Síndrome de la Llave Colgada: Muchos psiquiatras afirman que el síndrome de la llave colgada es característico de las nuevas generaciones; aquellas donde los niños de 8 o 9 años llevan la llave colgada al cuello pues pasan todo el día sin compañía.
Es cierto que las necesidades económicas y la devaluación de los salarios a nivel mundial obliga a que los niños pasen cada vez más horas solos. Así, un niño de 8 o 9 años puede encontrarse con la obligación de “preparar el desayuno para sus hermanos menores, asearlos y llevarlos a la escuela. Luego regresan, almuerzan y continúan toda la tarde solos”.
Consecuencias del Síndrome de la llave colgada
Al no tener contacto con los padres, los niños aprenden a manejarse solos durante el día. En muchas ocasiones, los padres llegan exhaustos luego de una larga jornada de trabajo y ni siquiera tienen las fuerzas necesarias para dialogar con sus hijos, cuando estos no llegan a altas horas de la noche y los niños ya se encuentran durmiendo.
En cuanto a la relación de padres e hijos, los niños van perdiendo respeto y autoridad por sus propios padres, pues ellos no están presentes durante el día. Las consecuencias del síndrome de la llave colgada dependerán particularmente del tipo de niño, pero generalmente los niños pueden volverse un tanto agresivos o soberbios hacia sus padres o presentar rebeldía por la falta de autoridad.
Al ser niños pre-adolescentes, esto genera una distancia en el vínculo padres e hijos y, con la llegada de la adolescencia, éste vínculo se vuelve aún más difícil.
“A menudo, los niños que padecen el síndrome de la llave colgada suelen niños solitarios y sienten que sus padres no les quieren”
El Rol de los amigos
Los amigos, pasan a ocupar el papel o rol de la familia. Se afianzan los lazos de amistad con ellos, pero el problema radica en que no siempre las compañías de los niños son acordes a su edad. Así, muchos dejan de cuidar a sus hermanos menores y con solo 13 o 14 años “salen a beber con sus amigos a la calle”.
Frente a esta situación, los padres no tienen autoridad con el niño puesto que no están nunca con ellos y desconocen incluso el tipo de amistades que ellos frecuentan.
Otros aspectos del síndrome de la llave colgada
- La mala alimentación y la falta de actividad física
Muchas veces los niños son quienes deben aprender a cocinar y no respetan los horarios de comida. Esto se traduce con frecuencia en una mala alimentación, consumo de comida rápida (comida chatarra) con exceso de calorías o anemia infantil.
Por otra parte, en muchos casos, los niños no tienen el incentivo de realizar por sí mismos, actividad física, lo que trae un aumento de peso en niños pre-adolescentes con tendencia a la obesidad, sin mencionar las consecuencias que la obesidad y la falta de actividad física producen en todo el organismo, muchas veces irreversible.
- Niños que no se sienten amados
A menudos suelen ser incapaces de sentir amor por los demás, puesto que ellos mismos no se sienten amados y cuidados por sus propios padres.
- Ansiedad de evitación
Algunos niños intentan aislarse y evitan así cualquier tipo de situación que les provoque estrés puesto que, muchas veces desconocen cómo deben afrontar las situaciones cotidianas de la vida.
- Ataques de pánico o crisis de angustia
Esto puede desencadenar en un comportamiento adulto inseguro. A menudo la angustia puede ser tan grande que los niños comienzan a tener pequeñas alucinaciones.
- Trastornos de adaptación
Esto se debe a que el niño tiene responsabilidades que no son acordes a su edad.
“Basarse en la buena y efectiva comunicación con nuestros hijos, brindándoles afecto, demostrando interés y tiempo con ellos es condición indispensable para evitar este síndrome”.
Fuente: educapeques.com