No hace ruido, no siente dolor y tiene la suerte de no necesitar hacer dieta (un 60 por ciento de su masa es grasa). A pesar de estas características, dignas de cualquier sedentario, el cerebro es nuestro órgano principal.
En la magnitud de trabajo se nutre del 20 por ciento de la sangre y el oxígeno que circula dentro nuestro; puede interpretar imágenes en apenas 13 milisegundos; y genera la energía suficiente como para encender una lámpara de entre 10 y 23 watts. Está a cargo, nada más y nada menos, de interpretar experiencias y sensaciones tanto internas como externas; almacenar datos y conceptos bajo ese espacio que conocemos como memoria; regular el sueño; regentear nuestras expresiones creativas… la lista de tareas es infinita. Pero, con todo esto a cargo, es válido preguntarse: ¿cuán vulnerable es? El cerebro puede resistir ciertos golpes -aunque, a largo plazo, las consecuencias pueden ser muy graves-, pero también puede verse superado por aspectos menos tangibles. No, no hablamos del efecto que pueden tener la inactividad física o el avasallamiento de la tecnología: hablamos de las técnicas de control mental.
Esto es lo que demostrarán Alexis Conran, Liv Boeree, Lewis Le Val y Pete Wardell en The Mind Control Freaks, el programa que estrenará Discovery este mes en Argentina y Colombia. Una producción en la que se dan cita la ciencia, la psicología y el engaño a través de trucos que utilizarán estos especialistas para tomar el control de la mente de diversos participantes.
¿Quieres conocer algunas de sus técnicas? A continuación te las detallamos.
Hipnosis
Quizá esta sea una de las técnicas más conocidas. Puede que muchos la relacionen con péndulos y sujetos que quedan en trance con los ojos desorbitados, pero, en realidad, se trata de otra cosa. A la carga contra estos preconceptos, la American Psychological Association define a la hipnosis como una interacción en la que un participante responde a las sugestiones que realiza el hipnotizador.
Quien está a cargo de esto no es ningún brujo ni personaje siniestro, sino que se trata de una persona que hace las veces de guía para que el paciente llegue a este estado. Lejos de experimentar un momento somnoliento, el hipnotizado se muestra particularmente atento, concentrado y con una gran sensibilidad sensorial.
[av_image src=’http://planlea.listindiario.com/wp-content/uploads/2016/09/Tecnicas2-300×169.jpg’ attachment=’4485′ attachment_size=’medium’ align=’center’ styling=” hover=” link=” target=” caption=’yes’ font_size=” appearance=’on-hover’ overlay_opacity=’0.4′ overlay_color=’#000000′ overlay_text_color=’#ffffff’ animation=’no-animation’ custom_class=” av_uid=’av-3iqfat’]
©André Brouillet/Wikimedia Commons
[/av_image]
Los efectos varían de acuerdo a la persona. Algunos experimentan una gran sensación de calma y se mantienen enfocados pero ‘desconectados‘ de su entorno, mientras que otros pueden mantener conversaciones con otras personas. Una de las mayores muestras del alcance que tiene la hipnosis la dio Ernest Hilgard cuando, con un estudio realizado en 1986, demostró que la técnica puede reducir la percepción del dolor físico.
En lo que respecta a los usos prácticos, esta técnica de control mental puede servir para tratar dolores crónicos, deficiencias de atención y reducir los síntomas de la demencia senil o, en este caso, la realización de actos de ilusionismo.
Presión grupal
Uno puede sentirse afectado o motivado por influencias esporádicas, que casi siempre son inubicables y, en realidad, sirven para ahorrarnos tomas de decisiones o tiempo de pensamiento. Ahora, ¿qué pasa cuando es un contingente identificado el que busca moldear nuestra percepción?
Se conoce con el nombre de presión grupal al efecto que ejerce el entorno y que, en determinadas ocasiones, predispone las actitudes, valores y comportamientos para que se ajusten a ciertas normas implícitas. Puede sonar muy metódico o preparado, pero se trata de un proceso que ocurre desde edades muy tempranas: los casos comienzan a darse desde que los niños perciben el entorno y las respuestas que pueden generar sus comportamientos.
Los ejemplos más concretos de presión grupal en adultos ocurren en protestas o actos políticos, en donde se despiertan acciones y comportamientos irracionales o en eventos deportivos, que pueden contar con la euforia necesaria para que los gritos lleguen a niveles nocivos para el oído. También puede servir para condicionar a un sujeto: por ejemplo, si se para al sujeto frente a un grupo de personas asustadas o que creen ver algo inexistente, lo más seguro es que aquél comience a compartir lo experimentado por dichas personas. Espera y verás cómo utilizan esta técnica los especialistas de The Mind Control Freaks.
Obediencia a la autoridad
“Anoten lo que voy a dictar”: esta puede ser una típica frase de un maestro en plena clase. A menos que haya algún rebelde suelto en el aula, la respuesta natural de los alumnos es disponerse a copiar los enunciados que provengan desde la voz del tutor. No hay un pedido, no hay una súplica: hay instrucciones -en este caso, las del maestro- y hay una respuesta ante estos comandos. Un claro y cotidiano ejemplo de obediencia a la autoridad.
[av_image src=’http://planlea.listindiario.com/wp-content/uploads/2016/09/Tecnicas3-1-300×169.jpg’ attachment=’4487′ attachment_size=’medium’ align=’center’ styling=” hover=” link=” target=” caption=’yes’ font_size=” appearance=’on-hover’ overlay_opacity=’0.4′ overlay_color=’#000000′ overlay_text_color=’#ffffff’ animation=’no-animation’ custom_class=” av_uid=’av-1yq6f9′]
©starmanseries/Creative Commons
[/av_image]
La obediencia se da cuando una persona actúa de acuerdo al deseo de una figura de autoridad que, en la mayoría de los casos, debe reconocer como legítima. Este proceso es posible gracias a que existe cierta distinción, implícita o explícita, de poder o estatus. No se trata de una proceso violento, sino que ambas partes -quien solicita algo y quien lo hace- reconozcan el lugar que les toca ocupar.
La obediencia humana fue una conducta muy analizada luego de la Segunda Guerra Mundial. Adolf Eichmann, quien “obedeció las órdenes de sus superiores” y estuvo a cargo de la logística para que murieran millones de personas durante el Holocausto, fue un personaje sobre el que muchos especialistas reflexionaron. De él partió, por ejemplo, Stanley Milgram para desarrollar uno de los experimentos más logrados en la historia de la psicología -comenzó en 1963 y finalizó en 1974- en el que concluyó que las personas tienden a obedecer a la autoridad reconocida, aunque los pedidos tengan que ver con interrumpir la vida de otras personas. Se trata de un ejemplo bastante extremo, pero demuestra que la mente de una persona es capaz de ejecutar o sentir de acuerdo al deseo de un superior (que bien puede ser un mago).
Ya lo sabes: si quieres ver cómo cuatro especialistas utilizan estas técnicas para vencer la resistencia mental de los participantes de su show, agenda en tu cerebro el estreno de The Mind Control Freak este mes en Discovery.
¿Alguna vez experimentaste con estas técnicas de control mental?
Fuente: Discovery en español