Afecta al tipo de persona en que nos estamos convirtiendo.
Para ayudarles a que vean por qué esto es verdad, les pedí que contestaran por escrito una serie de preguntas:
1. Un posible empleador o universidad escribe a uno de sus profesores para que les haga una recomendación. Quien escribe dice, “Sabemos que este alumno tiene buenas calificaciones, pero ¿puede decirnos algo sobre su carácter?” ¿Qué querrían que el profesor escribiera sobre su carácter?
2. ¿Decir que “todos lo hacen” es un motivo válido para hacer algo deshonesto?
3. ¿Engañar en cualquiera de las siguientes circunstancias está menos mal que engañar en otras: (a) escuela, (b) actividad comercial, (c) impuesto a las ganancias, (d) evento deportivo, (e) solicitud de trabajo o de admisión en una universidad? Explica.
4. ¿Cómo te ganas la confianza de otra persona? ¿Cómo la destruyes?
5. ¿Cuáles son algunas de las consecuencias de ser deshonesto?
6. ¿Cuáles son las recompensas de la honestidad?
A continuación, los alumnos debían compartir sus respuestas en pequeños grupos, para luego presentarlas a los demás y debatirlas con todos los grupos. Luego, hacía que los alumnos leyeran un pasaje de mi libro Las grandes lecciones de la vida, en el que se describían las consecuencias de la deshonestidad (nos convierte en farsantes, destruye la confianza y debilita el amor propio) y los beneficios de llevar una vida honesta (forma una buena reputación, fortalece las relaciones y nos da serenidad).
Una vez que los estudiantes terminaran de leer este ensayo, les pedía que volvieran a contestar las preguntas iniciales sobre honestidad y que compararan los dos grupos de respuestas.
Como clase, debatimos sobre cómo sus respuestas pueden haber cambiado y por qué. Esta actividad los ayudó a aprender que la honestidad es una elección, una que importa. Pudieron entender mejor por qué la honestidad es esencial si querían tener amor propio y relaciones satisfactorias ahora y a lo largo de sus vidas.
Fuente: catholiceducation.org