Camila Londoño
En tan sólo 5 minutos, este corto ganador de un Oscar cautivó a toda la audiencia con una historia que no sólo sirve para enseñar valores, sino también para recordarnos lo que significa enseñar y aprender.
No hay diálogos, tampoco subtítulos, sólo un escenario a orillas del mar y un pequeño personaje llamado Piper, un correlimos (ave playera) que sin palabras, relata una historia rica en matices y mensajes. Frágil y diminuto, Piper llega al mundo, y con la ayuda de su madre, empieza a explorar poco a poco, tal como lo hace un niños en sus primeros años de vida. Pronto, el polluelo empieza a notar que las cosas no son tan fáciles como parecen y que el océano está lleno de retos por superar. La frustración de no conseguir alimento por su propia cuenta evidentemente lo aturde y el miedo de enfrentarse a las inmensas olas que llegan a la orilla, es constante. Sin embargo, no se rinde… enfrenta sus miedo y con valentía e ingenio desafía todo lo que antes se interponía en su camino.
Cuando Alan Barillaro, creador de este corto ganador del Oscar habló de su obra, la describió como una “historia sobre conquistar y superar miedos personales”.
Y aunque su descripción es precisa, se podría decir que Piper guarda muchísimos más secretos para reflexionar. En sólo 5 minutos, este cortometraje logra emocionar de tantas formas, que debería utilizarse como recurso didáctico a la hora de abordar ciertos temas en la sala de clase. Su valor estético y conceptual no sólo permite mostrar el poder del storytelling como método para transmitir mensajes, también invita a una serie de reflexiones propias de los procesos de aprendizaje. ¿Cuáles?
Educar
Cuando la madre de Piper decide no llevarle comida a su polluelo y además lo invita a alimentarse por su propia cuenta, nos recuerda que educar es justamente no dar respuestas, sino ofrecer oportunidades y facilitar situaciones de aprendizaje; así estaremos formando seres humanos críticos y autónomos, capacitados para tomar sus propias decisiones.
Ingenio
Después de que una ola lo atrapara, Piper se ve en la obligación de ser ingenioso para no caer de nuevo. Esto significa que no sólo aprendió del error, sino que también transformó dicho error en una razón para hacer las cosas de una manera distinta. Lo primero que hizo fue inspirarse en otro personaje para dar una respuesta novedosa a su problema y encontró así, la fórmula perfecta para innovar.
Liderazgo
Cuando el polluelo escarba en la arena para evitar que la ola lo atrape, descubre una solución innovadora a su problema, pero también se convierte en el maestro de su propio aprendizaje y en un líder dentro de su propia comunidad. Piper se equivocó, enfrentó sus temores con libertad e inventó una nueva alternativa para conseguir alimento. Así, a pesar de su diminuto tamaño, se convirtió en líder, en maestro y ganó la confianza necesaria para entender que a pesar de todo, el esfuerzo sí vale la pena.
Muchas otras ideas y valores podrían extraerse de la historia de Piper para ser enseñadas en la sala de clase, pero quizás lo que más vale rescatar, además del esfuerzo del polluelo por enfrentarse a sus miedos y superar barreras, es la importancia de creer en los más pequeños y ofrecerles las oportunidades necesarias para crecer y aprender, incluso cuando el contexto lo hace parecer imposible. Porque todos los niños, con la libertad necesaria y el apoyo indicado, pueden aprender.
Fuente: eligeeducar.cl