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Mi hijo reprobó el año escolar ¿Qué hago?

Mientras unos no caben de la dicha porque por fin terminaron el año y ahora podrán disfrutar de un período de vacaciones, para otros es motivo de tristeza porque ya no hay nada que hacer. El resultado fue que reprobaron el año.

Frente a esta realidad, los menores no saben qué hacer, pues tienen claro que sus padres no recibirán de buena manera la noticia.

El argumento de muchos jefes de hogar es que sus hijos tienen todo el día para cumplir con los requisitos académicos, por lo que no hay ninguna excusa para que se presenten malas calificaciones, falta de entrega de tareas y, por ningún motivo, perder el año.

Algunos  estudiantes deben someterse a la reacción de sus progenitores, quienes, como sanción, optan por no darles regalos de navidad, agredirlos de manera física y verbal. También están los casos de los niños y jóvenes que deben permanecer estudiando durante las vacaciones con la asesoría de un tutor y soportando las comparaciones con sus primos y amigos, quienes sí fueron promovidos al año siguiente.

De acuerdo con profesionales y expertos en el tema, la pérdida del año escolar es una de las causas de suicidio infantil. Por esto, es importante actuar de manera correcta, con el fin de no generar consecuencias mayores. Además, reprobar un nivel académico es algo de lo que todos son responsables.

Con el ánimo de reconocer cuál debe ser el papel que el padre de familia debe asumir frente a esta realidad.

¿Qué hacer?

Antes de que papá o mamá señalen a su hijo por no haber cumplido con los requisitos para continuar al siguiente nivel, lo mejor es analizar por qué pasó esto. Si fue por irresponsabilidad, si presenta alguna dificultad de aprendizaje que no ha sido reconocida o si fue por una situación emocional que está viviendo.

Así lo destaca la psicóloga Claudia Liliana Cely, quien señala que para muchos adultos es fácil criticar a sus hijos pero no se dan cuenta de que durante todo el año los menores vivieron situaciones que requerían de su compañía pero nunca les prestaron atención. Tal es el caso de los niños que afrontaron la separación de sus padres, la pérdida de un ser querido, inestabilidad familiar en lo económico o ser de aquellos que se distraen fácilmente.

Independiente de la razón, los progenitores deben tener en cuenta que nunca se pierde un año, pues fue un período en el que el educando vivió y aprovechó algo para su vida. Lo que perdió fue un nivel académico que debe repetir. Si bien es una situación que afecta económicamente, no se debe sobredimensionar como si se hubiera perdido algo en la vida.

Es importante hacer una autoevaluación para percibir qué tan responsables hemos sido como padres. Esto, porque un niño o joven no reprueba en el último momento sino por una serie de dificultades que se han presentado durante todo el año”, afirma la psicóloga.

De acuerdo con la psicóloga Claudia Cely, papá y mamá deben brindar la oportunidad de explicar qué fue lo que pasó y de seguir estudiando. No pensar que deben salir a trabajar porque, además de ser ilegal, esto puede traer consigo que el menor se enamore del dinero y no continúe sus estudios. Además quedará con la sensación de que estudiar le quedó grande. Permitirle que lo siga intentando.

LA VOZ DEL EXPERTO
Libardo Reyes Díaz / Especialista en orientación familiar

El proceso educativo que verdaderamente forma a pequeños y grandes, niños y adolescentes, debe darse simultáneamente en el seno de la familia y en el centro educativo, siempre a través del estímulo y la corrección positiva, cuando ésta es necesaria.

Sancionar a los niños y jóvenes en época de vacaciones por pérdida de asignaturas, o incluso del año escolar, no es una forma pedagógica que corrija, que solucione la falta de motivación o interés por compromisos escolares.

Estas sanciones o castigos, en la gran mayoría de casos, no generan cambio significativo, ni mucho menos compromiso hacia el futuro.

Los padres de familia, como protagonistas de la educación de sus hijos, y primeros y principales educadores, deben estimular y acompañar permanentemente en los procesos de aprendizaje, previniéndolos de posibles fracasos escolares, y más cuando aún no están cimentados buenos hábitos hacia el estudio.

Antes que castigar, debe preverse.

Familias y colegios deben formar niños y jóvenes en libertad con responsabilidad, establecer reglas de juego claras (estímulos, sanciones). Ser exigentes y firmes con mucho diálogo, afecto y cariño.

Con los hijos y con los estudiantes hay que hacer compromisos y cumplirlos. No improvisar en la toma de decisiones.

Para tener en cuenta

Claudia Liliana Cely, psicóloga, recomienda:

  1. Como sanción, privar al hijo de esas cosas que le gustan pero con reflexión. No decirle “Porque perdió el año entonces no le doy regalos”, sino No te compro lo que quieres porque ya tuviste una oportunidad y no la aprovechaste”.
    2. Enseñarle que en la vida hay compromisos que cada quien debe cumplir. De no hacerlo deben asumirse consecuencias.
    3. La solución no está sólo en volver a matricularlos. Es plantear condiciones y requerimientos.
    4. No cambiarlo de colegio. De lo contrario, el estudiante pensará que el problema está en el colegio en el que reprobó.
    5. No quitarle la lonchera.
    6. Evaluar la realidad para cambiar lo que es necesario.
    7. Analizar si el colegio cumple con las necesidades educativas del hijo.
    8. Buscar asesorías, asistir a reuniones, propiciar ambiente de estudio, generar hábitos de lectura y trabajar en esas dificultades que reconoció para que el próximo año no tenga dificultades.


    Cuando los padres son responsables

La psicóloga Claudia Liliana Cely señala algunas causas:

  1. No les garantizan la oportunidad de estudiar.
    2. No están pendientes de su proceso, como inasistencia a las reuniones convocadas por la institución educativa. Entonces ¿qué reclama ahora?
    3. No proveen los útiles necesarios.
    4. No brindar la alimentación adecuada.
    5. Ver la institución educativa como una entidad cuidadora.
    6. No hacer nada por mejorar las observaciones y reportes dados por el maestro.

Fuente:  vanguardia.com

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