Por: Ligia Valenzuela
Cada primero de enero a las 12:00a.m., inicia un nuevo año. Sin importar en qué lugar del mundo te encuentres, el ritual de nuestra cultura occidental nos envuelve en una gran algarabía y augurios de buenos deseos para el año que comienza, entre abrazos, muestras de afecto y cariño, sin importar que vivamos en la sencillez, la humildad o en la opulencia.
Muchos de esos buenos deseos se quedan ahí, los dejamos ir como si estuviéramos convencidos de que son inalcanzables…pero, ¿qué podemos hacer para que sean realizables?
Esta propuesta podría ser de gran ayuda:
1- Conéctalos con algún proyecto que te hayas planteado o algún sueño que desees realizar, porque solo así encontrarás las razones que te motivarán y te moverán cuando se presenten obstáculos y dificultades, o cuando el desánimo, el miedo o el pesimismo se quieran apoderar de tí…
2- Plantéate qué necesitas o qué te hace falta. Con cuales habilidades cuentas para conseguir eso que te estás proponiendo. Explora tus recursos y tus posibilidades reales. Las personas que materializan sus sueños y deseos, suelen hacer un plan muy concreto, definido y alcanzable.
3- ¿Qué vas a cambiar en ti? Muchos proyectos traen consigo un reinventarse. Se necesita de un cambio en nuestros hábitos, actitudes, creencias y comportamientos. Una mirada hacia nuestro interior “para ver todo aquello que no queremos ver o aceptar de nosotros mismos”, esos patrones de pensamiento que nos impiden ver las cosas como son para desarrollar la capacidad de interpretar y afrontar las situaciones de forma más clara, objetiva y optimista.
4- Encuentra tu propio valor. El auto-valor es la columna vertebral de la autoestima y esta, nos permite apreciarnos, reconocernos valiosos y por tanto capaces de alcanzar cualquier cosa que nos propongamos.
5- Identifica tus fortalezas. Muchos de nosotros no tenemos idea acerca de qué es lo que hacemos mejor, qué nos caracteriza, qué nos distingue de los demás, cuál es el sello personal que nos hace diferentes. Es muy importante que tengas claro que todos tenemos una habilidad, una característica que nos hace únicos. Si no podemos reconocerlo, no sabremos cómo estimularlo y fortalecerlo.
6- Despide lo que ya no te sirve. Muchas veces nos da miedo concluir, terminar o dejar ir proyectos, personas, una pareja, un trabajo o amigos que no nos dejan movernos hacia la otra orilla, hacia esa zona de mayor crecimiento que implica abandonar lo conocido, lo cómodo, lo seguro, lo que no nos exige el más mínimo esfuerzo.
7- Has las paces contigo mismo. El trabajo personal es un compromiso que tienes que asumir contigo mismo. Solemos esperar que las condiciones externas cambien para nosotros cambiar. Es frecuente que para estar “en paz”, “felices” o “satisfechos” con nosotros mismos esperemos primero tener un buen trabajo, un aumento de sueldo, cambiar de casa o apartamento, tener el carro de nuestros sueños, tener la pareja ideal…Somos incapaces de apreciar lo que somos y tenemos, los aprendizajes adquiridos, nuestra historia, nuestra realidad.
8- Asume una actitud que te haga tomar el control de tu vida, tienes el permiso de soñar y de materializar esos sueños porque “todos tenemos herramientas y habilidades para producir cambios en nuestra vida que nos permitan alcanzar nuestros objetivos y así poder lograr una vida más satisfactoria”.
9- Aprende a cambiar tu historia de vida. Si bien es cierto que no podemos modificar las experiencias vividas, las circunstancias por las que hemos pasado, ni la forma como fuimos criados, podemos modificar cómo esa historia nos afecta y está determinando cómo vivimos y cómo nos sentimos con respecto a nosotros mismos.
10- ¡Manos a la obra! Tienes en tus manos la oportunidad de iniciar un proceso de transformación que te permita hacer cambios, crecer y crear una vida de realizaciones personales que te traigan grandes satisfacciones y te permitan realizar tu sueño en este nuevo año.