“El mayor problema de los niños en las ciudades es que nunca están solos entre ellos, sin adultos”, sostiene el psicopedagogo y dibujante Francesco Tonucci, también conocido como Frato.
Tonucci percibe que los padres tienen temor de permitirles a los niños desplazarse solos en el espacio urbano debido al tránsito vehicular y a la violencia, un fenómeno que el experto italiano considera tiene un sesgo mediático. Explica que esto se debe en parte a los efectos de la globalización, y también a la sobreinformación a través de los medios de comunicación, de realidades extranjeras y muchas veces distintas a la vernácula.
Este especialista puso en ejecución el proyecto La ciudad de los niños, en demarcaciones de Argentina, España e Italia donde los pequeños se van solos a la escuela, y en el trayecto, como es el caso de Roma, pueden poner multas morales a los vehículos estacionados sobre las aceras.
”Si devolvemos las plazas a los pequeños, no necesitamos ludotecas (salas infantiles de juego)”, asegura Tonucci, quien difunde esta iniciativa en su libro Cuando los niños dicen ¡basta! Con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Un proyecto internacional del Instituto de Ciencia y Tecnología del Conocimiento y el Consejo Nacional de Investigaciones en Roma.
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Este maestro considera que las personas han destruido las ciudades, al tiempo que se cuestiona sobre si se podrán restaurar sin hacer algo creativo, “Los adultos deben encargarse de que el barrio sea para todos y de ayudar a los niños”, acota, a la vez que defiende que no se debe permitir que los más pequeños no puedan cruzar la calle porque los conductores se detienen sobre el paso de cebras, lo que para él supone considerar los carros como más importantes que los niños.
Asimismo, percibe que prevalece un control permanente de los pequeños, lo cual considera como el hecho más grave y el que afecta más negativamente la vida de un niño: ”Antes los niños podíamos salir de casa solos y pasábamos mucho tiempo libre sin control directo de los adultos. En ese lapso teníamos el desarrollo más fuerte. Era el tiempo del descubrimiento, de la maravilla, de la sorpresa, del placer. Estas experiencias se niegan hoy a los niños”.
Francesco Tonucci considera que en la actualidad las condiciones sociales y ambientales de las ciudades son peores, y exhorta a los adultos a buscar posibles soluciones para que el barrio sea para todos, mientras asegura que si en la calle sólo hay vehículos, es peligrosa.
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“En el Gran Buenos Aires se han puesto en marcha corredores escolares inspirados en mi propuesta. En ellos, la delincuencia ha bajado notablemente sin llamar a la policía. Los comerciantes y los ciudadanos ayudan a los niños. Este resultado nunca se habría obtenido con un aumento de la defensa. Cuanto más se cierra, más peligro. Cuanto más se abre, más seguridad”.
Lamenta que muchos niños vivan sin la posibilidad de elegir un compañero para jugar, a pesar de que un día deberán elegir un compañero para toda la vida, y no sabrán cómo hacerlo. “Los pequeños están obligados a jugar con los compañeros, con los hijos de los amigos paternos o con los compañeros de las actividades extraescolares”.
“Son las dos caras del mismo problema. Por un lado, la imposibilidad de un pequeño de vivir cerca de otros niños porque muchos son hijos únicos, una situación que les resta autonomía. Por otro, el no poder salir de casa, encontrar otros niños y elegir un compañero de juegos” colige Tonucci.