Hainan Reynoso Uribe
“El tema del suicidio de adolescentes es un escándalo porque está en escalada. Antes eso no existía”. Con esta preocupación inició el psiquiatra y terapeuta José Dunker sus disquisiciones sobre el tema que describe como un pesar nacional que afecta a todo el que se entera.
“El suicida era una persona en la tercera edad. Pero con esto ha sucedido como con las enfermedades psicosomáticas de la hipertensión y diabetes, la edad ha ido descendiendo tanto que ya hay adolescentes con problemas de presión alta” se lamenta.
El doctor Dunker establece que el suicidio es producto de un deterioro mental, un estado de pesimismo falso y exagerado, en el que la vida se ve tan obscura que el individuo afectado solo encuentra como salida la muerte, “el suicida ve la vida como si fuera a través de lentes negros y eso ocurre en un segundo”.
El suicida construye una personalidad propensa a eso –continúa explicando el Dr. Dunker- por la poca capacidad de apreciar los aspectos positivos y buenos de la vida y su tendencia marcada a reparar solo en el lado negativo de las cosas.
El experto cree en la probabilidad de que las personas nazcan con una vulnerabilidad especial para esto, “pero es la vida la que te marca”, y refiere la propiedad del sistema nervioso que le permite al individuo adaptarse permanentemente a las experiencias vitales o la llamada neuroplasticidad. Se pueden adquirir buenos o malos hábitos, según las experiencias. Lo deseable según, el doctor Dunker, sería forjar a una persona madura que aprenda de las experiencias negativas, lo cual es raro, establece.
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¿Qué adolescentes se suicidan?
El exdirector del Hospital Psiquiátrico Padre Billini, encuentra explicación a este fenómeno en la descomposición social y la desintegración familiar. Mientras, paradójicamente, describe al adolescente que se quita la vida como el muy responsable, dedicado, perfeccionista y que se exige más de la cuenta.
Indica que la depresión y el suicidio se producen principalmente en personalidades pesimistas, y “negativistas”, “si tú buscas esos padres son también súper responsables”, asegura.
Señala a una sociedad y una escuela que funcionan de manera inadecuada, alejada esta última de su papel de sustituta de la familia y que se desarrolla en un ambiente donde los maestros perdieron la figura de papá y mamá.
Amenaza de suicidio ¿Chantaje o alerta?
Dunker establece que los psiquiatras pueden diferenciar, aunque a veces se torna difícil, la intención seria de suicidio del simulacro. Asegura que aunque hay adolescentes que buscan llamar la atención, eso siempre debe ser determinado por un terapeuta. Exhorta a buscar ayuda inmediata ante un simulacro de suicidio.
“El que se va a quitar la vida, o no se lo dice a nadie o se lo dice a una persona muy cercana”. Esto podría ser a un amigo, pero también a papá o mamá.
Es mandatorio que los padres dediquen tiempo de calidad para sus hijos adolescentes de su mismo sexo, “Esa es una tarea fundamental. Cuando estamos en el consultorio y manejamos situaciones de este tipo el arma más poderosa es el progenitor del mismo sexo ante una conducta desviada”.
Cómo prevenirlo
La respuesta que da el doctor Dunker es simple: sea amigo de sus hijos. Indica que el desafío más importante es despojarse del rol de papá o mamá y crear un vínculo para ser amigo de sus hijos, “Papá con sus hijos y mamá con sus hijas”, si esto sucede es difícil que se produzca un desenlace en suicidio. Amigo significa dejar de ser policía, para ser compañero de juego”.
El experto hace énfasis en la amistad como la principal medida de prevención, “en la adolescencia los muchachos tienen una fuerte necesidad de un amigo. Si papá hace ese papel, salva a su hijo. Si papá no hace ese papel, alguien lo va a sustituir y su hijo se va a enganchar de alguien que lo puede convertir en lo que sea”. Sentencia.
Propugna por un Ministerio de la Familia, como una respuesta organizada desde el Estado, para enseñar a los padres cómo deben criar, “antes podíamos pasar por alto ese vacío pero hoy es inescapable que el Estado y las iglesias inviertan” además de la parte que debe hacer la prensa.
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La culpa domina a la familia
Acontecimientos como este paradójicamente le suceden a familias cumplidoras, “en mi experiencia, esto le ocurre a padres súper responsables y que se exigen hacer las cosas muy bien y a veces se pasan un poquito y el dolor de esto es grande… yo entiendo que este es un dolor nacional, todo el que se entera de algo como esto sufre”.
En ese sentido aconseja a los deudos a buscar ayuda en organizaciones como el Instituto de la Familia, Instituto Médicopsicológico de Atención a la Familia (Imafa), al Centro Cristiano de Asesoramiento Familiar (Cecaf), “un sitio donde puedan hablar y desahogarse, porque esas son heridas que hay que ayudarlas a cicatrizar”.
El doctor Dunker alerta que la experiencia de los hermanitos es más negativa aún, “lo que siente un hermanito en esa situación es culpa, piensa que él lo mató. La culpa domina esa familia, cuando esos hermanitos sean adultos esta situación va a estar repercutiendo en sus vidas”, si el sentimiento de culpa no es sanado de manera oportuna y adecuada.
Asimismo exhorta evitar medicarse con psicofármacos sin recibir al mismo tiempo ayuda terapéutica, “tenemos unos productos que tapan el síntoma, pero no van a la raíz del problema y lo que algunos consideramos la raíz del problema, tiene que ver con las actitudes y eso se mejora desde el punto de vista psicoterapéutico”.
El doctor concluye con que nadie tiene derecho a quitarse la vida y afirma que la fe da una mano de que agarrarse cuando no hay de quien hacerlo, “la ventaja de la fe para el suicidio es que te da trascendencia y tú puedes decir ¡Dios mío mira! y orar como tu fe te haya enseñado”. Sostiene que hay evidencia clínica de que los que tienen una fe práctica se suicidan menos.
Rasgos del adolescente suicida
1.- Desequilibrio entre responsabilidad y diversión. La vida normal debe tener un balance entre responsabilidad y esparcimiento. Si un jovencito solo busca disfrutar, necesita ayuda. Asimismo, si se trata de una alumna excepcional que no se divierte, es bueno acercarse a ella, y llevarla a terapia, pues según el doctor Dunker, esa conducta no va a desaparecer: “por un consejo que tú le des, eso va a implicar desmontar toda una crianza y una cosmovisión”.
2.- Incapacidad para manejar frustraciones y contratiempos. Otro dato anticipatorio es la tendencia morbosa a ver el lado negativo de todo, que incluye una cierta incapacidad para celebrar lo positivo, “es decir, una estudiante que saca un 85 o un 90 y se frustra o desploma no está bien. Debe tener la capacidad para manejar su 85”.
3.- Un estado depresivo. Esto solo una persona muy cercana al afectado lo podría notar ya que el depresivo disimula su condición, “sonríe ante el público y de manera inconsciente hace una careta. El depresivo no anda llorando”.
En ese sentido si un adolescente tiene problemas de insomnio, falta de apetito o una tristeza inexplicable, evitará reflejarlo en la escuela y solo sus padres o amigos íntimos podrán percatarse.