“Hacer la cama también es una forma de recordar la importancia que tienen los pequeños detalles en la vida. Si no somos capaces de hacer bien las pequeñas cosas, tampoco seremos capaces de hacer bien las grandes —afirmaba en su discurso— […] Si queremos cambiar el mundo, empecemos haciendo la cama”.
Puede parecer un poco exagerado, pero según la psicóloga Eva Hidalgo en un artículo publicado en El País, el almirante tiene razón y hacer la cama puede llegar a ser un hábito que favorezca el concepto que tenemos de nosotros mismos y que aumente nuestra autoestima diaria. Por tanto, recomienda a las personas con baja autoestima adquirir este tipo de hábitos para mantener un cierto control de su tiempo y su espacio, evitar la apatía y trabajar la capacidad de control sobre sus vidas.
Una persona a la que le dirigen la vida trabaja en modo reactivo la mayor parte de su tiempo. Olvida la importancia de los pequeños detalles, no tiene constancia ni control sobre las pequeñas rutinas del día a día mientras sueña con ser capaz de alcanzar algún día grandes metas. Una persona reactiva no tiene planes, ya que sus planes forman parte de los de otra persona. Este tipo de personas creen que su situación no depende de sus actos y que solo los demás podrán cambiarla. Una persona reactiva puede tener una gran vida porque quizás otros eligieron bien por ella, pero ¿es la vida que realmente quiere tener?
Quizás sea solo una tontería y el almirante y la psicóloga se equivocan, pero ¿qué tal si empezamos a cuidar nuestros pequeños hábitos diarios? ¿Empezamos por hacer la cama?
Fuente: Muhimu.es