Hay distintas experiencias que pueden generar cambios cerebrales positivos. Una de ellas es la lectura y provoca modificaciones fascinantes. Hay que decir que no todos los libros son capaces de causar un gran impacto mental. Según diversas investigaciones, leer historias sobre personajes, reales o ficticios, es quizás una de las actividades que más transformaciones logra generar.
Actualmente muchos se preguntan para qué sirve la literatura. De hecho, hay quien pone en duda su valor, pues consideran que es igual a ver una película, pero con una dosis extra de dificultad. Un libro y las letras que contiene deben competir con los efectos especiales que se consiguen en el cine o la televisión. No todos logran llegar a ese punto en donde eres parte del libro que estás leyendo, entonces, prefieren verlo todo en una pantalla.
“El arte de leer es, en gran parte, el arte de volver a encontrar la vida en los libros, y de comprenderla mejor gracias a ellos”.
-André Maurois-
Sin embargo, es claro que la lectura es una experiencia muy diferente a la de ver una película. Primero, exige de ti mayor concentración, abstracción e imaginación. Segundo, los cambios cerebrales que te provoca son mucho más intensos y duraderos. Veamos lo que dicen algunos expertos al respecto.
Los cambios cerebrales en la percepción
Tu percepción del mundo se modifica cuando estás leyendo. Según lo ha indicado Keith Oatley, profesor de Psicología Cognitiva de la Universidad de Toronto (Canadá), leer una escena bien descrita equivale a verla.
Lo que tu mente hace es traer de la memoria los objetos que son similares a los que la escena describe. Esto es como crear una especie de fotografía mental. Por lo tanto, se ponen en marcha muchos procesos a la vez, que involucran a la memoria, a la percepción y a la creatividad.
Al final de una lectura que contenga varias escenas bien descritas nos da la posibilidad de crear un álbum de escenas propio e intransferible. Es tu mente la que acomoda todos los elementos, haciendo una asociación entre lo que lees y lo que sabes. Esto produce cambios cerebrales en términos de percepción e inteligencia.
Leer es también vivir
El investigador Raymond Mar, doctor en psicología de la Universidad de York, va más allá. Según los estudios que ha hecho al respecto, todo parece indicar que el cerebro no distingue bien aquello que lee de aquello que vive. Algo similar ocurre al ver una película, pero en el caso de la lectura la experiencia es más íntima y profunda, por lo cual genera cambios cerebrales más importantes.
Nuestros cerebros se comportan de una manera muy similar cuando imaginamos una historia y cuando la vivimos en realidad. El doctor Mar ha dicho que cuando se lee acerca de una acción que está realizando un personaje, en nuestro cerebro se activan las mismas zonas que necesitaría ese personaje para llevar a cabo la acción. En otras palabras, vivimos la lectura como si fuésemos el personaje mismo.
Son tan relevantes los cambios cerebrales que se producen que se han logrado localizar e identificar mediante pruebas de neuroimagen. Por ejemplo, cuando el personaje va caminando, en el cerebro se activan las zonas motoras relacionadas con el andar. Literalmente vivimos lo que leemos y todo gracias a un tipo particular de neuronas, las neuronas espejos. Sí, esas mismas por las que , por ejemplo, imitamos un bostezo cuando vemos a alguien que bosteza o las mismas que hacen que un bebé sonría cuando nosotros sonreímos.
La lectura y la empatía
Los investigadores han hecho un gran énfasis en los cambios cerebrales que induce la lectura en relación con la empatía. En primer lugar, pudieron detectar que las zonas del cerebro que se emplean para leer y comprender las acciones de determinados personajes son las mismas que utilizamos para comprender a otras personas. Al fin y al cabo lo que subyace en el fondo de ambas experiencias es un proceso de comunicación.
Así que, por un lado, vivimos lo que el personaje hace como si nosotros mismos lo estuviéramos haciendo; por otro lado, al hacer ese ejercicio también estamos incrementando nuestra capacidad de comprender a los demás, de asociar situaciones y emociones. Conclusión: leer es una forma de practicar y enriquecer nuestra empatía. De una u otra forma, alteramos nuestro punto de vista cuando hacemos una lectura que implique la narración de una historia.
El doctor Mars da un ejemplo concreto de ello. Se remite al caso de un personaje que está discapacitado. Si sus experiencias son narradas detalladamente, aunque nosotros no tengamos ninguna limitación, hay un punto en donde logramos comprender lo que siente esa persona. En otras palabras, aprendemos a ponernos en el lugar de los demás.
Estos son tan solo algunos de los aportes que hace la lectura. Se cuentan por decenas los cambios cerebrales que se producen al tomar un libro entre las manos y dejarse capturar por él. Una buena lectura nos transforma en sentido positivo. Nos permite crecer, unirnos más profundamente al resto de la humanidad y volvernos más inteligentes.
Fuente: ortografiacultura.blogspot.com