Cuando era niño, escribir significaba una de dos cosas: Escribir a mano con un bolígrafo o un lápiz, o presionar teclas en una máquina de escribir. Eso era todo. Los errores eran difíciles de arreglar y las revisiones difíciles de hacer. Si había que modificar algo, tenía que borrarlo con cuidado (tratando de no manchar o rasgar el papel) o usar corrector líquido o de cinta. Nunca se veía del todo bien.
Esto generaba mucha frustración en los estudiantes con problemas de aprendizaje basados en el lenguaje como la dislexia. La mecánica de escribir se interponía en el camino de la expresión, lo que generaba mucha ansiedad en los niños.
Después llegó la tecnología de asistencia para la escritura. Ahora tenemos computadoras con autocorrector, dictado, predicción de palabras y mucho más. Los chicos pueden revisar los trabajos sin necesidad de una goma de borrar o cinta correctora. Es más sencillo que ellos se expresen.
Toda esta tecnología también ha resultado en algo más: Menos atención a la escritura a mano. Y eso tiene una implicación inesperada en el lenguaje y la alfabetización. Practicar menos la escritura a mano puede conducir a que sea más difícil que los niños aprendan a leer.
Todos aprendemos mejor cuando la información es presentada de múltiples maneras. Esto es especialmente cierto para los chicos con dificultades de aprendizaje y atención. Llamamos a esto aprendizaje multisensorial.
La escritura a mano es una actividad multisensorial. Al trazar cada letra, su mano comparte información con las áreas del procesamiento del lenguaje de su cerebro. A medida que sus ojos siguen lo que está escribiendo, usted involucra esas áreas. Lo mismo ocurre si pronuncia los sonidos de las letras y palabras cuando las escribe.
La investigación muestra que existe una relación especial entre el desarrollo del lenguaje y el acto de escribir a mano. Los estudios muestran que a los chicos que practican la escritura a mano les va mejor en lectura y ortografía. ¿El motivo? Algunos expertos creen que hacer letras a mano cuando se están aprendiendo los sonidos activa los circuitos de lectura en el cerebro que favorecen la alfabetización.
En cambio, teclear en una computadora no ha demostrado mejorar la lectura. Es cierto que teclear puede ser un salvavidas y un alivio para los niños que tienen dificultad con la escritura, pues les permite expresarse y tener más éxito en la escuela. No obstante, no debería ser un sustituto de la enseñanza y práctica de la escritura a mano, especialmente en los primeros grados.
No creo que el asunto para los maestros y padres sea decidir si “¿importa la escritura a mano?”. Importa y siempre importará. El desafío es encontrar el enfoque adecuado para los niños que tienen dificultad con la escritura.
Muchos chicos experimentan verdadera incomodidad física al sostener un lápiz. Se quejan de que les duelen los dedos o los brazos, o de que se les cansa la mano. La sensación de agarrar puede que los distraiga. Y además está el desgaste emocional que se produce al preguntarles una y otra vez ¿qué dice ahí?”, por las letras y palabras que trazaron. Con todo esto, es tentador descartar los lápices y bolígrafos, y usar solamente el teclado o el dictado.
En el libro Reader Come Home: The Reading Brain in a Digital World (no disponible en español), Maryanne Wolf habla sobre cómo la tecnología ha creado la tendencia de hojear, en lugar de leer lenta y cuidadosamente. Ella habla de los beneficios de la “paciencia cognitiva”. Y nos recuerda que leer rápidamente no es lo que hace que alguien sea un buen lector.
Creo que se puede decir algo similar de la escritura a mano.
Solo porque teclear sea más rápido, no significa que sea mejor. Es cierto que los estudiantes con dislexia y otras dificultades de aprendizaje pueden escribir con más facilidad en una computadora que a mano, pero eso no significa que debamos abandonar la escritura a mano.
Mi punto de vista: Ofrezcamos a nuestros niños todas las oportunidades para que prosperen como lectores y escritores. Pueden usar pantallas, dispositivos y todo tipo de tecnología, pero también tengamos lápices y bolígrafos a la mano. Hacer el lento, y con frecuencia difícil trabajo de escribir a mano, puede ayudar a los chicos a convertirse en mejores lectores y escritores.
Fuente: understood.org