Mary Beth Albright
Y tú pensabas que el iPad era sólo una herramienta para cocinar y comer lo que siempre te ha gustado.
Ahora los estudios muestran el poder de una tableta para cambiar paladares, al ampliar las opciones alimenticias que las personas están dispuestas a probar.
Cuando los consumidores usamos tecnología para asuntos relacionados con la comida, simplemente la posibilidad de que probemos nuevos sabores crece.
La tienda de conveniencia Sheetz dio a conocer el café espresso en zonas donde éste no era conocido, y los clientes no lo estaban comprando. La compañía presentó entonces las nuevas bebidas de una manera más vistosa, en pantallas electrónica de pedidos, con descripciones que hacían la bebida más familiar y deseable. También usó palabras que exhibían el café como especial, aunque lo desmitificaban, y, como cualquier padre que se ha empeñado en que un niño coma brócoli, llamándolo “arbolito”, tomó en cuenta que el nombre cuenta.
En México y en EUA, las autoridades han abordado el tema de refrigerios escolares saludables.
La misma señora Michelle Obama ha dicho: “Cuando ponemos mucha creatividad y energía en la comercialización de alimentos saludables, así como lo hacemos con la comida chatarra, los niños realmente se entusiasman por esos productos benéficos”. La sabiduría convencional afirma que el problema es el dinero; las campañas de salud simplemente no tienen los recursos necesarios para invertir en publicidad-.
Pero el simple experimento de Sheetz revela que al usar tabletas, las descripciones pueden cambiarse fácilmente, de manera que se pueden descubrir las palabras que fomentan la alimentación saludable.
En el caso de los niños, pueden crearse unas cuantas descripciones fabulosas. En cuando a los adultos, podrían crearse varios menús de consumo personal, para ver cuál en el transcurso del año añade más vegetales a la dieta.
Algo más para recordar: Sheetz se encargó de ponerle nombre a las bebidas espresso, y los nombres importan.
El muy interesante libro de Brian Wansink, Mindless Eating, describe una investigación en la que un “pudín de chocolate hecho en casa de la abuela” generaba la expectativa de ser más sabroso que un simple “pudín de chocolate”.
Las tabletas permiten a las empresas alternar descripciones para ver cuáles palabras venden mejor un producto como el pudín, y las escuelas pueden hacerlo también. En la investigación de 2012, Wansink mostró que cuando zanahorias eran etiquetadas como “Zanahorias para una visión de rayos X”, 66% de las ellas eran consumidas. en comparación con el 32% de cuando la etiqueta simplemente decía “Comida del día”. En una escuela, el consumo de vegetales a los que se les asignó un nombre atractivo aumentó 99%.
La sola colocación de ensaladas o pizzas de verduras en la parte superior de una pantalla podría animar a las personas a consumir más vegetales. Y debido a que las tabletas permiten a los vendedores monitorear fácilmente la efectividad de las descripciones, la retroalimentación inmediata permite a su vez cambios rápidos para promover la alimentación saludable.
La desventaja es que ordenar en línea a menudo da como resultado el consumo de cantidades de alimentos mayor que el que se registra con los pedidos tradicionales, debido a que el comensal puede ver todo el menú a la vez en una pantalla, incluso productos que quizá de otra manera no consideraría.
Pero, si ese hecho puede ser utilizado en conjunto con adjetivos atractivos para provocar un mayor consumo de vegetales, el panorama no es tan malo… simplemente usar un iPad puede cambiar la manera en que comes.
Fuente: National Geographic en Español