La doctora en Educación Aura Núñez señala que en los sectores de mayor pobreza las familias sufren cambios más agudos debido a que una gran cantidad de niños y jóvenes no han visto trabajar a sus padres, por lo menos con regularidad, lo que ha cambiado la vieja idea de padre proveedor material y madre proveedora de afecto.
Establece que a pesar de que estos fenómenos se dan en el conjunto de la sociedad, son más frecuentes en los sectores más vulnerables, y agrega que tienen una incidencia nefasta en las relaciones escuela-enseñanza-aprendizaje-familia, negándose en el proceso el clima moral y afectivo que debe predominar en una familia estructurada.
La afirmación es parte de un estudio que establece que la enseñanza ya no se circunscribe al escenario de la escuela, sus docentes, alumnos y padres, sino que se abre al espacio público local, incluyendo como agentes de enseñanza y aprendizaje a las familias, iglesias, clubes, juntas de vecinos, bibliotecas y organizaciones productivas, con el objetivo de construir un proyecto educativo y cultural que parta de las necesidades y posibilidades de la comunidad.
Aura Núñez parte de que la familia es la primera institución social del niño, por lo que es considerada determinante en su desarrollo.
Al precisar que la vida cotidiana del hogar es el marco en el cual se aprenden los primeros comportamientos interpersonales, dijo que los padres, los hermanos y otros adultos significativos cumplen el rol de ser los primeros modelos, fundamentales en la formación socio afectiva, en tanto dispensan guías de comportamiento y vinculación emocional, sistemas de creencias y valores por medio de sus prácticas y discursos.
Asimismo explica que si el hogar es un pilar fundamental para la formación socio afectiva y moral de sus miembros, lo es también para su desarrollo académico. En su estudio la doctora Núñez reta a los padres que están verdaderamente comprometidos con la educación de los hijos, a enfrentar el desafío de establecer vínculos reales con la escuela.
El estudio concluye con la exhortación de que, “Si los padres se involucran directamente en las actividades escolares de sus hijos, serán padres más motivados a colaborar con los proyectos que emprenda la escuela, y estarán atentos al comportamiento de sus hijos, por otro lado estos serán más exitosos, mejorará el clima escolar, serán alumnos más disciplinados, más motivados, tendrá un sentimiento de pertenencia a su entorno, mayor rendimiento escolar y en consecuencia serán mejores alumnos, mejores hijos y mejores ciudadanos” asegura.
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