La gramática de nuestra lengua recomienda escribir hombres rana, porque en esa expresión la palabra rana, sustantivo en singular y femenino, no tiene que concordar con hombres, en plural y masculino, en razón de que “rana” no funciona en esa construcción nominal como adjetivo, como en las frases “hombres buenos”, “hombres decentes” y “hombres apuestos”, donde “buenos”, “decentes” y “apuestos” son adjetivos.
En la fórmula, “hombre rana”, la palabra “rana” funciona como una entidad que alude a la condición ágil y saltarina del batracio en cuya textura puede moverse en cualquier escenario, como fueron adiestrados los “hombres rana”.
En tal virtud, la frase “hombres rana” va referida a hombres que actúan como la rana; de igual forma podría decirse “hombres murciélago” y “hombres araña”.
El segundo término de la composición (“rana”, “murciélago”, ”araña”) no es adjetivo, sino sustantivo; en gramática, no se combinan dos sustantivos seguidos, sino un sustantivo con un adjetivo o un adjetivo con un sustantivo, el orden no importa; en esos casos no se exige la aplicación de la concordancia gramatical que debe aplicarse cuando se unen un sustantivo y un adjetivo, puesto que en este uso se trata de una combinación atípica con una concordancia ad sensu, vale decir, según el sentido. De igual manera puede decirse “abuelos coraje” y “hombres máquina”, por citar otros ejemplos.
Fuente: El Lenguaje del buen decir de Bruno Rosario Candelier