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Cómo la disciplina positiva mejora la actitud de tus hijos

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Si quieres que tu hijo o hija cambie su actitud, cambia la tuya como madre o padre. Escucha, entiende y acepta.

Una forma sencilla y amena de descubrir en qué consiste la disciplina positiva. En la educación de los niños y niñas se ha empleado tradicionalmente la disciplina punitiva, basada en el castigo, la cual provoca efectos negativos (resentimiento, venganza, rebelión y reducción de la autoestima). En contraposición, proponemos una alternativa que se basa en el respeto, la implicación del niño/a  fomentando su autocontrol y autoestima, haciendo de ellos personas responsables y respetuosas.

 Pautas para educar con disciplina positiva

 Este es un extracto del libro “Disciplina Positiva” de Jane Nelsen.

1- Asegúrate que el niño recibe el mensaje de amor y respeto. El niño con mal comportamiento es el que más necesita oír que se le quiere.

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2- Permite al niño desarrollar percepciones de que es significante y aceptado. A través de las reuniones familiares y de clase se puede ayudar a los niños a que descubran sus capacidades y se valoren.

3- No hagas cosas por los niños que puedan hacer solos. Así les ayudarás a ser más capaces.

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4- Formula preguntas del tipo “qué” y “cómo”. Por ejemplo. ¿Qué ha ocurrido?, ¿Cómo te sientes con lo que ha pasado?, ¿Qué has aprendido con esto?, ¿Cómo puedes utilizarlo para la próxima vez?

5- Formula preguntas de curiosidad. Hacer preguntas para que el niño observe sus propios sentimientos.

6- Implica a los niños en las soluciones. Así el niño aprenderá a solucionar problemas y se animará a participar en las soluciones diseñadas.

7- Celebra reuniones familiares o de clase con regularidad. En ellas los niños aprenden a solucionar conflictos y problemas y a ayudarse los unos a los otros.

8- Resuelve los problemas en parejas. Deja a dos niños que hayan tenido un problema o una pelea resolver ellos solos el conflicto, con estas normas: no echarse la culpa y centrarse en las soluciones.

9- Marca líneas de resolución de problemas: Los pasos a seguir ante un conflicto serían: no responder a la provocación, dialogar con respeto sobre lo sucedido, elegir una solución consensuada, pedir ayuda si no se encuentra solución.

10- Establece rutinas con los niños. Si conjuntamente con el niño se establecen los pasos de cualquier actividad (por ejemplo, la hora de acostarse) el niño tendrá más voluntad de llevarlo a la práctica sin problemas ya que ha participado en su diseño.

11- Ofrece opciones limitadas. Cuando proponemos opciones (por ejemplo: ¿Quieres bañarte antes o después de hacer los deberes?) damos al niño la libertad de elegir, lo que le motivará a actuar.

12- Reorienta el poder. Dejar que los niños participen y ayuden les permite también ejercer poder, no solo obedecer.

13- Di: “Me doy cuenta”. Si ves que el niño no ha hecho algo, por ejemplo: recoger los juguetes, es mejor decir: “Me doy cuenta de que no has recogido tus juguetes”, en vez de “¿Has recogido tus juguetes?”.

14- Céntrate en las soluciones. Proponer a los niños que planteen soluciones a los problemas o dificultades cotidianas: “¿Cómo podríamos solucionar las discusiones sobre la hora de salir de la bañera?.

15- Crear una rueda de opciones. A la hora de encontrar soluciones a los problemas se le pueden ofrecer diferentes opciones y que el elija.

16- Utiliza las emociones honestamente. Hablar sobre las propias emociones y sentimientos es un buen ejemplo para los niños. Una fórmula adecuada sería: “Me siento___________ cuando___________, porque__________, y me gustaría___________”.

17- Enseña las diferencias entre lo que los niños sienten y lo que hacen. Hay que dejar que los niños expresen sus sentimientos (esos son reales y no debemos negarlos), aunque desaprobemos su conducta (esta sí se puede evitar o corregir). Por ejemplo, ante un ataque de celos entendemos los sentimientos, pero evitamos que el niño pegue a su hermano.

18- Asume las responsabilidades que tienes en el conflicto. Si aceptamos nuestra parte de culpa en el conflicto, facilitamos igualmente que el niño asuma su parte de culpa.

19- Dale un cronómetro. Un cronómetro puede ayudar al niño a decidir cuándo empezar con los deberes o cuándo apagar la televisión.

20- Adéntrate en el mundo de los niños. Preguntarse qué hay detrás de la conducta de los niños.

21- Escúchale reflexivamente: A la hora de escuchar es bueno parafrasear las palabras del niño.

22- Escucharles activamente: En la escucha activa, escuchamos los sentimientos escondidos entre las palabras haciéndole ver que entendemos sus sentimientos.

23- Supervisa, supervisa, supervisa. Es una herramienta necesaria sobre todo para niños más pequeños

24- Distrae y/o reorienta: En vez de prohibirles hacer algo es preferible decirles u orientarles sobre lo que pueden hacer.

25- Utiliza las 4 R para recuperarse de los errores: Reconocer que se ha cometido un error, Responsabilizarse de lo que se ha hecho mal, Reconciliarse (pidiendo perdón) y Resolver (buscar una solución conjuntamente).

26- Mantente al margen de las peleas. Es una herramienta inicial para abordar las peleas  ya que uno de los principales motivos de éstas es involucrar a los padres.

27- Pon a todos los niños en el mismo barco. No dar la razón a ninguno de los contendientes de una pelea (aunque se esté seguro de quién es el culpable). La solución al problema la han de encontrar entre los dos.

28- Tómate un tiempo para enseñar. Una herramienta muy útil es la de enseñar a los niños a hacer juegos de rol.

29- Decide lo que vas a hacer. Es bueno decidir cómo se va a comportar uno ante un conflicto y hacérselo saber al niño. Por ejemplo, aparcar y dejar de conducir si los niños se pelean en el coche.

30- Sigue hasta el final. Hay que ser amable pero firmes y llegar hasta el final en el uso de las estrategias positivas.

31- Menos es más. Cuanto menos se hable más eficaz se es. Hay que dejar que las acciones hablen más alto que las palabras.

32- Utiliza señales no verbales. El uso de señales no verbales (p. ej.: un vaso bocabajo en la mesa indicaría que hay que lavarse las manos antes de comer), sobre todo si participan los niños en su elección, puede aumentar la motivación para realizar las tareas cotidianas.

33- Di:” Cuando……, entonces“. Es más eficaz decir: “Tan pronto como acabes los deberes verás la TV”, que “Si acabas los deberes, verás la TV”.

34- Enseña consecuencias naturales. Es bueno que el niño experimente las consecuencias  naturales de sus actos. Una consecuencia natural es algo que sucede debido a lo que el niño ha elegido, sin que el adulto haya hecho nada.

35– Enseña consecuencias lógicas. Para que una consecuencia lógica no sea un castigo  deben cumplirse las 3 R: Las consecuencias lógicas deben ser Relativas (deben estar relacionadas con el comportamiento), Respetuosas (deben aplicarse sin cólera, fuerza ni humillación) y Razonables (deben parecer razonables al adulto y al niño).

36- Anima en lugar de dar recompensas o elogios. Animar a los niños les lleva a la autoconfianza mientras que elogiar les hace dependientes de los demás.

37- Las pagas no se relacionan con las tareas. Las pagas se deben dar sin relacionarlas con las tareas.

38- Haz que los niños se impliquen en las tareas domésticas. Los niños deben participar en las tareas de la casa y una buena manera de planificarlas es en las reuniones familiares.

39- Abrázale. Esto puede por sí solo cambiar la actitud tanto del padre como del hijo.

40- Dedícale tiempo. Dedicar todos los días unos minutos extra hace que los niños se sientan aceptados e importantes y les permite compartir experiencias y sentimientos.

Bases de la Disciplina Positiva
  • Colaboración.
  • Responsabilidad y Autonomía.
  • Cariño y comprensión.
  • Comprensión por parte del pequeño de las normas.
  • Implicación de los niños y niñas.
  • Libertad de actuación.
  • Desarrollo sano y feliz.

Fuente: Muhimu

 

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