Inicia un nuevo año, y con el vienen cargadas las ilusiones y emociones de los más pequeños del hogar. La llegada de los tres Reyes Magos; Melchor, Gaspar y Baltasar, que se celebra en la noche del 5 al 6 de enero, en países como Cuba, España, México, Puerto Rico, República Dominicana, Paraguay, Uruguay, Argentina, Colombia y Venezuela.
La tradición es que los niños escriban una carta a los reyes enumerando los regalos que quieren y los méritos por los que merecen recibirlos. También es tradición dejarles esa noche dulces para obsequiar a los Magos y agua o comida para los camellos.
Otro ritual que representa este día es buscar en el cielo una estrella y meditar sobre su luz visualizando un camino que dirija sobre una meta o propósito a conseguir.
Historia de los Reyes Magos
Según cuenta la leyenda, los Reyes Magos vinieron de Oriente guiándose por una estrella, la cual los condujo hasta Belén (de ahí el nombre de estrella de Belén).
La historia vincula a los reyes con el nacimiento de Jesús de Nazaret y, tal y como narra el evangelio se expone que con el nacimiento Del Niño Jesús la Virgen recibió la visita de los reyes magos y, cada uno de ellos portaba un obsequio por el nacimiento. En sus cofres transportaban mirra, oro e incienso para simbolizar la riqueza.
Mateo 2:1-12 (según las Escrituras)
La figura católica de los Reyes Magos tiene su origen en los relatos del nacimiento de Jesús, algunos, fueron integrados de los evangelios canónicos que hoy conforman el Nuevo Testamento de la Biblia. Concretamente el Evangelio de Mateo es la única fuente bíblica que menciona a unos magos (aunque no especifica los nombres, el número ni el título de reyes).
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: ‘Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel’.
“Al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes, oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino”.