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¿Cómo afecta a un niño el abandono de su padre?

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América Latina tiene un problema que podría parecer poco importante pero que afecta a sociedades enteras. Los padres, en especial los hombres, suelen abandonar a sus parejas y a sus hijos, quienes podrían crecer con serios problemas emocionales.

Entre las principales razones de este fenómeno social se encuentra la guerra, el desplazamiento y el desempleo. Pero también se ha visto que el abandono hace parte de la cultura; de la falta de educación, de los embarazos adolescentes y poco planeados.

Desde el psicoanálisis el abandono que no tiene que ver con la guerra, el desplazamiento o el desempleo, tiene que ver con el apego. “En general, los padres que abandonan a los niños tienen un apego inseguro. Es decir, tienen muchas dificultades para vincularse en relaciones afectivas con otros seres humanos”, dijo el psicoanalista Ariel Alarcón.

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El abandono también es algo que se aprende de los padres que no se acercan, que son fríos y desinteresados por las otras personas. Son aquellos que viven en un mundo propio, sumergidos en sí mismos y  por eso no se comprometen. “El abandono va más allá de lo económico, es decir del padre como el proveedor que no aporta dinero. El abandono empieza por un vínculo muy profundo que no se da”, afirmó Alarcón.

¿Cómo afecta?

Esta situación puede afectar el desarrollo social y emocional de los niños a futuro. Según argumentó el psicoanalista, de 1 a 5 años el cerebro está madurando y las redes neurales encargadas en registrar memorias profundas se están formando. “Hay cosas que no podemos recordar, pero esta etapa es fundamental porque de algún modo el cerebro guarda información que va a replicar después, así no sea totalmente consciente de eso. El niño que recibió atención, afecto, que no fue maltratado, seguramente sería un buen padre, porque su cerebro recuerda esos momentos y tiende a replicarlos”, aseguró.

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Isaza agregó que los padres son modelos de los hijos y que los recuerdos de los primeros años los guardan durante toda su vida: “En la memoria profunda queda registrado lo que significa la familia, los roles de mamá y de papá desde la experiencia que tuvieron los niños. Cuando hay ausencia de esos eventos pues no se tendrá el referente”.

Los expertos concuerdan en que el abandono es una de las vivencias más duras que puede vivir un niño y que deja una lesión profunda en la seguridad de sus relaciones afectivas. Muchas veces tienen dificultades para poder confiar en el amor del otro y piensan que no son suficiente para que su padre (o madre) no los deje.

“El abandono para los niños es muy complicado, porque la ausencia de esa figura no es muy comprensible para los niños y tienden a sentirse responsables de que los padres no estén presentes, se culpabilizan a ellos mismos o a los papás”, relató Isaza. Suelen ser personas inseguras, celosas, posesivas y a veces repiten el modelo de abandono.

¿Cómo solucionarlo?

Lo que aclararon los expertos es que la figura materna y paterna no se puede remplazar del todo. Una mamá no puede ser padre y madre a la vez, y viceversa. Es recomendable que los niños tengan dos figuras que le muestren un modelo masculino y femenino. “No tiene que ser necesariamente el padre biológico. Aunque la sangre es un lazo muy fuerte, no es suficiente. Lo más importante es la relación que se establece con las figuras femeninas y masculinas”, dijo Isaza.

Para reparar las secuelas del abandono, o para evitarlas, es necesario que el niño encuentre en la familia personas que le den seguridad, que los hagan sentir confiados y amados.

“Las madres (o padres) solas deben generar un vínculo que les dé la sensación de que hay otro que está a su lado y que está muy interesado en lo que le sucede, que le deje claro que no se va a ir”, recomendó Alarcón.

En cuanto a criar a niños responsables que no abandonen si deciden ser padres, Lina Vargas, psicóloga clínica, recomendó enseñarlos a ser autónomos. “El sentido de la responsabilidad se va creando con rutinas de aseo, de higiene personal, con el hecho de ponerlos a cargo de sí mismos, de su alimentación… todo, por supuesto, acorde a su edad”.

Se pueden establecer vínculos fuertes emocionalmente si hay una persona que le dedica tiempo al niño y se crean espacios de unión familiar. También se les puede enseñar a relacionarse con los demás mostrando la importancia de cuidar y ayudar al otro. A través del juego es posible enseñar los roles de mamá y papá, y una mascota también podría ser una buena opción para que los niños aprendan el sentido de responsabilidad, según los expertos.

“Pero estas actividades suelen ser complementarias. De nada sirve una mascota si en la casa nadie se preocupa por el otro, si no hay comunicación, si no hacen actividades juntos, sino aprenden a aceptarse como son, advirtió Isaza.

El dialogo es una parte importante en la formación de futuros padres. La escuela y la familia están en la obligación de proporcionar reflexiones acerca de la responsabilidad que implica ser padres, para que los jóvenes y adolescentes puedan pensar si quieren o no ser padres y que sea una decisión y no un accidente.

“Pero el dialogo solo refuerza lo que se aprendió personalmente cuando es niño. De modo que lo más importante para tener futuros buenos padres radica en la crianza de los hijos”, concluye Alarcón.

Fuente: semana.com

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