Antonio Utate
Sin duda alguna, los actos indelicados que han realizado últimamente los adolescentes en los diferentes espacios públicos y privados, se pueden calificar de aislados, por haber pocas estadísticas relacionadas a estos casos.
El uso de drogas, hookah, práctica de sexo, exhibición de la bandera nacional, en jóvenes semidesnudos, vociferación de palabras obscenas a los Padres de la Patria, entre otros, constituyen una afrenta y un rotundo rechazo por ir en contra del buen comportamiento y sano convivir en la sociedad.
Lo peor de todo es como se graban estas acciones inmorales, para luego publicarlas en las redes sociales y hasta se convierten las mismas en virales. Estas prácticas bochornosas ante la vista de niños y adolescentes tienen necesariamente que hacer reflexionar a los adultos, principalmente a padres y a madres, así como a líderes y autoridades, con la finalidad de que se busquen alternativas para atacar más las causas que las consecuencias.
A todo lo anterior, reflexiono y estoy muy de acuerdo con Frederick Douglas cuando dice “es más fácil criar niños fuertes, antes que reparar hombres rotos”. Esto por aquello de que padres y madres no son los que procrean, sino los que cumplen con su verdadero rol de educadores en principios, valores, buenos modales y cortesía, previo a haber cumplido con techo, vestido, alimento, amor, afectos y recreación, entre otros.
Ante las acciones negativas que cometen los adolescentes, ¿qué les beneficiará más?, el castigo severo aplicado a los autores o la constante ayuda psicológica y el involucramiento en actividades sociales?
Es muy delicado referirse específicamente al factor que podría ser causante de estas acciones inadecuadas y que llevan a cabo adolescentes de ambos sexos en los últimos tiempos. Pienso que las causas son multifactoriales, entre las que se encuentran falta de educación en las casas donde viven, las acciones incorrectas que se realizan en presencia de los hijos, la irresponsabilidad de los procreadores, el contenido de algunos programas de radio, televisión, imágenes en revistas, revistas porno y los videos a los que tienen acceso con mucha facilidad por internet, celular, los niños y adolescentes.
Observado lo anterior, es que nos auto preguntamos ¿cómo, dónde, cuándo y quiénes serán los responsables de que niños y adolescentes realicen todo tipo de acción que riñe con el pudor público y el buen convivir en una sociedad, supuestamente, como en la que vivimos?
Es bueno reiterar que es en el hogar donde se educa a los hijos e hijas.