El Uturuncu, situado a unos 6.000 metros de altura en el sur de Bolivia, es un volcán inactivo pero no extinto. La última erupción ocurrió hace miles de años, pero el volcán sigue emitiendo fumarolas y podría despertar en cualquier momento.
El Vesubio estaba dormido hasta que estalló repentinamente en el año 79 d.C., sepultando la ciudad de Pompeya y conservándola para la posteridad. Hay volcanes que permanecen en estado de letargo, emitiendo fumarolas. El volcán Uturuncu, en el sur de Bolivia, es uno de ellos.
“El Altiplano de Bolivia ha sido un extenso lugar de actividad volcánica durante los últimos diez millones de años, aunque actualmente ahí no hay volcanes activos”, dice Jon Blundy, petrólogo de la Universidad de Bristol. Un volcán es un misterio y no hay ningún método totalmente seguro para predecir una erupción. Investigadores de diferentes países han analizado la conductividad eléctrica (el grado de circulación de la corriente eléctrica a través de un material) subyacente en el Altiplano andino. Y bajo el cerro Uturuncu han detectado una “anomalía”, la misma palabra que utilizan los investigadores que buscan espacios vacíos dentro de las pirámides.
“El Altiplano está asentado sobre un gran anomalía geofísica a una profundidad de 15 kilómetros por debajo de la superficie terrestre”, explica Blundy. Los científicos afirman haber descubierto un enorme lago magmático, cuyo lecho rocoso está a unos 970°C de temperatura, bajo el volcán Uturuncu, según ha informado hoy la Universidad de Bristol. El artículo científico ha sido publicado en Earth and Planetary Science Letters.
Los científicos han medido la conductividad eléctrica de la roca parcialmente fundida y han concluido que debe de haber entre un 8 y un 10% de agua en el silicato fundido. “El silicato fundido sólo puede disolver el agua a una alta presión; a una baja presión el agua sale de la solución y se forman burbujas. Y esas burbujas pueden desencadenar erupciones volcánicas”, asegura Blundy. “El 8-10% de agua disuelta en la región que presenta una anomalía masiva es equivalente al agua que se encuentra en algunos de los lagos de agua dulce de Norteamérica”, agrega. Los investigadores esperan comprender mejor la relación entre el agua y las erupciones volcánicas para poder perfeccionar los sistemas de predicción.
Fuente: National Geographic España