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La violencia de género: poder y control

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La violencia es el uso del poder que permite al agresor apropiarse de la mujer y considerarla su objeto de control.

Soraya Lara
Especial para Plan LEA
Santo Domingo

Actualmente, todos se preguntan qué está pasando que, tanto  las denuncias por violencia  de género, como los feminicidios han aumentado.  Habría que pensar  en dos posibles razones. Primera, que la mujer ha reconocido que es violentada por su pareja y qué tipo de violencia padece.

Reconoce que es un delito  y que, por lo tanto, puede dirigirse a las autoridades para en definitiva, denunciar a su pareja. Segunda, al ella decidir no continuar con la relación y no tolerar los malos tratos ni los episodios de violencia, consecuentemente, se expone a mayor riesgo de ser violentada cruelmente o ser víctima de feminicidio.

Su vida estará en mayor riesgo, si el agresor presenta las siguientes características:

a) elevado nivel de aislamiento social; b) historial de maltrato, con aumento de los incidentes violentos y la gravedad de estos; c) armas de fuego o blancas en el hogar o fácil acceso a ellas; d) amenazas de muerte; e) incremento del uso de alcohol u otras drogas; f) intento de suicidio o impulsividad; g) celos patológicos o control obsesivo; h) resistencia a la separación, entre otros.

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Uso de estrategias de control

La violencia no es una enfermedad. Es, más bien, el uso del poder mediante estrategias que permiten al agresor apropiarse de la mujer y considerarla su objeto de control. Busca apropiarse de su cuerpo, su tiempo, su sexualidad, su movimiento y su trabajo.  El primer golpe es suficiente para infundir miedo y hacerle saber quién tiene la autoridad en la relación. Si la agrede y le deja marca, esta servirá para recordar a la víctima quién ejerce el control y el poder. Deja la huella del miedo. Lo que es suficiente para inmovilizarla. El control del cuerpo de la mujer se manifiesta fiscalizando la forma de vestir, los colores o diseños, no pintarse las uñas, los labios o maquillarse. Tiene que peinarse  o mantener el corte de pelo que él considere. Respecto al tiempo, ella no puede estar lejos de su presencia. Tiene que estar pendiente a sus demandas. Si trabaja, controla su tiempo, hora de regreso a la casa. La llama constantemente al trabajo o se le aparece de sorpresa, con el fin de controlar sus espacios. Si comparte con sus amistades la llama insistentemente, la obliga a darle detalles de toda la actividad. No acepta que  participe de las actividades familiares,  sociales, religiosas o profesionales. Si lo hace, es bajo estrés y temor a la reacción del agresor.  La sexualidad es usada para controlarla y agredirla. Él es quien determina cuándo y cómo se tendrá la relación sexual; generalmente, le exige tener relaciones después de un episodio de violencia o ataque verbal. Busca satisfacerse sin tomar en cuenta el placer de su pareja. Si ella no desea tener sexo, la acusa de infiel, la agrede diciéndole que no lo satisface sexualmente y que buscará otra que lo haga mejor.

Generalmente, ella cede por temor a la reacción e insistencia de su verdugo.

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Restringe su autonomía, mediante críticas a sus familiares y amistades; induce a que se distancie. Si no lo hace, es violentada. Si se encuentra en un lugar público, ella no puede socializar ni intercambiar palabras; de hacerlo, la puede acusar de provocadora o de estar seduciendo a los hombres.  Aislarla es otra estrategia de control. A menor red de apoyo, mayor vulnerabilidad y riesgo de la víctima de seguir siendo violentada.

La convivencia con un marido agresor, que se apropia de la vida de la mujer, que busca despojarla de su identidad, autonomía, del control de su vida y que le provoca dolor emocional, entre otras cosas,  es lo que Leonor Walker ha denominado el síndrome de la mujer maltratada. La teoría prueba que el maltrato no es al azar, que más bien ocurre en ciclos repetitivos, compuestos por tres fases, que podrían tener un lapso de tiempo de algunos meses de duración.

(+) LOS TIPOS DE VIOLENCIA

-Violencia verbal: El agresor insulta y denigra a la víctima. La ofende criticándole su cuerpo, le pone nombres descalificantes, la llama “loca” comienza a amenazarla con agresión física, con homicidio o con su suicidio. -Violencia física: La toma del brazo y se lo aprieta, a veces finge estar “jugando” para pellizcarla, producirle moretones, tirar de los cabellos, empujarla. Le da una bofetada, vienen las trompadas y patadas. -Violencia psicológica: De ella resulta que la mujer comience a temer, a no creer en sí misma, a tener vergüenza.

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