Hay profesores más clásicos. A algunos les gusta hablar en clase. Otros, prefieren que los alumnos tomen apuntes. Hay profesores que intentan ser amigos de los alumnos y los hay que guardan distancias. Los hay que mandan montañas de deberes y otros que prefieren trabajar sólo en clase.
Con tantos y tantos maestros… ¿qué es lo mejor? ¿Cómo debería ser el profesor de nuestros hijos? Una vez analizados los pros y los contras, aquí tenemos la radiografía del que seguramente sería el profesor perfecto. Así sería el profesor perfecto para nuestros hijos.
10 características del profesor perfecto
Descubre las virtudes que hacen que un maestro se acerque a la perfección. Es el que consigue que sus alumnos se motiven y aprendan de verdad. Esos profesores tienen en común todo esto:
1. Mantiene el contacto con la familia y piensa en cada alumno como alguien especial. Conocer a los padres y la familia del alumno ayuda a entender y empatizar con el niño. El profesor ideal es aquel capaz de encontrar la clave para sacar lo mejor de cada alumno.
2. Lee y conecta con profesores que debaten constantemente sobre la educación. Se trata de un profesor activo, que investiga nuevas fórmulas, nuevos caminos para educar, que se adapta a los cambios de la sociedad y nunca deja de aprender. Suele ser un profesor que no rechaza las redes sociales, sino que las utiliza a su favor, y que prefiere dejar de lado las lecciones de los libros para interactuar y debatir en clase.
3. Habla mucho con sus alumnos, e incluye la música y el arte en la clase. Lejos de olvidar la enseñanza de la música, el buen profesor se respalda en ella para enseñar a sus alumnos. También incentiva a sus alumnos para que se expresen mediante el arte.
4. Desafía a sus alumnos a superar sus objetivos. Les incentiva y reta para que consigan superarse a sí mismos.
5. Siempre recompensa el esfuerzo. No consiste en premiar al niño que mejores notas saca sino el que más se esforzó.
6. Desarrolla el pensamiento crítico de los alumnos. Incita a que los alumnos pregunten y se planteen dudas. No enseña para que aprendan de memoria. Enseña a sus alumnos pensar.
7. Experimenta en clase. Este profesor prefiere que sus clases sean más prácticas. Investiga ejercicios y actividades. Experimenta.
8. Sabe controlar los nervios y es paciente. Un profesor que no grita en clase, que sabe comunicarse con sus alumnos de forma enérgica sin necesidad de gritar. Sabe perfectamente que para ganarse el respeto no hay que alzar la voz.
9. Es creativo, y facilita a sus alumnos las herramientas necesarias para que puedan aprender.
10. Incentiva y anima a sus alumnos constantemente. No deja que tiren la toalla, sino que les animan a seguir intentándolo una y otra vez. Y si fallan, no le dan importancia: perdona sus errores y les convence para que lo corrijan y empiecen de nuevo.
Fuente: guiainfantil.com