“Nuestra esperanza es que Muerte por mil cortes logre desacreditar explicaciones simplistas sobre la deforestación, que corren el riesgo de aumentar la xenofobia e inflamar aún más las tensiones a lo largo de la frontera”
En Muerte por mil cortes, Eligio Eloy Vargas, alias Melaneo, un guardia forestal dominicano del Parque Nacional Sierra de Bahoruco, es encontrado brutalmente asesinado a machete. Melaneo se supone que estaba de patrulla, investigando la producción ilegal de carbón de los haitianos que trabajan dentro de los bosques dominicanos protegidos. Este asesinato se convierte en la metáfora de la creciente tensión entre Haití y la República Dominicana sobre la explotación ilícita del carbón de leña y la deforestación a gran escala. Hablamos con los directores de la película, Jake Kheel, quien es también vicepresidente de la Fundación Grupo Puntacana, y Juan Mejía, galardonado director de cine y nos explicaron, que tal y como sucede con tantas luchas globales por los recursos naturales, la lucha por la supervivencia lleva a la búsqueda de chivos expiatorios, xenofobia y enfrentamientos entre comunidades. Muerte por mil cortes se presentará en varios escenarios y ciudads del país durante la Muestra de Cine Medioambiental Dominicana (www.dreff.org) entre el 13 y el 18 de septiembre.
¿Qué fue lo que les motivó a utilizar el medio del cine para hablar de las repercusiones sociales, económicas y medioambientales del comercio ilegal de carbón vegetal?
La isla de La Española, compartida por dos países, tiene una historia fascinante y representa un caso único, tanto en las consecuencias de la gestión de los recursos naturales como en la desigualdad económica. Iniciamos este proyecto con la idea de que los complejos desafíos que enfrenta esta isla y la amenaza real de conflicto podría ser una advertencia que se aplique a muchos países, no sólo República Dominicana y Haití.
Desde el comienzo del proyecto, nos pareció que una narrativa convincente y una cinematografía espectacular serían cruciales para producir una película eficaz sobre el medio ambiente. Como decía nuestro productor, Ben Selkow, queremos trabajar desde lo “personal a lo polémico”. Queríamos evitar decirle al público qué pensar, y mas bien guiarle a través de un viaje visualmente atractivo y cautivador por los desafíos sociales y ambientales complejos y hacerle llegar a sus propias conclusiones.
¿Cómo se sintió Jake acerca de convertirse en director de cine para este proyecto en particular y Juan asumir la codirección?
Jake: Mi carrera y pasión es la protección del medio ambiente. Mi participación como cineasta comenzó con Muerte por mil cortes, porque reconocí que una buena narrativa es un vehículo importante para crear conciencia acerca de los problemas sociales y ambientales complejas y que una película bien hecha podría ser una herramienta poderosa para crear un cambio positivo. Estaba entusiasmado con la posibilidad de aprender nuevas habilidades como realizador de películas para tratar de impactar en temas ambientales.
Juan: Recibí mis primeros grados en Antropología y mis estudios se centraron en cómo ampliar el impacto de mi trabajo más allá de la academia. Como activista y como académico reconocí el poder del cine como una herramienta poderosa para comunicar y denunciar lo que estaba viendo día tras día. Los documentales fueron la progresión natural para ser capaz de contar historias complejas a un público más amplio. En los últimos 15 años he producido una serie de documentales centrados en torno a cuestiones de desplazamiento forzado, la autonomía étnica, la violencia del Estado, y la pugna por los recursos naturales.
En su opinión, ¿cuál es el principal motor que impulsa del comercio ilegal de carbón?
Antes que nada, hay una intensa demanda de carbón vegetal en Haití ya que actualmente no existe una fuente de combustible alternativa para cocinar a gran escala. Con poco bosque propio para producir carbón vegetal, Haití depende cada vez más en el carbón vegetal producido ilegalmente en los bosques dominicanos.
La demanda en Haití se ve agravada por la poca aplicación de las leyes ambientales en ambos países y la complicidad de las autoridades locales y nacionales en ambos lados. La pobreza extrema en la frontera y la falta de alternativas obliga a los individuos a producir carbón como su principal medio de vida.
¿Qué impacto ha tenido esta comercialización sobre los índices de deforestación, tanto en la República Dominicana como en Haití? ¿De qué manera ha afectado esto al medio ambiente y a la economía local?
Como documentamos en la película y numerosos expertos en medio ambiente pueden dar fe, los bosques dominicanos que quedan, muy especialmente las áreas protegidas, son cada vez más degradados debido a la producción de carbón vegetal, la agricultura y la mala gestión. La República Dominicana cuenta con algunos de los hábitats más singulares y de mayor biodiversidad no sólo en el Caribe sino en el mundo, y estos ecosistemas irremplazables están desapareciendo rápidamente.
Sin embargo, cuando hablamos de la cubierta forestal, la calidad del bosque es quizás mucho más importante que la cantidad de la selva. Debemos dar prioridad a la protección de los originales y biológicamente diversos bosques intactos de alto valor ecológico y no simplemente utilizar porcentajes genéricos de la cubierta forestal. Mientras que los funcionarios del gobierno dominicano a menudo citan el aumento de la cubierta forestal como un logro importante del país, estos números pueden ser bastante engañosos. Muchas de las áreas “reforestadas” citadas son plantaciones, pastos degradados y bosques compuestos por especies invasoras de poco valor ecológico para la flora, la fauna o agua.
¿Cuál fue la mejor lección que aprendieron de este proyecto?
La mejor lección que hemos aprendido es que el proyecto no termina al finalizar la película. El objetivo de Muerte por mil cortes es utilizar la película para crear conciencia de los riesgos de la deforestación, la desigualdad y los conflictos entre los dos países. Creemos que hemos tenido éxito en presentar una imagen mucho más compleja y precisa de la situación ambiental y social a lo largo de la frontera, lo que vemos que genera un entendimiento más profundo del tema. Si bien estamos muy orgullosos de la película y también de los premios que ha recibido (Gran Premio del Jurado al Mejor Documental en el Festival de Cine Internacional de Seattle), al final vamos a medir el éxito de la película en su capacidad para crear un impacto real en la isla de la Española.
¿De qué manera ven que avanzará este problema en los próximos años? ¿Qué solución propondrían?
Nuestra esperanza es que Muerte por mil cortes logre desacreditar explicaciones simplistas sobre la deforestación, que corren el riesgo de aumentar la xenofobia e inflamar aún más las tensiones a lo largo de la frontera. Mientras que sí nos propusimos transmitir que existe una situación compleja y urgente y un verdadero potencial para conflictos por los recursos naturales, también queremos asegurarnos de que la gente entienda que todavía hay tiempo para hacer un cambio.
Esperamos que la película genere interés e inquietud sobre el posible conflicto sobre los recursos naturales, pero también estamos desarrollando una campaña de difusión y llamadas a la acción para que las personas se sientan capaces de actuar. La película servirá para involucrar a la gente y esperamos que la campaña de difusión motive a la acción. Las soluciones son variadas y pueden incorporarse a diferentes escalas, pero al menos deben incluir un enfoque binacional para reducir la demanda de carbón de leña, una mayor protección de las áreas protegidas Dominicanas, alternativas de vida para los productores de carbón, y políticas de gestión forestal coherentes.
Jake Kheel: Codirector y productor de Muerte por mil cortes Jake Kheel es un líder en el campo del desarrollo sostenible. Durante más de diez años ha enfrentado diversos retos sociales y ambientales en la República Dominicana como vicepresidente de Sostenibilidad del Grupo Puntacana y vicepresidente de la Fundación Grupo Puntacana. En 2001, como estudiante de postgrado y al realizar su tesis de maestría, Kheel vivió en primera persona la implacable deforestación en la Sierra de Bahoruco y el potencial conflicto entre los vecinos de Haití y la República Dominicana sobre este parque nacional único. Así comenzó un interés, durante casi dos décadas, por la Sierra de Bahoruco y su deterioro constante, que finalmente le llevó a concebir Muerte por mil cortes. Kheel tiene una maestría en Gestión Ambiental de la Universidad de Cornell y una licenciatura en Literatura Española y Latinoamericana de la Universidad de Wesleyan.
Juan Mejía Botero es un director de cine galardonado con más de 15 años de experiencia en largometrajes y cortometrajes documentales. Su trabajo se ha centrado principalmente en los abusos de los derechos humanos y las luchas por la justicia social alrededor del mundo. Ha trabajado extensamen – te en América Latina y el Caribe. donde ha dirigido varias películas en materia de desplazamiento forzado, autonomía étnica, violencia estatal y la competencia por los recursos naturales, que han tenido amplia repercusión en el circuito de festivales y también en la televisión. Uprooted ganó varios pre mios y fue estrenado en PBS. Su largometraje documental The Battle for Land fue el ganador de una beca de producción del Fondo para el Cine del Ministerio Colombiano de Cultura y una beca de postproducción del Tribeca Film Institute.
A continuación les compartimos el trailer de esta película: