La esclavitud no fue abolida. Solo silenciada.
Poco sabemos de las islas Filipinas ubicadas en el sudeste asiático, donde cientos de personas son esclavizadas. Si, esclavizadas, porque en el mundo hay 45,8 millones de personas que sufren algún tipo de sumisión forzosa, laboral o sexual. Más de la mitad de los esclavos modernos (el 58%) se concentran en Asia.
La historia de Anabelle
Anabelle padecía una enfermedad congénita que la llevó a convertirse en esclava a muy temprana edad, tras ser vendida por su madre a una mafia; algo muy común en Filipinas. Esta niña, nacida en la ciudad costera de Bacólod, tan solo tiene 5 años. Nació del tercer matrimonio de su madre, pero nunca llegó a conocer a su padre, encarcelado antes de su nacimiento por venta ilegal de drogas.
Con dos años de edad su madre decidió venderla por 100 dólares a unos traficantes. Desde entonces, ha estado pidiendo en las calles para cumplir con las demandas de sus esclavizadores. Un día de la vida de Anabelle se resumía con un madrugón y una paliza a base de palos en la cabeza para que llorara. Cuando conseguían que tuviera los ojos hinchados por las lágrimas, la dejaban en una esquina de una calle muy transitada para que conmoviese a los transeúntes y así conseguir más limosna.
Anabelle sufría una enfermedad congénita llamada Síndrome de Crouzon, de la que los delincuentes se aprovecharon. Esta rara enfermedad genética se caracteriza por malformaciones del cráneo y de la cara que tienen consecuencias en el desarrollo del cerebro.
¿Cómo consiguió Anabelle salir de la calle y la mafia en la que se encontraba?
En el año 2016 Anabelle fue rescatada por la fundación Kalipay Negrense, una organización que alberga a más de 200 niños rescatados de las mafias. Después del rescate, la fundación se puso en contacto con Saun Life, una organización creada por el argentino Gonzalo Erize y que se dedica ayudar a personas en situaciones límite. La organización se financia y funciona con voluntarios y recaudan fondos a través del crowdfunding.
La organización no tardó en responder y ponerse manos a la obra para llevar a cabo todas las cirugías que Anabelle necesitaba para vivir una vida plena. La operación más complicada, la modificación de su cráneo para que el cerebro pudiese crecer, fue todo un éxito. A día de hoy, Anabelle es una pequeña sana que ya sabe lo que significa disfrutar.
Fuente: muhimu.es