctica original, me sorprendió que todos realizaran la actividad y que, además, cumplieran con la fecha estipulada de entrega. Los trabajos resultaron cuanto menos, sorprendentes.